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g) La transmisión en Bizancio

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En cuanto al propio soporte material en el que se ha transmitido el texto de la Ilíada, hay que imaginar que hacia el siglo II d. C. la edición en diferentes rollos de papiro fue sustituida por la nueva copia realizada en volúmenes de forma de libro, conforme al proceso que fue común en muchas otras obras de la literatura griega; igualmente, es probable que poco después se haya pasado del papiro al pergamino. La sustitución del rollo por la edición con forma de libro debió de favorecer el abandono de los volúmenes independientes para el comentario y la incorporación del contenido de los comentarios al propio libro mediante la utilización de los espacios marginales. El cierre de la Escuela de Atenas en el 529 por orden de Justiniano marca el comienzo de una nueva época, en la que la copia y el estudio de las obras clásicas sufrió un frenazo, prácticamente hasta poco después del 800, cuando la emperatriz Teodora acaba con un siglo de disputas entre iconoclastas e iconodulos, restaura transitoriamente el culto de las imágenes y restablece el papel de los escritores antiguos en las escuelas. Alrededor de esos años la antigua mayúscula uncial comienza a ser sustituida por la minúscula en Constantinopla. La sustitución del tipo de letra es, en parte, un resultado del incremento de la demanda de ejemplares de las obras de la literatura griega antigua. Es de suponer que en esta época no todas las copias en minúscula de la Ilíada se realizaron a partir del mismo original, sino que existían al menos varios ejemplares unciales sobre los que se elaboraron distintas copias. El resultado de la ausencia de un modelo único es que los códices conservados de la Ilíada no proceden en su totalidad de un único arquetipo o modelo común. Allen (Homeri Ilias I, Prolegomena, 93 ss.) identificó para la Ilíada veinticuatro familias distintas de códices, aunque la corrección constante de las copias ha producido contaminación general entre las distintas familias de códices. Por eso la identificación de las familias no presupone el establecimiento de la historia de la transmisión del texto.

A partir de la mitad del siglo XIV, comienza el flujo de códices griegos procedentes de Bizancio hacia Europa occidental, en particular hacia Italia. El progresivo conocimiento de la literatura griega, difundida primero por los eruditos bizantinos que emigraban del Imperio Romano ante la presión turca, estimuló su difusión a grupos cada vez más amplios. La intensa demanda de las obras antiguas hizo que las copias de las mismas se multiplicaran; en efecto, los códices manuscritos de la Ilíada datados en los siglos XIV y XV son mayoría, y muchos de ellos se han conservado. Algunos de los copistas de esta época son personajes bien conocidos, tanto por su actividad y conocimientos como por las copias que han realizado y la pulcritud y calidad de sus trabajos.

Una fase radicalmente nueva comienza con la invención de la imprenta. La editio princeps de Homero fue compuesta por Demetrio Calcóndilas e impresa en Florencia por Demetrio Damilas. Fue publicada en 1488 y era copia de un manuscrito de una de las familias identificadas, pero desaparecido, probablemente destruido por los propios editores, como era costumbre de la época. A partir de entonces, la historia del texto homérico está vinculada a las sucesivas ediciones, una lista de las cuales aparece en W. Schmid, Geschichte der griechischen Literatur, I 1, Munich, 1929, 193, lista que está comentada por T. W. Allen, Homeri Ilias, I Prolegomena, p. 248 s., 258 ss. La única edición posterior completa de la Ilíada es la de P. Mazon en la colección Budé (París, 1937-8).

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