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I.4.A) LA RELEVANCIA DE LA CRISIS FINANCIERA DE 2008: EL GOBIERNO CORPORATIVO COMO UNO DE LOS FACTORES CAUSANTES DE DICHA CRISIS

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A nadie escapa la relevancia que la crisis financiera de 2008, que ha afectado a España y a Europa, ha tenido en la regulación posterior, tratando la misma de poner remedio a los principales problemas que se han ido detectando. La amplitud y virulencia de dicha crisis ha hecho que las autoridades reguladoras y supervisoras de todo el globo se cuestionen acerca de si el sistema de control de las entidades de crédito previo era lo suficientemente robusto y adaptado a un entorno altamente volátil97.

Sin embargo, por lo que se refiere a la efectiva incidencia en la generación de la crisis económica de las deficiencias que hayan podido existir en sede gobierno corporativo, ha de actuarse con cierta cautela. Si bien es cierto que la debilidad del gobierno corporativo de ciertas entidades bancarias ha facilitado la excesiva e imprudente asunción de riesgos, facilitadora de la transmisión de la inestabilidad financiera, no puede asegurarse que la crisis haya tenido su origen en dicha debilidad98.

En particular, gran parte de los fallos se han hecho recaer en los órganos de administración, cuyos miembros han pecado de carencia de formación, inexperiencia o falta de dedicación, no alcanzando a comprender la naturaleza y magnitud de los riesgos afrontados99. Además, se ha subrayado, siendo este punto más preocupante, una falta de ética en la gestión de las entidades de crédito100, pesando más la preocupación por la maximización de las retribuciones que el interés social101.

Tampoco los accionistas, en cuanto propietarios de las entidades, han desempeñado su papel de forma debida, ejerciendo un necesario control sobre el actuar de la banca, y evitando la asunción de riesgos desde un enfoque cortoplacista102. De igual modo, las entidades no contaban con mecanismos de control interno eficaces para monitorizar a los gestores y para atajar estrategias de gestión particularmente arriesgadas103.

Al margen de las carencias señaladas, el hecho es que la crisis financiera de 2008 fue fruto de la conjunción de múltiples factores interrelacionados, a nivel macro y microeconómico. Entre los mismos pueden destacarse un exceso de liquidez promovido por una política monetaria expansiva, la creación y la rápida difusión de productos financieros especialmente complejos y opacos, la mora generalizada derivada de la financiación de operaciones dudosas, especialmente en el campo inmobiliario, la defectuosa gestión y valoración llevada a cabo por las agencias de rating, bancos e inversores, la inexistencia de una regulación armonizada para entidades transnacionales o la ineficacia de la supervisión practicada104.

Es por ello que no puede afirmarse que los defectos en el gobierno corporativo de las entidades de crédito sean la causa principal, o desencadenante, de dicha crisis financiera105. De este modo, el mayor o menor efecto y relevancia de las deficiencias de gobierno corporativo puede ser objeto de debate. Pese a ello, sí hay un cierto consenso en considerar que un inidóneo gobierno corporativo, sin ser directamente el responsable de la crisis, ha sido un factor fundamental que ha contribuido a su gestación106. Las debilidades existentes en la estructura y procedimientos de las entidades de crédito serían un componente más del “mix” que llevó al colapso del sistema financiero107.

Aunque un buen gobierno corporativo no pueda eliminar por completo los riesgos de crisis financieras futuras, cabe la mitigación de los efectos de las mismas108. Así, la observancia de unas normas de gobierno corporativo sólidas, evitando prácticas arriesgadas y focalizadas en el corto plazo, habría contribuido a minorar los rigores y extensión del fenómeno crítico.

Por lo que se refiere a la evidencia empírica de la influencia de los problemas de gobierno corporativo en la crisis financiera, encontramos posiciones enfrentadas.

Así, por una parte, pese a la presencia de ciertas dificultades para el análisis, relativas a la incidencia de los rescates públicos109, se ha probado la existencia de una correlación entre incompetencia de los administradores y cuantía de las pérdidas en las que las entidades han incurrido durante el periodo de recesión vivido110. De igual modo, se ha observado una relación entre las características del órgano de administración y la eficiencia en los costes de las entidades bancarias111. Todo ello, claro, sin perjuicio de la concurrencia de otros factores que hayan contribuido a la quiebra o generación de pérdidas de las entidades.

Por otra parte, y como contrapunto, también conviene tener presente que, como resultado de otros análisis, se habría considerado que no existe evidencia suficiente, o si la hay es demasiado débil, para corroborar la influencia de la regulación y el control del gobierno corporativo en la estabilidad de las entidades bancarias112.

Sea como fuere, es indudable que la crisis financiera de 2008 ha hecho irrumpir con fuerza al gobierno corporativo como una de las principales preocupaciones de los reguladores y supervisores, incluyéndose el mismo en cualquier agenda futura113. Asimismo, dicha crisis ha servido para constatar que, bien el marco de gobierno corporativo previo no era adecuado, o bien no se había implementado y supervisado de forma correcta114.

La nueva supervisión del gobierno corporativo de la banca

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