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El encuadre y sus diferencias con el cuadro, la toma y el plano

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Para empezar, hay que distinguir el encuadre del cuadro, que es el marco que delimita los cuatro lados de la imagen. El encuadre es la superficie cubierta en el interior del cuadro. Este, a su vez, está configurado por los formatos de proyección que mencionamos más adelante.

La toma, por su parte, es la unidad física o el segmento básico de la filmación, grabación o transmisión televisiva en directo, que corresponde al tiro ininterrumpido de una cámara y que los anglosajones conocen como shot. Durante la filmación de una película o grabación de un programa televisivo (no durante la transmisión en directo), la toma puede repetirse muchas veces, de acuerdo con las posibilidades presupuestales, de tiempo, condiciones climáticas u otras, o a la mayor o menor exigencia del director. En la película acabada, tal como se exhibe ante los espectadores, solo vemos una de esas tomas, luego de haber pasado por un proceso de edición. Se elige la que se ajusta a los fines y sentido del filme o la que tiene un acabado técnico y expresivo superior a juicio del director. La toma escogida constituye el soporte de lo que llamamos encuadre.

Por eso, cuando se habla de toma en un filme o en un programa de televisión se hace referencia al aspecto puramente físico de la unidad espacio-temporal. El encuadre, en cambio, incluye tanto la dimensión física como la dimensión expresiva (el valor y sentido aportados por la percepción de la distancia de la cámara, su angulación, sus movimientos, entre otros) incorporadas en la toma.

Cuando se filma o se graba una toma se están realizando las operaciones que van a derivar, luego, en el encuadre. En la toma ya existe el encuadre de manera potencial, puesto que es durante el rodaje o la grabación que se fijan en el celuloide la cinta electromagnética o el soporte digital, las elecciones de distancia, la angulación, los movimientos de cámara (o no), la iluminación, la actuación, la composición visual, entre otros, que se materializan en esa realidad espacio-temporal compleja que es el encuadre.

Tampoco debe confundirse el encuadre con el plano. El plano hace referencia a la mayor o menor distancia en que vemos los objetos que existen en el campo visual. Desde un punto de vista semiótico, el plano es uno de los componentes del encuadre. Componente básico, por cierto, que designa la distancia, delimita el espacio observado y se constituye en la primera referencia identificatoria del encuadre, en el primer signo válido para su reconocimiento. Pero no es el encuadre ni se confunde con él.

Sin embargo, está muy extendida la identificación de la noción de plano con lo que aquí denominamos encuadre. En Estética del cine (Aumont, Bergala, Marie y Vernet 1996) se establece la diferencia entre el uso del plano en términos de tamaño (distancia), que vamos a privilegiar en nuestro acercamiento, y el uso del plano en términos de duración, del que se deriva, entre otras cosas, la noción de plano-secuencia, como un segmento de la acción registrado en una unidad temporal sin corte. Por tal motivo, no podemos desestimar ni ignorar esa utilización, aún cuando no sea la que adoptamos en el libro.

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