Читать книгу Poder y destino - Javier González Sanzol - Страница 10

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¡JODER, PACHECO!

—¡Joder Pacheco, qué envidia!

—Mira, Ramiro, no me toques los cojones. Para un lío que hay en esta mierda de ciudad, y nos tiene que tocar a mí y a los míos un marrón como este.

—Ni marrón ni leches, no te quejes. Por fin han matado a uno de los suyos, y a nosotros nos toca descojonarnos vivos. Mira que si, además, os toca pillar a un pez gordo, sería la leche.

—No digas chorradas. Apareció en un descampado, con los pantalones bajados y un ladrillazo en la cabeza. Seguro que es un problema entre maricas. Pero claro, como habló tres veces en la asamblea de la facultad, y se le vio repartir cuatro folletos de los troskos, y a pesar de eso nos han endilgado el caso a nosotros. ¡Manda huevos! Estos son un grupo de pirados, y nada más.

—Pues por el tema de los sarasas tampoco creo que tengas mucha suerte. Fíjate la novieta que se había echado el mozo.

—Eso a mí no me dice nada. No será la primera vez que un marica lleva una doble vida y come carne o pescado según le vaya en el mercado. O que se saca unas pesetillas de putón. En fin, empezaremos por la novia, a ver qué nos dice. Desde luego, semejante ladrillazo no lo da una tía finita como esa. La brecha se la hizo alguien con mucha fuerza. Pero algo sabrá.

Por cierto, quiero que los tuyos participen. No tengo claro todavía el rumbo que tomará esto, y no quiero descartar nada. Tampoco los vicios, incluidas las drogas.

—A tus órdenes siempre, señor inspector.

—¡Vete a tomar por culo!

—Siempre detrás de ti. ¡Ja, ja, ja!

Poder y destino

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