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EL PUNTO DE PARTIDA DE FREUD

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He hablado de cómo se empieza un análisis: por la búsqueda de la causa. Pero es también así como empezó el mismo psicoanálisis. Empezó con la histeria, eso se sabe, pero ¿cómo encontró Freud la histeria? Hay, con seguridad, varias formas de encontrarse con la histeria: para burlarse de sus síntomas, para aprovechar eventualmente las posibilidades que ofrece en varios campos o, incluso, para encarecerla. La histeria fue encuadrada, por Freud, en la búsqueda de la causa. Por eso es tan importante su punto de partida. El punto de partida de Freud es el de las ciencias de la naturaleza. Porque se trata de la naturaleza moderna, no de una naturaleza llena de dioses y diosas, de una naturaleza encantada, repleta de lo Divino, de la que conservamos algunos recuerdos literarios. No se trata de la del siglo XVI, cuando era todo posible en una naturaleza fundamentalmente mágica. Si hablamos de la naturaleza como referencia del psicoanálisis en los tiempos de Freud, hablamos de ella en tanto que transformada por la física matemática de Galileo, Descartes y Newton. Una naturaleza donde, a partir de ellos, se sabe cómo buscar las relaciones de causalidad. Lo que llamamos ahora naturaleza –puesto que existe cada vez menos en su sentido natural, suscitando la protesta ecológica– es una red de relaciones de causalidad metódicamente investigadas. El punto de partida de Freud era, por esa razón, la búsqueda de la causa. Antes de la época de la física matemática no había una idea tan decidida de la relación de causa y efecto. Existía la idea de que el efecto era la causa de la causa. Por ejemplo, si el imán atrae al hierro, esto se debe a que el hierro ama al imán. Es la idea de una causalidad final, es decir, del efecto que atrae a su propia causa.

Hay que señalar que la medicina ha tenido también una resistencia importante al discurso de la ciencia. La medicina existía siglos antes y es apasionante seguir sus resistencias a entrar verdaderamente en el discurso de la ciencia. Por esta razón, la palabra etiología puede encontrarse en los primero textos de Freud, cuando se refiere a la etiología de la psiconeurosis. Etiología, en su sentido propio, significa discurso de la causa. En griego hay logos y aithion, causa, y la tesis de Freud, la tesis fundamental que inauguró el campo analítico, fue una tesis sobre la causa.

No sé por qué todo el mundo piensa que Lacan es tan original cuando habla del objeto a como causa del deseo, cuando ésa es en realidad la traducción de la búsqueda original de Freud, la búsqueda de la causa de la psiconeurosis. Si él pudo aprender algo nuevo de las histéricas que hablaban desde mucho tiempo atrás, desde la creación –podríamos preguntarnos si la propia Eva no presentaba ese desorden–; si Freud pudo abrir esa queja, ese planteamiento histérico del análisis, fue por haber traducido al lenguaje científico lo que las histéricas decían. Puede encontrarse en las primeras cartas de Freud a su amigo Fliess que no hay neurastenia, ni neurosis análogas, sin perturbación de la función sexual. Poco después Freud dice que toda neurastenia es sexual; ése es su axioma. Y por eso Freud fue atacado, y destacado después, por haber dicho que la causa del mal era sexual, por decir que la causalidad tenía que buscarse, encontrarse, en la sexualidad. Por eso produjo un cambio en la cultura. Freud no inventó la sexualidad, probablemente la sexualidad existía antes, pero él la situó en la causalidad fundamental de los desórdenes mentales y dio la idea –en nuestra cultura y a todo el mundo, en realidad– de que se trataba de una causa real. Habría neurastenias, neurosis, etcétera, en razón de un abuso de la función sexual, por un mal uso, vamos a decirlo así, de los genitales. Para Freud, la masturbación en el hombre era una causa predominante en la neurastenia, y pensaba también que, por lo general, la masturbación se traducía por histeria en las mujeres. Ya había adoptado el punto de vista histérico de que en los hombres hay, seguramente, algo que no va, una falta en algún lugar.

Freud trasladó la causalidad hasta una causa sexual real y pasada porque no le parecía científicamente fundado decir que, en cada caso de neurosis, se trataba de un abuso actual de la función sexual. Y podemos decir que la propia elaboración del psicoanálisis ya la ha trasladado hasta una causa sexual imaginaria y filogenética. Es decir, al fantasma, incluso como un fantasma de la humanidad como tal, de la especie.

Introducción a la clínica lacaniana

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