Читать книгу A pesar de todo... ¡No nos falta nada! - Enrique Chaij - Страница 22

VALORANDO LO QUE TENE MOS

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Con frecuencia, concentramos más nuestro pensamien­to en lo que quisiéramos tener que en lo que ya poseemos. Y así nos excedemos en nuestras ambiciones, nos sentimos insatisfechos, y perdemos la alegría de la vida. Pero sobre todo, perdemos el sentido de la gratitud hacia lo que re­cibimos cada día del Padre. Como le pasó a cierto em­pleado bancario, quien un día regresó muy desanimado a su casa.

El hombre tenía la ilusión de que lo ascenderían en su trabajo. Pero no logró el ascenso anhelado. Y al llegar a su casa, le dijo a su esposa: “Soy un fracasado. Otros han conseguido el ascenso, y yo no”. Entonces su esposa le habló comprensivamente: “Tú has logrado que una mujer te ame. Con ella has formado un buen hogar, y ambos somos felices. ¿Cómo puedes pensar que eres un fracasa­do?” Y tras estas palabras y el beso de su mujer, el hombre se sintió reanimado y agradecido.

¿Solemos valorar lo que tenemos, aunque no sea una gran abundancia material? La salud, el trabajo, la fa­milia, el alimento y el amor que recibimos cada día de Dios, ¿despiertan gratitud en nuestro corazón? ¡Cuán importante es la virtud del contentamiento y del espíri­tu agradecido! Por eso David, a pesar de sus muchas luchas, valoraba lo que tenía, y llegó a decirse a sí mis­mo:

“¡Alaba, alma mía, al Señor; y alabe todo mi ser su santo nombre! ¡Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios!” (Salmo 103:1, 2).

Muchos suelen decir con la canción popular de Violeta Parra, “gracias a la vida, que me ha dado tanto”. Pero en realidad, ¿quién es el que nos da “tanto”? ¿Es la vida en sí misma, o es más bien el Creador y Sustentador de ella?

¿Por qué será que no siempre brota de nuestros labios la palabra de valoración y gratitud a Dios, por todo lo que él nos da? Pensemos en todo lo que tenemos. No importa que nos parezca poco. Igualmente, es bastante, ¿verdad? Y todo proviene del Padre. Parece que Violeta Parra se olvidó de reconocerlo. Porque de lo contrario no se ha­bría quitado la vida, esa misma vida que, según ella, le había dado “tanto”.

En este preciso momento, ¿te está faltando algo en par­ticular? Pídeselo al Pastor con la humildad de la oveja, y con la confianza que él te inspira. Y luego espera; que si es para tu bien, él te lo dará. De todo lo que realmente necesites, podrás decir: “Nada me faltará”.

Nada te turbe;

nada te espante;

todo se pasa;

Dios no se muda,

la paciencia todo lo alcanza.

Quien a Dios tiene,

nada le falta.

Sólo Dios basta.

–Santa Teresa de Jesús


A pesar de todo... ¡No nos falta nada!

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