Читать книгу Poder y destino - Javier González Sanzol - Страница 22

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UNA PAUSA

El resto de la semana fue tranquilo externamente y agitado en el interior de Amalia. Sus padres seguían dando vueltas a los misteriosos asesinatos, así les llamaban, como no podía ser de otra manera, haciendo de las cenas momentos mitad divertidos, mitad patéticos. Amalia odiaba ver a su madre como lo que era, manipuladora y sin ninguna inquietud cuando se trataba de que su marido tomara algún tipo de ventaja.

Ella no era así. No había nada personal en las dos muertes. No sacaba ninguna ventaja, no obtenía más placer que saberse dueña del destino de otros. Era simplemente como si hubiera sido elegida, como el arroyo que se desliza montaña abajo inevitablemente. Y veía una especie de venganza contra ese mundo que no consentía ninguna alegría a las que, como ella, no destacaban, ni deseaban destacar, en ninguna faceta de la vida. Las mediocres, las tranquilas, que nunca serían, ni querrían ser, mises, ni premios nobel, ni podridamente ricas. Pertenecía al grupo de los que sabían que tenían en sus manos dirigir el destino de los demás. Por primera vez, se sentía poderosa, se sentía importante. Siempre había tenido la capacidad de elegir el destino de los que le rodeaban, pero lo había ignorado hasta entonces. Ahora controlaba esa capacidad, no solo le venía dada.

¿Por qué buscaba razones? No necesitaba excusar sus acciones. Tampoco buscaba lo que para el común de los mortales supone justicia. No, no se sentía culpable de nada, y por tanto no eran excusas. Lo que buscaba eran explicaciones. Pero lo que encontraba siempre, al fin y a la postre, era una inmensa relajación anímica.

Sabía que esto no había terminado, que no había hecho más que empezar. Pero quería contrastar sus sentimientos, aunque fuera de una manera abstracta, con Carmen.

Poder y destino

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