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El campo visual

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El campo visual es la porción de espacio comprendida dentro del área cubierta por el encuadre, y corresponde a lo que el espectador percibe como el universo representado en la superficie de la pantalla.

Para el espectador, el campo visual tiene una apariencia tridimensional, aun cuando, en rigor, el cuadro de la pantalla tiene dos dimensiones. Esa tercera dimensión corresponde a la impresión de profundidad que posee la imagen fílmica y que es producto de su inserción en la tradición de representación artística denominada perspectiva artificialis o perspectiva monocular, que presenta los objetos en la forma y disposición en la que los objetos naturales aparecen ante la vista.

Sin embargo, no hay que confundirla con el procedimiento óptico de la tercera dimensión o 3D, si no inventado al menos popularizado fugazmente en los años cincuenta y retomado cada cierto tiempo, hasta que con la llegada del siglo XXI vuelve a usarse y al parecer con más firmes posibilidades de permanencia y ya no solo en el cine, también en la televisión y en otras pantallas. La experiencia de Avatar, de James Cameron, es hasta ahora la más satisfactoria en el empleo de esa tercera dimensión que se proyecta “hacia fuera”, tal vez porque no descuida el trabajo sobre la perspectiva interna, esa que se extiende hacia el fondo o la “lejanía” del encuadre.

El campo visual, entonces, es el espacio constitutivo del encuadre que modela y perfila una perspectiva potencialmente abierta y móvil.

A partir de esta delimitación es que se establece la separación del espacio contenido dentro del campo visual y el que existe fuera de este, nociones que, gracias al movimiento (real o potencial) de la imagen audiovisual, adquieren un relieve especial.

En el encuadre del cine, la televisión y el vídeo, más allá de los límites fijados por el encuadre en un momento dado, hay un fuera de campo (el espacio en off) que se extiende hacia los lados, hacia arriba o abajo, hacia delante o atrás o, incluso, existe un fuera de campo oculto o escondido dentro del espacio visual representado. El teórico francés Nöel Burch distingue hasta seis segmentos del espacio fuera de campo. Los cuatro primeros están determinados por los cuatro bordes del encuadre. El quinto se sitúa en el espacio indeterminado que está detrás de la cámara y, por último, el sexto segmento comprende el espacio que está detrás del decorado o de algún elemento de este, como una puerta o una ventana, fuera del ámbito de la mirada del espectador. El límite mayor de este segmento espacial lo encontramos más allá del horizonte (Burch 1979).

Por cierto, entre el campo visual y el fuera de campo se establecen relaciones múltiples. El primero es el campo real, concreto, observable; el segundo es un campo virtual, imaginario, pero que va alimentando de sentidos al primero. Las conexiones entre uno y otro se establecen a través de las entradas y salidas de los personajes o medios de locomoción o mediante las miradas de los personajes que se dirigen hacia esa dimensión excéntrica del espacio en off. También conectan a ambos espacios la posición de los objetos, decorados y personajes que muestran parte de su presencia en el campo, mientras que la otra parte se encuentra fuera de la vista. Asimismo, los ruidos o voces que provienen del espacio fuera de campo (foto 3).


Foto 3. Mirando el fuera de campo. Quisiera ser millonario.

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