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UNA CAUSA DE DOBLE GATILLO

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En el esquema etiológico puede verse que, a pesar de que Freud busca la causa a partir de las ciencias de la naturaleza, su esquema se complica bastante. Cuando se trata de una causa actual –la masturbación en el hombre–, que tiene un efecto actual como la neurastenia, o mejor, el síntoma de la neurastenia, las cosas están bastante claras. Parece haber una relación de causa-efecto entre masturbación y neurastenia. Pero cuando se trata de una causa muy anterior, de una causa olvidada, el esquema etiológico se complica bastante.

En primer lugar, la causa sexual de la neurosis es una causa remota, alejada, olvidada. En segundo lugar, el propio olvido es, en cierto modo, la causa. Esta es la problemática que Freud planteó con el concepto de represión y que le condujo a pensar que levantar la represión tendría, por sí mismo, un efecto de curación. Este concepto perturba por completo el esquema de causa-efecto, o al menos lo complica, porque entre la causa y el efecto está la represión, porque hay un olvido, hay algo que está pero sin que pueda saberse. La represión perturba el propio concepto de causalidad, y es por eso que la etiología freudiana, el discurso de la causa de Freud, siempre es un discurso de la doble causa –voy a llamarlo así por primera vez–.

Como entre causa y efecto está la interpolación, la interposición de la represión, se trata siempre de una causa de doble gatillo. Veamos qué causa ha inventado Freud. Por supuesto, y en primer lugar, la causa sexual, el traumatismo, una seducción por ejemplo. Y en segundo lugar la represión que, como Freud dice, no se produce necesariamente en la misma época, sino que por lo general la represión propiamente dicha se produce en otro momento. Así que toda la etiología freudiana está organizada por la doble causa.

Sería todo un desarrollo presentar los esfuerzos de Freud para ubicar el funcionamiento de la causa de manera cronológica; podría leerse por ejemplo la carta 45 a Fliess. En la primera época de Freud, cuando era un neurólogo desconocido que trabajaba con histéricas y que escribía a menudo a su amigo Fliess, con quien tenía una transferencia –ahora podemos llamarlo así–. Ahí se ve realmente cómo empezó el psicoanálisis, con la idea de una cronología: que el incidente sexual se produzca en tal o cual época determina tal o cual neurosis.

Era la primera idea: si el incidente sexual se produjese, por ejemplo, antes de los cuatros años o antes de que el sujeto pueda realmente hablar de lo que ocurrió –según Freud expone en esa carta–, se produciría una histeria. Por esa razón la histérica se expresaría a través del cuerpo, por no poder expresarse con palabras. Si el incidente sexual se produjese entre los cuatro y los ocho años, se originaría una neurosis obsesiva porque el sujeto ya podría hablar de ello. Si el incidente sexual se produce aún más tarde daría lugar a una paranoia porque en esa época, Freud no era tan lacaniano como nosotros y establecía cierta continuidad entre paranoia y neurosis.

Hay que decir que en otra carta, la carta 125, Freud dice a Fliess haber cambiado por completo de opinión respecto a la cronología y, de hecho, sitúa primero el autoerotismo –concepto prometido a un futuro extraordinario en nuestro siglo, pero que empezó en esa carta a Fliess–. Primero el autoerotismo, entonces, y después del «alteroerotismo», cuando ya hay una conexión con el Otro. De este modo, si el incidente sexual se produjese en el momento del autoerotismo habría paranoia, que es más arcaico, y si se produjese el «alteroerotismo», habría histeria ya que implica una fuerte vinculación con el Otro. No voy a desarrollarlo, se trata sólo de mostrar cómo las ideas de Freud fueron cambiando en lo que se refiere a una cronología de la causalidad. La idea cronológica, que puede parecer tan antigua, está presente en el centro del conocimiento popular del psicoanálisis. La teoría de los estadios es la forma desarrollada de esa búsqueda de Freud: primero estadio oral, después estadio anal y, más tarde, estadio genital.

Ésta es la idea, que presentan a veces los psicólogos, de que para Freud la causalidad está fundada en un desarrollo biológico, en un desarrollo del instinto en sí mismo. Si hubiese una inhibición del desarrollo habría por tanto una enfermedad, y se trataría entonces, a través del análisis, de permitir que el desarrollo continuara. Esta idea hace pensar que en Freud habría una causalidad física. La ego-psychologie, la psicología del yo de los norteamericanos, se basa en la idea de que lo fundamental en Freud es el desarrollo biológico del instinto, la maduración del instinto.

Es demostrable que en Freud no se trata de esa causalidad, aunque la búsqueda de la causa, en el sentido de las ciencias de la naturaleza, fue su punto de partida. Pero la causalidad que él encontró tenía una complejidad radicalmente diferente. Para empezar, a propósito del mecanismo de la represión, se ve precisamente que puede dividirse, según Freud, en tres fases diferenciables. ¿Cuáles son esas tres fases de la represión? Se trata, muy resumidamente, en primer lugar de lo que llama la fijación precursora de la represión, después de la represión propiamente dicha y, en tercer lugar, del retorno de lo reprimido.

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