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Formatos de proyección y filmación

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El cuadro y, por ende, el encuadre, están delimitados por los formatos de proyección. Las características del encuadre están ligadas estrechamente a las dimensiones de estos. De allí que antes de señalar los rasgos propios o las cualidades del encuadre, sea conveniente establecer las condiciones que fijan los formatos.

Para efectos de nuestra perspectiva interesan especialmente los llamados formatos de proyección o de imagen, también conocidos como sistemas de pantalla. El formato de proyección (aspect ratio o image size en inglés) establece la relación de las dimensiones del encuadre recortado por la pantalla.

En efecto, desde la aparición del cine sonoro (a finales de los años veinte) hasta comienzos de la década de 1950 se impuso un formato casi universal, el llamado Academy Ratio, que establecía una medida de 1 de alto por 1,37 de ancho (1 x 1,37), aunque se le conoce mayormente por la relación 1 x 1,33 (o, para simplificar, 1,33), que fue el estándar mayoritario del cine silente. Durante casi sesenta años esa relación de 3/4 entre el alto de la imagen y su ancho fue el formato dominante en el cine, manteniéndose como el formato utilizado en televisión. Es el llamado formato flat, estándar o cuadrado (foto 1).

Con la llegada de la televisión, a finales de los años cuarenta, y la competencia que ella ejerció en los primeros años, la industria cinematográfica, especialmente la norteamericana, se abrió a nuevos formatos de proyección. En el curso de los años cincuenta aparecieron el CinemaScope, la pantalla panorámica, el Cinerama, el Todd-AO, entre otros. En la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se usó el Sovscope, en Francia el Franscope y así otros similares en Japón, Italia, etcétera. El formato CinemaScope fue el de mayor éxito y casi duplicó la proporción clásica a la relación 1 de alto por 2,55 de ancho. En el caso del Cinerama la relación fue de 1 x 2,80. Pero esos formatos fueron descontinuados.


Foto 1. Formato estándar o cuadrado. Tuyo es mi corazón (Notorious).


Foto 2. Formato panorámico. Kill Bill: Vol. 2.

En la actualidad, el estándar de las películas norteamericanas es de 1 x 1,85, mientras que en Europa predomina la proporción 1 x 1,65. Se mantiene, asimismo, el formato scope aunque la denominación CinemaScope u otras similares ya no se utilizan. Las salas de cine en nuestros días solo están equipadas para proyectar películas en scope y en el formato 1 x 1,65 (o 1 x 1,85, que puede pasar sin mayores alteraciones por la ventanilla correspondiente al formato 1 x 1,65) al que se llama panorámico (foto 2).

Hay que distinguir también los formatos de filmación y proyección. El formato de 35 milímetros es el que corresponde –a lo largo de la historia del cine– a la mayor parte de las salas públicas, pero no es el único. El formato de 16 milímetros, que se utilizaba en salas pequeñas, cineclubes o salas para proyecciones alternativas o no comerciales, tuvo una gran difusión, pero se encuentra casi extinguido. Por su parte, el 8 y Súper 8 milímetros se utilizó para las películas domésticas (home movies) hasta que las videocámaras analógicas y, más tarde, digitales, lo reemplazaron. Los formatos de 16, 8 y Súper 8 milímetros se emplean aún en la realización de películas experimentales. Los formatos en 65 y 70 milímetros también han tenido uso en sistemas como el Todd-AO, el Cinerama y otros. Los cuadros del Imax, Omnimax y procedimientos similares amplían con un lente especial el formato de 65 milímetros, proporcionando la mayor dimensión de pantalla que se haya visto nunca (de 20 a 30 metros de base, en el caso del formato Imax, y en una pantalla de proyección hemisférica en el caso de Omnimax).

El formato, finalmente, puede tener un soporte electrónico (la cinta de vídeo analógico) o digital. El uso del DVD (o disco versátil digital) o del Blu-ray, en amplia expansión, con una definición visual de la imagen superior a la del vídeo analógico, ofrece la posibilidad de restituir el formato de proyección correspondiente a cada película en particular y esta ventaja se puede apreciar de manera más ostensible en las pantallas de pared frente a los aparatos de televisión, aun cuando también en estos se aprecia una tendencia a la ampliación de las dimensiones de la pantalla con la finalidad, entre otras, de albergar diversos formatos.

Se puede desprender de la referencia a los formatos que no es posible una comprensión clara del encuadre, y de lo que se conoce como la composición del encuadre, que veremos más adelante, aislando los formatos de proyección y de filmación. Uno de los problemas que confronta la exhibición de películas con el estándar 1 x 1,37 es que se ven inevitablemente cortadas en la parte superior o inferior en las pantallas actuales, que privilegian el ancho. Otro tanto ocurre con la proyección de películas en el formato scope o en el 1 x 1,65 en su pase por la pantalla de televisión, más cercana al estándar que predominó hasta los años cincuenta, lo que ocurre igualmente en el cuadro que proporcionan las imágenes de las cámaras de vídeo convencionales. Es verdad que en los últimos años se han alargado y “panoramizado” las pantallas de televisión, pero la transmisión televisiva ordinaria sigue manteniendo un tamaño similar al formato “cuadrado”.

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