Читать книгу Conflicto cósmico - Elena G. de White - Страница 33
El triunfo previsto
ОглавлениеEn su calabozo, Hus previó el triunfo de la fe verdadera. En sueños vio al Papa y a los obispos desfigurando los cuadros de Cristo que él había pintado en los muros del palacio de Praga. “Esta visión lo perturbó. Pero al día siguiente volvió a soñar y entonces vio a muchos pintores ocupados en restaurar estos cuadros en mayor número y con colores más brillantes... Los pintores... rodeados por una inmensa multitud, exclamaron: ‘Ahora que vengan los papas y los obispos; nunca los volverán a desfigurar...’ ” Dijo el reformador: “La imagen de Cristo nunca será desfigurada. Han querido destruirla, pero será pintada de nuevo en todos los hogares por predicadores mucho mejores que yo”.[8]
Por última vez Hus fue traído ante el concilio, una vasta y brillante asamblea: estaban el emperador, los príncipes de todo el imperio, los delegados reales, cardenales, obispos, sacerdotes y una gran multitud.
Se le pidió que expresara su última decisión, y Hus declaró que se negaba a abjurar. Fijando su mirada en el monarca que en forma tan vergonzosa había violado la palabra empeñada, declaró: “Determiné, por mi propia y libre voluntad presentarme ante este concilio bajo la pública protección y la fe del emperador aquí presente”.[9] El bochorno cubrió la cara de Segismundo mientras los ojos de todos se fijaban en él.
Habiéndose pronunciado la sentencia, comenzó la ceremonia de degradación. De nuevo se lo exhortó a retractarse, pero Hus replicó, volviéndose hacia el pueblo: “¿Con qué cara me presentaría en el cielo? ¿Cómo miraría yo a las multitudes de hombres a quienes he predicado el evangelio puro? No; aprecio más su salvación que este pobre cuerpo, condenado ahora a la muerte”. Se le quitaron las ropas sacerdotales una por una, y cada obispo pronunciaba una maldición mientras realizaba su parte de la ceremonia. Finalmente “colocaron sobre su cabeza una gorra de papel en forma piramidal, en la cual había pintadas figuras de demonios, y con la palabra ‘archihereje’ bien clara al frente. ‘Muy gozosamente –dijo Hus– usaré esta corona de vergüenza por tu causa, oh Cristo, porque por mí llevaste la corona de espinas’ ”.[10]