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b) La tradición homérica en Atenas

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En el desarrollo de la cuestión homérica han tenido gran importancia ciertas noticias que hablan de una intervención de los tiranos de Atenas, y de Pisístrato en particular, en los poemas homéricos. Según el Hiparco, 228 b, diálogo atribuido a Platón, pero de autenticidad dudosa, Hiparco, el hijo mayor del tirano Pisístrato, fue el primero que llevó a Atenas los poemas homéricos y obligó además a los rapsodos a recitarlos en las Panateneas en orden seguido unos tras otros, «como aún todavía hacen». La llegada tan tardía de los poemas homéricos a Atenas hallaría un correlato en la noticia de que Cinetón de Quíos fue quien primero recitó los poemas de Homero en Siracusa entre el 504 y el 500 a. C. (schol. Pínd., Nem. II 1 c Drachmann). La veracidad de esta información, aunque no plenamente confirmada, es corroborada por lo que dice el orador Licurgo, Contra Leócrates 102, que afirma que «vuestros padres estimaron que Homero es un poeta de tal valor que establecieron una ley por la que sus poemas serían los únicos recitados por rapsodos en todas las celebraciones de las Panateneas cada cuatro años». La existencia de un texto oficial de los poemas homéricos, conforme al cual debían hacer la recitación los rapsodos que intervenían en las Panateneas, ya en el siglo VI, se desprende también de Diógenes Laercio, I 57, que atribuye a Solón una ley según la cual los rapsodos debían recitar los poemas de Homero en orden seguido.

De todas estas fuentes hay que deducir que en Atenas ya en el siglo VI fue importado un texto, al que se dio carácter de oficial, para su uso en los certámenes de recitación en las Panateneas. El ejemplar ateniense parece ser, pues, el primer texto homérico cuya existencia es segura. La curiosa noticia (schol. A a Il. I 381) acerca de que Teágenes discrepaba de la lectura de su texto supone también la existencia de un texto escrito. Más incierto es determinar qué poemas incluía este supuesto texto, sólo la Ilíada y la Odisea como se suponía en el siglo IV, fecha de las noticias, o bien otros poemas épicos además, como era común en el siglo VI, cuando todas las epopeyas podían ser atribuidas a Homero. En todo caso, es de imaginar que si adquirió carácter oficial en Atenas, debía de ser por la seguridad existente acerca de su valor, bien por la antigüedad, bien por la procedencia. Según Plutarco, Vida de Licurgo 4, 3-4, el legislador espartano en su viaje a Asia copió los poemas de Homero y los difundió en el continente griego. También Estrabón, X 4, 19 (482), añade que Licurgo vio a Homero en Quíos. Si la noticia transmitida por Plutarco recuerda un dato real (su fuente parece ser Heraclides Póntico, según Aristóteles, frag. 611, 10 Rose = Tit. 143, 2, 10 Gigon), habría que retrotraer la fecha del primer texto escrito de Homero del que haya recuerdo.

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