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Оглавление—Bueno, veamos quién era el muerto.
Eso lo dijo el comisario Monterde, el señor comisario principal, mientras encendía un Montecristo Edmundo, el último del mes, pues ahora los habanos casi hay que comprarlos con un aval de la OTAN. Acercó el cenicero, aspiró el humo, entró en éxtasis y se puso a leer la declaración que le había dejado a mano su ayudante. Era ésta:
¿Que quién es el muerto, señor Manuel Martín Monterde, o sea, señor M.; señor comisario principal? ¿Quién es el muerto? A este respecto le puedo decir algo. Yo, el declarante, Dalmiro Azcárate Rey, de cincuenta y dos años, casado, con DNI número 36.197.140 y demás circunstancias que sin duda figurarán en el texto, digo:
Que soy el presidente de la asociación de vecinos de la Francia Chica, que es lugar antiguo, porque figura, como todo el Poble Sec, en los viejos planos militares del castillo de Montjuïc, y es izquierdista porque aquí se formó una columna republicana para ir a luchar al frente de Aragón, sin que volviera a saberse de ella. También es lugar histórico, porque en el hotelito para parejas de la barriada echó el primer polvo media Barcelona, incluida la mujer del declarante. Como digo, soy presidente de la asociación de vecinos, y mi mujer es la vicepresidenta.
Pues bien, señor M., con el debido respeto, en marzo de 2007, manifiesto: que la finca urbana donde fue hallado el cadáver es una de las más antiguas del barrio y que en ella habitaron siempre familias de clase obrera, gente sencilla a la que todas las revoluciones, incluida la nacional-sindicalista, prometieron salvar, sin que hasta el momento se haya producido novedad alguna.
Más bien al contrario: como el suelo de esta ciudad sube de precio cada día, el dueño de la finca de referencia la dejó degradar hasta obtener la declaración de ruina y con ello el permiso de derribar, de modo que los vecinos tuvieron que abandonarla tras pedir inútilmente ayuda a todo el mundo, incluidos los Jueces para la Democracia y los Médicos sin Fronteras.
Lástima, porque quien más quien menos había visto morir allí a sus padres y nacer a sus hijos, que como usted sabe son la alegría del pueblo.
Y por eso el infrascrito organizó un acto de despedida, durante el cual fue hallado el muerto.
¿Que quién era el muerto?
Aunque de eso hace muchos años, hacia 1975, lo teníamos visto por el barrio. No recuerdo gran cosa de él, excepto que se llamaba Omedes, no tenía oficio y era un mal parido. Pegaba hasta a su madre, se pasó la niñez en el correccional, la pubertad en la cárcel y la juventud en la casa de madame Ruth, que era acogedora, barata y con señoritas que creían en la Virgen. Hasta que maltrató a una de ellas, y madame Ruth, que era muy suya, contrató a un matón para que le rompiera las costillas, y como el matón era del barrio, creo que incluso no quiso cobrar nada. Luego el Omedes picó más alto, quiso pasta larga y atracó con un compinche un banco, acto en el cual murieron el guarda jurado y un rehén, que era un niño de sólo tres años. El compinche fue capturado, pero el Omedes logró escapar con parte del botín, y hasta hoy, que se sepa, señor comisario principal, aunque en los barrios se acaba sabiendo todo.
Esta asociación, que es la suya, lamenta no tener más datos del difunto, señor M., ni pruebas de primera mano sobre el estado en que se le halló, pues los vecinos, movidos por la curiosidad, tocaron el cadáver y yo creo que hasta lo desbraguetaron, por supuesto sin mala intención. Observaron, eso sí, que le habían metido una bala del 38 en la nuca, o sea, que fue como una ejecución a sangre fría. Lo del calibre 38 lo dijo una vecina cuyo marido es guardia urbano, pero la pistola la guarda ella.
Para finalizar esta declaración, señor M., yo añadiría tres cosas, tres, dichas sean con el debido respeto: primera, que antes de los hechos fue vista por la finca una mujer joven a la que nadie conocía; segunda, que debería usted encontrar a madame Ruth, si aún vive, pues seguro que ella sabe cosas del difunto, advirtiéndole que, según tengo entendido, madame Ruth, la antigua mujer de cama, ha prosperado y ahora es marquesa, con lo cual queda desmentido eso de que los malos caminos no llevan a ninguna parte. Y tercera, que encargue usted el caso, si puede, a alguien que tenga tiempo, porque en las casas que no existen, las chicas no existen y las horas tampoco existen. Muy respetuosamente suyo. Por la asociación de vecinos, firma el presidente de la asociación de vecinos.