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La rehabilitación que debía hacer Luigi establecía ejercicios de gimnasia estudiados a propósito para volver a habituar su físico a la vida cotidiana, después de haber permanecido inmóvil en estado de coma farmacológico durante dos semanas.

Comenzó en el hospital, en un gimnasio amueblado a tal propósito, luego prosiguió en un centro especializado después de haber sido dado de alta.

–Por fin fuera de este lugar, –dijo su hermano Mario la mañana en que los médicos le dieron la autorización para dejar el hospital, – ¿estás contento?, –preguntó, pensando en la decisión que habían tomado un poco antes: vivirían juntos durante un tiempo, hasta el completo restablecimiento de Luigi.

–Claro, significa que estoy mucho mejor.

–El director me ha dejado un folio en el que está especificado tu programa de rehabilitación. Ha dicho que estás curado, que has reaccionado bien a todo.

– ¿Y para el problema de la memoria?

–Dice que, esta falta de memoria resulta un fenómeno bastante insólito, te volverá enseguida.

–Perfecto.

–Por desgracia no consigo ayudarte a recordar: cuando me he enterado del accidente, tú ya habías sido traído rápidamente a Urgencias y, sinceramente, no me he preocupado demasiado de la dinámica. Estaba demasiado angustiado por tus condiciones de salud, –explicó Mario.

–Comprendo, –respondió Luigi.

–Quizás en los próximos días iré a informarme a la policía de carreteras para que me den más detalles, –propuso su hermano.

–Ok.

Enseguida sabré quién me ha hecho esto.

Cuando llegaron a su casa en vía Arno, en la periferia de Bologna, Mario aconsejó a su hermano que se relajase en el sofá del salón mientras él prepararía algo para comer.

Comieron algo sencillo, pasta con salsa de tomate y un filete de ternera, luego volvieron a la conversación que habían dejado a mitad.

–He comprobado los precios de los cruceros para los fiordos noruegos, –dijo Mario, –Cuestan poco más de mil euros por cabeza pero, considerando el escenario, creo que valdría la pena. Después de todo, nos lo podemos permitir de vez en cuando, ¿no?

–Bueno, podemos decir que sí –asintió Luigi –me gustaría mucho, y además hace mucho tiempo que no vamos de vacaciones juntos.

–Entonces, este año será el adecuado. Haremos la reserva lo antes posible. He visto que hay una agencia de viajes no muy lejos de aquí. Iré yo –dijo Mario entusiasmado.

–Vale –asintió Luigi.

–Ahora, si te sientes cansado, reposa. También podrías mirar el telediario de la primera cadena conmigo.

–Descansaré después del telediario –decidió Luigi.

Y así lo hizo.

Coma

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