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Almidón y sacarosa

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La combinación almidón-sacarosa se ha asociado a la mayor desmineralización del esmalte; ello se debe a que la retención prolongada de azúcares derivados del almidón en la biopelícula dental permite que el efecto de otros azúcares también pueda prolongarse y hacer que el almidón resulte co-cariogénico (Ribeiro et al., 2005).

Asimismo, el grado de desmineralización se asoció a la frecuencia de consumo; por lo tanto, el principal factor de riesgo de caries es la combinación de un elevado y frecuente consumo de azúcares provenientes del almidón y sacarosa (Sheiham y James, 2014).

Teniendo en cuenta que la industria alimentaria incorpora almidones cada vez más procesados, con agregado de elevadas concentraciones de grasas, azúcares libres y de sal (por ejemplo, panes de maíz, cereales endulzados para el desayuno, pasteles y galletitas), y que su frecuencia de consumo en algunos países también ha aumentado significativamente, sería importante fomentar el consumo de alimentos saludables con contenido natural de almidón (por ejemplo, pan, papas y alimentos integrales) en reemplazo de aquellos alimentos no tan saludables.

Asimismo, la frecuencia de consumo de alimentos con alto contenido de almidón y bajo contenido de otros azúcares entre las comidas (panes, madalenas, galletas saladas, algunos cereales, pasteles, papas fritas y chips de maíz) también se asoció con mayores riesgos de caries en todas las superficies dentales, así como de fosas y fisuras (Campain et al., 2003; Marshall et al., 2005). Este comportamiento alimentario, que aumenta el riesgo de caries, también se asocia a otras enfermedades como el sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes (Li et al., 2017; Chen et al., 2018), que así compromete la salud en etapas tempranas de la vida (Araujo et al., 2019).

A diferencia de otras enfermedades crónicas asociadas a dietas de mala calidad, la caries en los niños representa una manifestación temprana de los efectos perjudiciales de consumir una dieta occidental moderna (Hancock et al., 2020). Dada esta evidencia, es importante considerar el riesgo de caries debido a alimentos que contienen almidones y otros azúcares, y particularmente aquellos que podrían no describirse necesariamente como “dulces”.

Estudios poblacionales realizados durante los años de la Segunda Guerra Mundial pusieron en evidencia la importancia de la combinación en el consumo de almidón y otros azúcares; la menor prevalencia de caries no fue el resultado de la reducción en la ingesta de sacarosa por su menor disponibilidad, sino también por la restricción en algunos países de otros carbohidratos, como, por ejemplo, la harina refinada (Moynihan et al., 2004).

Sin embargo, el consumo de alimentos que contienen almidón y otros azúcares durante las comidas se asoció con tasas bajas de caries dental (Rugg-Gunn et al., 1987; Marshall et al., 2005). Tal diferencia se debe a que cuando estos alimentos son consumidos simultáneamente durante las comidas, los componentes cariogénicos pueden ser eliminados más fácilmente de la cavidad bucal, o bien la disminución del pH de la biopelícula se podrá controlar. Por lo tanto, los alimentos procesados que contienen azúcar y almidón cuando son consumidos simultáneamente a la hora de las comidas reducirían su potencial cariogénico.

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