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f) Los escolios
ОглавлениеDespués de Aristarco, el texto de los poemas homéricos y de la Ilíada, en particular, ha sufrido alteraciones mínimas. En lo sucesivo, el interés básico se centró en la conservación de las explicaciones e interpretaciones de Aristarco, expuestas en sus comentarios independientes del texto. Éstos no se han conservado, pero poseemos informaciones indirectas acerca de su contenido. En 1781, el francés J.-B. d’Ansse de Villoison redescubrió en Venecia dos códices manuscritos, de los siglos X y XI respectivamente, que, procedentes de la biblioteca de Juan Aurispa, habían sido llevados por el cardenal Besarión en el siglo XV de Constantinopla a Venecia, donde habían quedado olvidados en la Biblioteca Marciana. Ambos contienen notas marginales (el del siglo X tiene tres series: en los márgenes, otras entre texto y márgenes, y una tercera entre las líneas, además de signos críticos empleados de manera sistemática), que fueron publicadas por primera vez en 1788, en Venecia, junto con la edición de la Ilíada y otros grupos de escolios ya conocidos con anterioridad. De los publicados entonces por vez primera, el códice manuscrito más antiguo es el Venetus Graecus 822 (antes Marcianus 454), que quizá es copia del ejemplar que perteneció a Aretas (ca. 862-932), discípulo de Focio y arzobispo de Cesarea, que reunió a lo largo de su vida un buen número de códices con obras de la literatura griega. Este esmerado códice, para el que se usa comúnmente la sigla A en las ediciones, contiene suscripciones al final de la mayoría de los cantos, en los que se hace referencia al comentario de los «cuatro hombres»: Dídimo, Sobre la edición de Aristarco; Aristonico, Sobre los signos de la Ilíada y de la Odisea, en referencia a los signos críticos utilizados por Aristarco en su edición (ambos de época de Augusto); Nicanor, Sobre la puntuación (1.ª mitad del siglo II d. C.); y Herodiano, Sobre la acentuación (2.ª mitad del siglo II d. C.).
De entre ellos, el más notable es Dídimo, autor de tal número de libros que, según el malévolo dicho de sus contemporáneos, era incapaz de recordar todo lo que había escrito. Entre otras obras, Dídimo fue autor de una monografía Sobre la edición de Aristarco, en la que hemos de suponer que comentaba el texto de Aristarco y en ocasiones daba sus opiniones, y de otros comentarios sobre la Ilíada y la Odisea, con informaciones exegéticas y mitográficas. Tanto estos escolios como los comentarios de Eustacio, arzobispo de Tesalónica desde 1175, han utilizado como fuente un mismo resumen, elaborado por dos desconocidos cuyos nombres son Apión y Herodoro, quienes, a su vez, parecen depender de la compilación realizada en el siglo V o VI d. C. por un Nemesión del comentario de los «cuatro hombres». De este resumen, independiente de la edición e incómodo de manejar, se habrían tomado los datos para incorporarlos como notas marginales en el mismo códice que el texto. A las notas marginales procedentes del resumen se habrían añadido otras relativas al contenido.
Otros códices manuscritos de la Ilíada también contienen notas marginales distintas; las más importantes son las que en conjunto se conocen como escolios exegéticos, conservados en el Venetus Graecus 821 (antes Marcianus 453), del siglo XI, que se suele siglar con B y que constituye un grupo homogéneo (b) con otros códices manuscritos (entre los que se encuentran dos de El Escorial), y en el T «Townleianus» o códice Burney 86 del Museo Británico (editado por primera vez junto con todo el material restante conocido por C. G. Heyne, en 1802). Los escolios de ambos códices, con los cuales forman un grupo otros procedentes de un códice de Leipzig y los del Genevensis 44, del siglo XIII (utilizados por Henricus Stephanus en su edición titulada Poetae Graeci Principes heroici carminis, de 1566, y editados por J. Nicole, en 1891) proceden de la misma tradición (c) que los de A y que en parte remontan a Aristarco, pero sobre todo al final de la época helenística, aunque contienen también textos de época posterior, procedentes quizá de obras como las perdidas Cuestiones homéricas de Porfirio. Algunos papiros conservan también escolios, entre los que destaca el papiro de Oxirrinco 221, atribuido a Amonio, el discípulo y continuador de Aristarco, con un prolijo comentario a los versos 1-363 de Ilíada XXI.
Los escolios a los que nos hemos referido hasta ahora se conocen como scholia maiora o vetera. Los scholia minora o escolios didimeos (D), llamados así por haber sido atribuidos a Dídimo, fueron editados por Juan Láscaris en 1519 y forman en teoría un grupo distinto aunque no siempre fácilmente separable, porque no aparecen en códices concretos y distintos de los restantes códices, sino, aunque sólo sea parcialmente, en los mismos códices. En general contienen breves notas de carácter lexicográfico, cuyo origen cronológico se hace remontar a época antigua, o largas explicaciones con influencia ocasional de Aristarco sobre historia, geografía y mitología, cuya datación se atribuye a una época posterior a Porfirio.
Existen otros códices que contienen escolios y que sólo en parte coinciden con todos o con algunos de los grupos precedentes. Entre ellos hay que mencionar los llamados escolios Aloysii Alamanni, incluidos en la edición anónima de Cambridge, de 1689 (cf. Allen, Homeri Ilias I, Prolegomena, 260 ss.); los scholia Leidensia; los Lipsiensia; etc.