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INTRODUCCIÓN

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El primer día de febrero de 1887, el Lady Vain se perdió tras colisionar con un pecio cuando se encontraba, aproximadamente, a 1º de latitud sur y 107º de longitud oeste.

El día 15 de enero de 1888 (es decir, once meses y cuatro días después), mi tío, Edward Prendick, un caballero que, sin lugar a dudas, subió a bordo del Lady Vain en Callao, y que se había dado por muerto, fue rescatado a 5º 3’ de latitud sur y 101º de longitud oeste en un pequeño bote de nombre ilegible, pero que, supuestamente, habría pertenecido al Ipecacuanha, una goleta desaparecida. La historia que relató fue tan extraña que lo tacharon de demente. Más adelante alegó que no recordaba nada de lo sucedido desde que escapó del Lady Vain. Los psicólogos de la época analizaron su caso como un ejemplo curioso de los lapsos de memoria producidos por la tensión física o mental. La siguiente narración la encontró entre sus papeles el abajo firmante, su sobrino y heredero, aunque no la acompañaba ninguna petición expresa con respecto a su publicación.

La única isla que se conoce en la región donde rescataron a mi tío es la isla de Noble, un pequeño islote volcánico deshabitado. En 1891 la visitó el HMS Scorpion. Un grupo de marineros desembarcó en ella, pero no encontraron más vida que unas curiosas polillas blancas, algunos cerdos y conejos, y unas cuantas ratas muy peculiares. No se capturó ningún ejemplar de los mencionados y, por ello, los detalles más esenciales de este relato carecen de confirmación. Una vez aclarado este punto, no veo ningún mal en ofrecer esta extraña historia al público, de acuerdo, o eso creo, con las intenciones de mi tío. Por lo pronto, puede decirse algo en su favor: mi tío desapareció sin dejar rastro cuando se hallaba, aproximadamente, a 5º de latitud sur y 105º de longitud oeste, y reapareció en la misma región oceánica once meses después. Tuvo que sobrevivir de una manera u otra durante ese intervalo de tiempo. Y, al parecer, una goleta llamada Ipecacuanha, capitaneada por un borracho llamado John Davis, partió de Arica con un puma y otros animales en enero de 1887. También se sabe que dicho navío era bien conocido en varios puertos del Pacífico Sur y que, finalmente, desapareció de esos mares (con una considerable cantidad de copra a bordo) tras partir de Banya con destino desconocido en diciembre de 1887, fecha que encaja perfectamente con la historia de mi tío.


CHARLES EDWARD PRENDICK

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