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EL PASO ATRÁS DE LOS AZNAR

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La derecha española inicia el curso con dos fuertes estrategias de combate: PP-Podemos y Gobierno-Cataluña

Los Aznar dan un paso atrás ante la progresiva complicación de la política española, en la que ya no hay lugar para ambiciones dinásticas, fuera de la monarquía constitucional. Las condiciones para la competición social son cada vez más duras y las operaciones políticas de familia tendrán mayor penalización pública. En Cataluña, el intento dinástico de los Pujol ha tenido un trágico y siniestro final. Sin fuelle en las encuestas, Ana Botella renuncia a las elecciones municipales de 2015. En realidad, renuncia a encabezar una candidatura electoral por primera vez en su vida, puesto que llegó al cargo en sustitución del alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, nombrado ministro por Mariano Rajoy en diciembre de 2011.

Era hábil la operación Gallardón. Hábil a la antigua usanza. Hostigado por el ala derecha del Partido Popular, como consecuencia de sus repetidos guiños al debilitado centroizquierda madrileño y muy particularmente a su diario de referencia, Ruiz-Gallardón dio uno de esos virajes que tanto gustan a la academia clásica de la política. Cambió de órbita para intentar orientar su carrera hacia la presidencia del Gobierno.

Cedió la alcaldía de Madrid a la concejal Ana Botella, esposa de José María Aznar, mujer de recio carácter y de manifiesta ambición política. Se instaló en el Ministerio de Justicia, cambió de equipo —prescindió abruptamente de algunas de las personas más valiosas que le habían acompañado en la alcaldía de Madrid—; restauró sus puentes con la derecha de toda la vida e intentó ganarse el favor del cardenal Antonio Rouco Varela y del sector más conservador de la Iglesia católica con una dura contrarreforma de la ley del aborto, contrarreforma que el Partido Popular ahora no se atreve a aprobar. Una magnifica cabriola. «Et voilà: le nouveau Gallardón est arrivé». Un renacido candidato de la derecha madrileña para la sustitución a medio plazo de Mariano Rajoy, que podía quedar carbonizado por la gestión de la crisis económica. Estamos hablando de cartas de navegación de 2012. Cartas con algunos rumbos equivocados. Rajoy ha demostrado tener una capacidad de resistencia superior a todas las previsiones. Posee una enorme voluntad de poder y una vanidad casi clandestina.

No se exhibe. Calla. Espera. Y es implacable cuando ataca. Lo acabamos de ver el pasado verano.

El Partido Alfa de las clases medias españolas y el emergente Partido de la Ira. PP-Podemos, esta es la dinámica que viene. Estos días se ha conocido la existencia de una encuesta oficial sobre las elecciones autonómicas en Valencia que ofrece unos resultados sorprendentes: el PP muy por debajo de la mayoría absoluta, y en segunda posición Podemos, ligeramente por delante del PS-PV-PSOE. Un campo de alianzas muy difícil. Hace una semana, una encuesta referida a Andalucía colocaba a Podemos en tercer puesto, rompiendo la actual mayoría PSOE-IU. En Asturias, Podemos encabeza los sondeos. Vengo insistiendo en ello desde hace un tiempo: Podemos saja el mapa electoral español. También en Cataluña. También en la hipótesis de unas elecciones plebiscitarias en Cataluña.

Podemos es una plasmación. Este novísimo fenómeno de la política española me hace pensar en la novela Solaris del escritor polaco Stanislaw Lem, llevada al cine por Andrei Tarkovski y Steven Soderbergh, un ruso y un norteamericano, cuyas dos versiones resulta fascinante comparar. Solaris es un misterioso planeta que tiene la capacidad de materializar los deseos, los sueños, los fantasmas y las neurosis de los cosmonautas que habitan la estación espacial que lo orbita.

Solaris ha creado Podemos porque un número creciente de ciudadanos siente el deseo de golpear el sistema y no tenía con qué.

El Partido Popular ha visto que esta nueva plasmación del malestar puede desbaratar a la izquierda clásica y en estos momentos siente enormes deseos de reorganizar el combate político español a partir de una polarización directa con Podemos. La actitud del Gobierno Rajoy ante la cuestión de Cataluña desde el estallido del caso Pujol creo que no es ajena a este esquema de trabajo. Polarización, polarización, polarización.

En lo que respecta a Cataluña, veremos qué hace Solaris. Resulta del todo evidente que la corriente soberanista intercepta y agrupa muy buena parte de los deseos de protesta. Lo veremos en la gigantesca manifestación de Barcelona. Pero el soberanismo no encauza todo el malestar acumulado. No de una manera uniforme en todo el territorio de Cataluña. Podemos está tomando fuerza en Cataluña, especialmente en los municipios del área metropolitana de Barcelona. Observando las encuestas publicadas el último fin de semana por algunos diarios, la suma de Podemos e ICV podría superar en estos momentos el 20%. Atención a la variable Podemos en la gran metrópoli barcelonesa.

Volvamos ahora a Madrid. Solaris le ha hecho una jugarreta a la alcaldesa. El planeta misterioso fabricó hace un año una extraña plasmación: un excéntrico asesor de imagen norteamericano apareció en la alcaldía y le hizo interpretar a Ana Botella una escena hilarante en la ceremonia de adjudicación de los Juegos Olímpicos de 2020. El famoso «relaxing cup of café con leche». De golpe, la capital de España descubrió que estaba desnuda. La capital; no la alcaldesa. Su dinamismo y su poderío, aglutinante del consenso político y social de los últimos veinte años, se había desvanecido, transformándose en una estampa ridícula en plena crisis económica. La alcaldía de Ana Botella concluyó aquel día. La renuncia ha tardado un año en formalizarse. Los Aznar han visto cuál es la dirección en la que sopla el viento y han actuado en consecuencia. Han actuado con prudencia.

Nadie sabe cómo actuará Solaris en las elecciones municipales y autonómicas de 2015, pero todo el mundo intuye que esas elecciones vienen cargadas de trilita y de incertidumbre, según la más viva tradición de las elecciones locales en la historia política de España. Mayo de 2015 será el momento clave del curso político que ahora empieza. El código 11-9-11 es solo un fragmento — vistoso, complejo y electrizante— de la secuencia larga que conduce a mayo.

El Partido Popular intentará, tal como ha anunciado, una reforma de la ley electoral municipal, con la introducción de una segunda vuelta, abierta a los partidos que superen un determinado porcentaje, de manera que puedan ser más de dos. Estimulará todo lo que pueda la competición entre PSOE y Podemos. Establecerá puentes con UPyD para procurarse un punto de apoyo allí donde lo necesite, a la vez que contribuye a bloquear la alianza UPyD-Ciudadanos, que podría perjudicarle. Y mantendrá una fuerte tensión con el soberanismo catalán para propiciar su radicalización y fragmentación interna. Esta tensión reforzará al PP como baluarte de la estabilidad institucional y de la marca España ante sus potenciales electores. O nosotros, o el caos. Habrá pocas concesiones al consenso en los próximos meses. Después ya veremos.

Si se impone la idea de una polarización reforzada con Podemos para intentar salvar Madrid, la candidata a la alcaldía será Esperanza Aguirre Gil de Biedma, innegable plasmación del planeta Solaris.

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