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VII. LA INFLUENCIA DE LA «ILÍADA»

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No es posible abordar en el marco de un breve prólogo a la traducción de la Ilíada un tema tan vasto como el de la influencia de la misma en la literatura en las demás bellas artes y en el pensamiento occidental. Por ello nos conformaremos con las breves observaciones que siguen y con remitir a algunas obras generales donde se puede hallar una exposición detallada y más autorizada del tema.

Los poemas homéricos y, en particular, la Ilíada permean la cultura europea y occidental desde la Antigüedad clásica hasta hoy. Situados en los orígenes de la cultura europea, en todos los periodos de la cultura griega antigua fueron un referente constante para la literatura, las bellas artes y la educación, tanto en su vertiente de difusión del conocimiento de las creaciones humanas como en la de promoción de principios humanistas para guiar la conducta individual y colectiva. La cultura latina nació con la traducción de la Odisea al latín y el imperio romano adoptó la Ilíada y la Odisea como expresión depurada de la belleza literaria. De manera simbólica, los poemas homéricos sirvieron de modelo en muchos aspectos para la Eneida de Virgilio. Transmitidos básicamente a través de copias medievales, los humanistas a partir del Renacimiento, gracias especialmente a la invención y difusión de la imprenta, editaron y tradujeron la Ilíada y la Odisea a las lenguas europeas. Algunas traducciones se convirtieron en modelos para la literatura escrita en algunas lenguas europeas actuales. Además, los poemas homéricos entraron a formar parte de la educación de una minoría de jóvenes como una de las expresiones más definitorias de la cultura y como ejemplos de belleza literaria y modelos artísticos. Durante toda la Edad Moderna sirvieron también como tema de inspiración para muchos creadores artísticos, sobre todo en la literatura, pero también en la escultura, la pintura y el dibujo y la música culta entre las bellas artes. En la Edad Contemporánea, el progreso económico y los avances industriales y técnicos facilitaron la difusión de la cultura y la extensión progresiva de la educación reglada a los jóvenes y permitieron difundir de manera más profunda y mucho más general el conocimiento de los poemas homéricos. Ya en fecha más reciente los poemas homéricos se han extendido a escala global gracias a la obligatoriedad de la educación primaria y secundaria en los países más desarrollados, a los avances tecnológicos como la industria editorial, el radio y el cine, a la posibilidad de manejar varias traducciones o versiones (unas que aspiran a la fidelidad, otras a emular la creación poética, otras a trasladar el tema a formatos como la serie televisiva, el serial radiofónico y el cómic), a la edición de libros a precios económicos, a la música popular y últimamente gracias a las tecnologías de la información y la comunicación. La difusión exponencial de versiones de la Ilíada a través de los medios de comunicación de masas y a través de formatos diversos ha conducido a la disponibilidad de innumerables versiones cultas de la Ilíada y de otras adaptaciones más o menos vulgares, transferidas a otros géneros literarios o formatos. Algunos expertos suelen deplorar más las vulgarizaciones que valorar la riqueza de la oferta.

Con la globalización y universalización del conocimiento, que vemos aumentar día a día, solo cabe esperar que los poemas homéricos en el futuro próximo superen el escalón de ser una referencia restringida a las personas que viven en la civilización y la cultura llamadas occidentales y terminen por convertirse en hitos de la literatura, de las bellas artes y de la cultura humanista de la especie humana. Pero también hay que esperar que mejore el conocimiento acerca de cómo surgieron los poemas homéricos y por qué se constituyeron como modelos de la creación artística e inspiradores de la conducta humana gracias a la aplicación de nuevos métodos de investigación, como la comparación con creaciones de otras culturas, y al uso de nuevos instrumentos, como la consideración sistemática de todos los datos relevantes que permitan describir en qué consiste su carácter modélico y, llegado el caso, reproducirlo y repetirlo.

En conjunto, el capítulo de la Introducción a Homero, ed. L. Gil, Madrid, 1984 (= 1963) sobre «Homero y la posteridad» de M. Fernández-Galiano ofrece un conjunto numeroso de datos contrastados, así como múltiples referencias bibliográficas. Hay que añadir además las páginas (46 ss.) de su Introducción a la traducción de la Odisea de J. M. Pabón, publicada en esta misma colección, Madrid, 1982. Aparte de eso, las obras generales para el tema son W. Schmid y O. Stählin, Geschichte der griechischen Literatur, I 1, Munich, 1929, 173 ss.; G. Finsler, Homer in der Neuzeit von Dante bis Goethe, Leipzig, 1912; J. E. Sandys, A history of classical scholarship, I-III, Cambridge, 1903-8; G. Highet, La tradición clásica, I-II, trad. esp., México, 1954. Numerosas referencias contienen también los dos volúmenes publicados de la History of classical scholarship de R. Pfeiffer, Oxford, 1968 y 1976 (trad. esp., Madrid, 1980 y 1981). Una orientación muy útil contienen las páginas de J. A. K. Thomson, «Homer and his influence», 1-15 de A companion to Homer, ed. A. J. B. Wace y F. H. Stubbings, Londres, 1962; B. Snell, Die Entdeckung des Geistes (trad. española Las fuentes del pensamiento europeo, Madrid, 1965); y, especialmente, J. Griffin, Homero, trad. esp., Madrid, 1984, 56 ss.

Para la influencia de Homero en la literatura española hay que consultar especialmente J. Pallí Bonet, Homero en España, Barcelona, 1953. Los datos sobre las traducciones españolas de Homero se encuentran recogidos por primera vez en M. Menéndez-Pelayo, Bibliografía hispano-latina clásica, vol. X, ed. E. Sánchez Reyes, Santander, 1953, 171-210. Además, cf. D. Ruiz Bueno en su Introducción a la traducción de la Ilíada, Madrid, 1956, 124 ss.

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