Читать книгу A pesar de todo... ¡No nos falta nada! - Enrique Chaij - Страница 10

EL PE LIGRO DE AISLARSE

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Normalmente, las ovejas se mantienen cerca la una de la otra. Se llevan bien entre sí. Pero a veces una de ellas se aleja. Y sola, corre el riesgo de extraviarse y ser ataca­da por alguna fiera enemiga. Algo semejante le pasa a la persona que se aísla y se distancia de los demás. Y en su soledad, puede perder la protección del grupo y el afecto de sus allegados.

¡Cuántos cortan deliberadamente su conexión con el prójimo, pensando que de esa manera se sentirán mejor y tendrán más libertad de acción! Y los tales, ¡cuánto se equivocan! Son los hijos que se rebelan contra sus padres, y deciden alejarse de ellos. Son los amigos que una vez se ofenden, y se separan para siempre. Son los esposos que, en lugar de mejorar su convivencia, acentúan de tal modo sus desavenencias que por fin rompen su vínculo matrimo­nial.

En la mayoría de los casos, estos seres terminan distan­ciados y resentidos debido a su inmadurez y al amor pro­pio de sus corazones. Podrían haber conservado en buen estado sus lazos afectivos, pero prefirieron tomar el cami­no del enojo y del alejamiento. Son personas obstinadas, emocionalmente desvalidas. Tan necesitadas como la ove­ja extraviada, porque quedaron a merced de su propio ais­lamiento.

Pero “el Señor es mi Pastor”, declara el salmista David. Por lo tanto, no necesitamos sentirnos solos o permanecer aislados. Le pertenecemos a Alguien, quien vela por nues­tro bien, y quien nos guía con su mano. Tú y yo somos la oveja, pero el Señor es el Pastor . Mientras abundan los seres sueltos, como pequeñas islas olvidadas del mundo, tú y yo podemos sentir el amor de Dios y su fuerte brazo sustentador.

A pesar de todo... ¡No nos falta nada!

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