Читать книгу Curso de Filosofía del Derecho. Tomo I - José Joaquín Ugarte Godoy - Страница 10
ОглавлениеCAPÍTULO SEGUNDO
EL PENSAMIENTO Y LAS CIENCIAS
NOCIONES DE LÓGICA
a) Definición y partes de la Lógica
17.- La Lógica es la ciencia y arte del pensamiento verdadero y correcto. El pensamiento puede ser correcto, en cuanto una conclusión se deduzca legítimamente de ciertas premisas o verdades previas, y ser sin embargo falso porque las premisas sean falsas. La corrección del pensamiento se refiere a su estructura interna: que la conclusión realmente esté contenida en las premisas y pueda desprenderse, por tanto, de ellas. En cambio la verdad del pensamiento consiste en su coincidencia con la realidad. Veamos los siguientes ejemplos:
a.- Todos los hombres son ladrones (primera premisa).
Pedro es hombre (segunda premisa).
Luego Pedro es ladrón (conclusión).
Este raciocinio es correcto, porque efectivamente la conclusión está contenida en la premisas, y por tanto puede y debe desprenderse de ellas; sin embargo, este raciocinio no es verdadero o, mejor dicho, su conclusión no es verdadera, porque no coincide con la realidad, lo que se debe a que la primera premisa o premisa mayor es falsa, porque no es verdad que todos los hombres sean ladrones.
b.- Todos los hombres son mortales (primera premisa o premisa mayor).
Pedro es hombre (segunda premisa o premisa menor).
Luego Pedro es mortal (conclusión).
Este raciocinio es correcto, porque efectivamente la conclusión está contenida en las premisas y por tanto puede desprenderse de ellas; además es verdadero, porque ambas premisas son verdaderas.
La Lógica se preocupa de que el pensamiento sea correcto y verdadero: la corrección depende del encadenamiento legítimo de la conclusión con las premisas; la verdad, de que las premisas sean conformes con la realidad.
18.- División de la Lógica.- Tiene la Lógica una rama que se ocupa de la corrección del pensamiento, la cual se llama lógica formal, o lógica menor (minor —menor—, porque es más breve).
La rama de la Lógica que estudia cómo obtener los materiales, por así decirlo, de que partan los raciocinios, y cerciorarse de su verdad, se llama lógica material. La lógica material estudia las condiciones y propiedades lógicas que se requieren, en general, para obtener una conclusión científicamente verdadera.1
19.- Las nociones que daremos son de lógica formal. Luego nos referiremos a la clasificación de las ciencias.
20.- El raciocinio tiene tres juicios. Nos referimos al raciocinio deductivo. Ellos son: la premisa mayor, la menor y la conclusión. Cada juicio tiene dos conceptos, de los cuales uno se atribuye al otro. Aquel al cual se atribuye el otro se llama sujeto. Aquel que se atribuye al otro es el predicado. Los conceptos vienen a ser así los elementos más simples del pensamiento.
b) El Concepto
21.- El concepto o idea es la representación inmaterial de la esencia de una cosa, o si se prefiere, la captación que hace el intelecto de una cosa. Como el intelecto es inmaterial, solo capta lo que en la cosa hay de inmaterial.
22.- El concepto conviene a todos los individuos de una misma especie. Puede atribuirse a una multitud de individuos; por ejemplo, el concepto hombre, esto es, animal racional, puede atribuirse a todos los hombres con prescindencia de lo que hay de individual en cada hombre, su extensión: altura, grosor; color, etc.; de todo lo que es perceptible por los sentidos. Esto se debe a que el concepto capta o recoge lo que es común a los diversos individuos de una especie, es decir, lo que es universal.
La característica esencial del concepto es la universalidad. Esta universalidad lo hace predicable de todos los individuos contenidos en la especie.
23.- Debe distinguirse el concepto formal del llamado concepto objetivo. Se llama concepto formal al que está en el entendimiento; concepto objetivo, a la realidad que estando en la cosa es recogida por el concepto formal.
24.- La posibilidad de que exista un concepto universal que convenga a todos los individuos de una especie, se debe a que en todos ellos hay una esencia o realidad común a la que cada cual le añade características individuales, que no corresponden necesaria sino accidentalmente a esa esencia. El concepto es un universal lógico; y esa esencia común, presente en todos los individuos de una especie, que cada cual realiza a su manera, es el llamado universal entitativo (de ente).2
25.- El concepto se diferencia de la imagen; la imagen recoge lo que en un individuo es perceptible por los sentidos, y que varía con cada individuo dentro de la misma especie. La imagen se forma merced a las sensaciones de los sentidos externos (vista, oído, olfato, gusto y tacto). La sensación es el acto de conocimiento del sentido externo: hay sensación visiva, auditiva, olfativa, etc.
Todas las sensaciones de los sentidos externos son aunadas por el sentido interno, llamado sensorio común, que compone la imagen o fantasma. La imagen corresponde solo a lo accidental, y lo perceptible por los sentidos, si bien es verdad que está implícito el que todo eso accidental tiene una substancia que lo sustenta.
26.- La expresión verbal del concepto se llama término: es la palabra mediante la cual se expresa en el lenguaje.
27.- La operación del intelecto de captar lo que hay de inmaterial en la cosa, o mejor dicho, lo que hay de universal en la cosa, se llama simple aprehensión.
Esta es posible gracias a la abstracción, operación que se estudiará en psicología, al ver la formación de las ideas o conceptos, y que consiste en prescindir de lo que es individual, para sacar o abstraer lo que es universal y por lo tanto inteligible, es decir, susceptible de ser captado por el intelecto.
28.- Los conceptos tienen comprehensión y extensión. La comprehensión se refiere a las características que incluyen, y la extensión, al número de individuos a los que se pueden aplicar.
En el concepto hombre, la comprehensión se refiere a las características que recoge: animal y racional; y todas las que estas incluyen a su vez; y la extensión, al número de individuos a que se aplica: todo el género humano.
Si disminuimos la comprehensión, aumentamos la extensión, y viceversa.
Así, si al concepto animal-racional le quitamos la nota de racional, queda menos comprehensivo, porque deja de expresar esta característica, pero aumenta su extensión, porque incluye no solo al hombre, sino que también a todos los animales de las otras especies.
29.- Los conceptos admiten diversas clasificaciones que pueden verse en los tratados de Lógica.
30.- En el concepto mismo no hay verdad ni falsedad: la verdad se da en el juicio: en la atribución de un concepto a otro.
c) El Juicio
31.- El juicio consiste en atribuir positiva o negativamente un concepto a otro: un predicado a un sujeto; por ejemplo: el hombre tiene inteligencia (atribución positiva, juicio afirmativo); el hombre no tiene alas (atribución negativa, juicio negativo).
Cuando la mente, el intelecto, hace una atribución positiva, compone; y si hace una atribución negativa, se dice que divide.
La inteligencia en cuanto juzga se llama por eso componente y dividente.
32.- El juicio es la operación más importante del intelecto: se llama juicio tanto a la operación misma, o acto, de la composición o división, como a la obra que es su fruto.
Es en el juicio donde puede haber verdad o error.
33.- Son los juicios susceptibles de múltiples clasificaciones: por ejemplo: positivos y negativos, que ya hemos visto; particulares y universales, según su sujeto sea particular o universal. Por ejemplo: Pedro es músico, es un juicio particular; todos los hombres son músicos, es un juicio universal; hipotéticos y categóricos, etc. El enunciado de un juicio se llama proposición, y es una oración gramatical.
d) El raciocinio deductivo o silogismo
34.- El raciocinio deductivo o silogismo consiste en deducir de dos juicios conocidos un tercero que es desconocido, pero que está contenido en los anteriores. Los conocidos son las premisas y el que de ellos se deduce es la conclusión.
35.- Se llama premisa mayor a la que es universal, y por lo tanto más comprehensiva que la otra.
La deducción consiste entonces en ir de lo más universal a lo más particular. En todo silogismo deductivo hay tres términos: dos términos extremos y uno medio.
Así, en el silogismo o raciocinio:
Todo hombre es mortal.
Pedro es hombre.
Luego, Pedro es mortal,
se vincula a Pedro con mortal, a través de hombre. “Hombre” es el término medio que sirve de enlace a los dos términos extremos, que son “Pedro” y “mortal”.
El término medio permite vincular los dos términos extremos, y figura por ello en las dos premisas; en cada una de ellas, está uno de los términos extremos. Por ejemplo: Pedro es “hombre”, y porque el “hombre” es mortal, Pedro es mortal. La demostración se hace a base de notar que el sujeto particular Pedro está contenido en el sujeto universal “hombre”, y por ello se le aplica a él lo que se aplica a ese sujeto universal, en este caso, ser mortal.
Por eso se dice que el raciocinio deductivo va de lo universal a lo particular: porque habiendo ganado la verdad universal de que todo “hombre” es mortal, saca una verdad particular que está incluida en aquella, cual es que Pedro es mortal. “Deducir” significa “sacar” (del latín deducere).
36.- Nuestra mente, por su imperfección, que no le permite conocer de inmediato a todos los hombres, y todas las cosas que pueden predicarse del hombre, tiene que ir dando estos pasos, de lo universal a lo particular: pasando de unas verdades a otras que de ellas se derivan. Este pasar de una verdad a otra se llama “discurrir”, porque es seguir un “curso” o tránsito de una cosa a otra. Por eso el raciocinio se llama también “discurso”, o discurso lógico, y se dice que nuestra inteligencia, o que la inteligencia humana, es discursiva. En cuanto la inteligencia aprehende la esencia, o lo universal que hay en la cosa, recibe el nombre de intelecto; y en cuanto discurre de unos juicios a otros, extrayendo, deduciendo o sacando conclusiones, toma el nombre de razón. En latín: intellectus y ratio. No se trata de dos facultades distintas, sino de dos funciones de una misma facultad que es la inteligencia.
37.- El raciocinio deductivo tiene sus leyes y sus figuras y modos que se estudian en Lógica. Las leyes del silogismo son ocho, a saber:
1.a) El silogismo solo debe tener tres términos: Mayor, Medio y Menor.
2.a) Los términos en la conclusión no deben tener más extensión que en las premisas.
3.a) El término medio no debe entrar en la conclusión.
4.a) Al menos en una de las premisas el término medio debe tomarse universalmente.
5.a) De dos premisas negativas no se puede sacar conclusión alguna.
6.a) De dos premisas afirmativas no puede sacarse conclusión negativa.
7.a) La conclusión debe seguir la parte más débil.
8.a) De dos premisas particulares no puede sacarse conclusión alguna.3
e) La Inducción
38.- Existe también el raciocinio inductivo (inducir: poner dentro). La inducción consiste en conocer alguna verdad acerca de un universal, mediante la consideración de que esa verdad se da en los casos particulares contenidos en ese universal.
La inducción, al contrario de lo que sucede con el raciocinio deductivo, va de lo particular a lo universal.
La inducción se basa pues en el conocimiento de los casos particulares, o de los entes particulares que realizan una misma esencia universal; y funciona descubriendo lo que en el caso particular o en el ente particular es de su esencia, y no tan solo accidental. Conocido lo que en el ente particular es de su esencia, ello puede predicarse del universal, que es precisamente esa esencia.
Así, por ejemplo, veo un perro y observo que tiene ojos, y por tanto vista. Por conocer muy bien ese perro y todo lo que hace, me doy cuenta de que pertenece a su naturaleza o esencia tener ojos. También puedo darme cuenta de eso, y es lo más frecuente, por haber visto muchos perros, y observado sus actividades y su naturaleza.
Una vez que me he dado cuenta de que el tener ojos no es accidental en un perro, como sí lo es el color, por ejemplo, sino que es esencial, puedo predicar de todos los perros, o del perro en general, o del universal perro, la posesión de ojos.
39.- La inducción puede ser completa o incompleta; se llama inducción completa a la que se hace conociendo todos los entes particulares que realizan un mismo concepto universal. Por ejemplo: si conociendo los cinco sentidos externos, o sea, vista, oído, tacto, gusto y olfato, digo que es de la esencia de los sentidos externos percibir características individuales, o que todos los sentidos externos perciben características individuales, es decir, que varían de un individuo a otro, o pueden variar (ejemplo que da Millán Puelles).
Es raro usar la inducción completa: por lo general, la multitud de entes particulares comprendidos en un universal, o que realizan la misma esencia universal, no lo permite.
La inducción incompleta se basa en el conocimiento no de todos los entes particulares que realizan la misma esencia, sino de algunos.
La inducción incompleta puede llevarnos, y de hecho nos lleva, muchas veces, a conocer con certeza características de la esencia universal. Ello ocurre cuando las cosas o entes particulares que conocemos, los conocemos suficientemente bien como para estar seguros de que la característica de que se trata pertenece a su esencia, y que no la tienen meramente en forma accidental.
Así, por ejemplo, puedo observar el perro y sus funciones, aunque no conozca más que uno: viendo que se alimenta, que busca el alimento, y que se desplaza para hacerlo, etc., podré concluir que el tener ojos, olfato, gusto, oído, son cosas esenciales en él, porque le permiten alimentarse, indicándole hacia dónde ha de desplazarse para poder alimentarse, y qué ha de elegir para su alimento, etc.
Y mejor aún si conozco muchos perros, pues ello me confirmará en esas verificaciones. Pero evidentemente no es necesario conocerlos a todos para darse cuenta de que es propio de la esencia de los perros tener los expresados sentidos.
Solo un sofista podrá argumentar que es meramente probable la conclusión de que todos los perros tienen esos sentidos.
Se llama inducción incompleta suficiente a la que se funda en un número de casos suficiente, o en el conocimiento suficiente del único caso que se conoce, como para atribuir al universal lo que se da en el caso particular o en el ente particular.
40.- Se ha pretendido por diversos filósofos que la inducción incompleta no puede producir certeza en el enunciado de una ley general, pues daría lugar a un conocimiento meramente probable.
David Hume, filósofo inglés del siglo XVIII,4 que no creía en la validez universal de los conceptos, ni en lo que no fuera perceptible por los sentidos, decía que las leyes universales que formulan las ciencias se fundan en una rutina, hábito o costumbre: porque siempre hemos visto hasta ahora que algo ocurre de una determinada manera, afirmamos que tiene que ser así y que seguirá, por tanto, ocurriendo así. Pero, añade, nada nos autoriza a formular la ley general. No porque el sol haya salido todos los días —dicen quienes piensan así— podemos afirmar que saldrá mañana, queriendo aludir con ello no a la posibilidad del fin del mundo, sino a la indeterminación y casualidad en el comportamiento de la naturaleza que sigue existiendo.
Kant dijo que sí se pueden formular leyes universales a base del conocimiento de casos particulares, pero su remedio es peor que la enfermedad, porque pretende que la verdad es creada por nuestra mente y que, por eso, y siendo ella la que la produce, y no pudiendo nosotros conocer lo inteligible del mundo exterior tal como pueda ser en sí, tenemos verdades universales pero que no guardan correspondencia con la realidad exterior, o no tienen por qué guardarla.
41.- La verdad es que el principio de causalidad, según el cual todo lo que comienza a ser tiene que tener una causa que lo produzca —principio que se estudiará después al dar las nociones de Metafísica— y que el principio de razón suficiente, según el cual todo ser, y todo hecho (los hechos también son seres), tiene que tener una suficiencia inteligible, es decir, tiene que poder ser conocido por algo que lo explique, postulan que todo fenómeno constante o todo hecho constante ha de tener una causa también constante. Esto supuesto, el conocimiento de los particulares ha de ser posible en términos de llegar a establecer cuándo algo pertenezca a su esencia o solo se dé por accidente en ellos. Y así la inducción incompleta puede ser suficiente para extraer un conocimiento del universal, y enunciar, en consecuencia, una ley general.
También es verdad que puede haber dificultades grandes y a veces de hecho insuperables, para discernir, en la práctica, en algunos casos, o en muchos, cuando algo es tan constante que no solo acompaña a otra realidad en forma accidental, sino que le pertenece esencialmente, y por eso habrá muchos casos en que no se pueda pasar de un conocimiento probable, o muy altamente probable, pero que no alcance certeza. Esto no significa, empero, que deba descalificarse la inducción incompleta suficiente, porque la dificultad de realizarla en diversas ocasiones no arguye contra su posibilidad.
f) La Clasificación de las Ciencias
I.- Clasificación según la inmaterialidad de su objeto
42.- Toda ciencia tiene como objeto material el ser o los seres que estudia, y como objeto formal, el aspecto que en ese ser o en esos seres estudia. Como la forma, en el orden de las causas, determina a la materia, en filosofía se llama formal a lo que es determinante, y material a lo que es determinable. Y como el aspecto que la ciencia estudia en un ser, prescindiendo de los demás, es lo determinante para constituir esa ciencia y distinguirla de las demás, se le llama objeto formal.
Distinguen los escolásticos entre el objeto formal quod (lo que) y el objeto formal quo (por el que).
El objeto formal quod es el aspecto o realidad de ese ser que le interesa a la ciencia respectiva, y que estudia: esa característica o realidad en cuanto está fuera de la mente, realmente presente en el objeto material, es lo que la ciencia intenta captar de ese ser.
El objeto formal quo es la representación mental presente en nuestro intelecto, por la cual captamos esa realidad que es el objeto formal quod.
43.- El conocimiento o ciencia de una cosa, como obra que es del intelecto, que es inmaterial, será más perfecto mientras más inmaterial sea ese objeto. Por eso las ciencias se clasifican por el grado de inmaterialidad de sus objetos formales quo. Porque si bien estos objetos formales quo, siendo representaciones que están en nuestro intelecto, son siempre inmateriales, porque si no no podrían estar en nuestro intelecto, sin embargo su inmaterialidad admite diversos grados de perfección. La inmaterialidad se logra por la abstracción o acción de extraer lo inmaterial de la realidad material en que se da. La abstracción puede ser en consecuencia de diversos grados, a saber:
1º) Primer grado de abstracción: es el que prescinde de la materia individual de los seres que se estudian, para quedarse con la naturaleza universal propia de la especie, recogida en el concepto que los diversos individuos realizan. Así, por ejemplo, la zoología prescinde, al estudiar los caballos, la especie equina, de la materia individual, y por lo tanto no se ocupará del porte individual, color, olor, etc., del caballo Rocinante o del caballo Bucéfalo, o Babieca, sino que se ocupará de lo que es común a todos los caballos, y entra por lo tanto en el concepto universal de caballo: tomará nota sí de que en el caballo hay materia, porte, color, etc., pero no registrará el porte o color individual de cada caballo, sino la nota común de tener algún porte o algún color. La zoología prescinde de la materia individual y recoge la naturaleza universal, que incluye la materia común, es decir, la nota de que hay materia en general.
Este es el primer grado de abstracción y es el propio de la física, de la química, de la biología, y también de algunas ramas de la filosofía: de la filosofía de la naturaleza, la lógica, la ética: todas menos la metafísica.
2º) Segundo grado de abstracción: se refiere a realidades que solo pueden darse en la materia, al igual que el grado anterior, pero, y en esto se distingue de él, se refiere a realidades que pueden concebirse en la mente sin la materia: es el grado de abstracción propio de las matemáticas. Un triángulo solo puede darse en la materia, pero puede concebirse de una manera inmaterial en cierto modo: desde luego en la materia no existen entidades de dos dimensiones, sino solo de tres, y con peso, color y masa y otras características que no se recogen en la geometría.
3º) Tercer grado de abstracción: prescinde de la materia individual y también de la esencia universal, para quedarse solo con el ser: la entidad. Es el grado propio de la metafísica. El ser es algo que se puede dar en la materia, pero que no necesariamente se da en la materia, porque hay seres inmateriales: en sí mismo no es material, ni inmaterial. La única ciencia del tercer grado de abstracción es la filosofía primera o metafísica; las únicas del segundo grado de abstracción son las matemáticas; todas las otras ciencias son el primer grado de abstracción.
II.- Clasificación de las ciencias según se ordenen al hallazgo de la verdad o a la acción
44.- La ciencia puede recaer sobre una realidad previa que se ha de contemplar o reflejar tal como es en sí: así por ejemplo, la Astronomía estudia el sistema solar, y el astrónomo debe reproducirlo en su mente tal cual es: su mente debe adecuarse a la realidad y verdad del sistema solar: por eso se dice que la Astronomía y todas las ciencias de este tipo son especulativas (del latín speculum: espejo), ya que el intelecto del científico está en ellas llamado a reflejar la realidad a la manera como lo hace un espejo. Son ciencias especulativas la Metafísica, la Filosofía de la naturaleza, las Matemáticas, la Historia, etc. Se les llama también teóricas (del griego teoría, qewriva: contemplación).
45.- La ciencia puede también recaer sobre la acción, y ordenarse a ella. En tal caso el intelecto preconcibe la idea ejemplar de una obra por realizar, y según ella se la ejecuta. Es el caso del músico que concibe la idea de una sinfonía, o del pintor que forma la idea ejemplar de un cuadro. Aquí ocurre que, a la inversa, no es la realidad la que determina al intelecto, sino el intelecto el que determina a una realidad por hacer. Esta ciencia se llama ciencia práctica (del griego praxis, pra~ziı, acción).
La ciencia práctica puede versar sobre la perfección de la obra en sí misma, que es su dimensión factible: si está técnicamente bien hecha; y sobre la conformidad del acto mediante el cual se realiza la obra, con el fin último del agente libre, conocedor de ese fin: si le lleva a su fin último, por ser conforme con la naturaleza del agente, o ley natural: este aspecto es la dimensión agible de la obra: si es moral o no.
Por ejemplo, una casa puede estar muy bien hecha desde el punto de vista técnico, en este caso arquitectónico; este es el aspecto factible; pero haberse hecho para sede de un centro de tortura: el haberla hecho, entonces, ha sido algo moralmente malo: este es el aspecto agible.
La ciencia práctica puede entonces ser de lo factible, y se llama en tal caso arte o técnica, y de lo agible, y se llama entonces ciencia moral.
46.- Pero la acción u obra admite un doble conocimiento, a saber: a) el de quien la está ejecutando actualmente, o la conoce para ejecutarla, que es de esa acción única, como singular y concreta, y b) el de quien no la está realizando, sino que la estudia en abstracto, según sus leyes y principios generales, derivados de la naturaleza del hombre y de las cosas. El que conoce la acción de esta manera está conociendo más bien la naturaleza del hombre y de las cosas en cuanto contiene los principios que estarán presentes en la acción. Esa naturaleza es algo previo que ha de reflejarse tal como es. Esta ciencia no recae sobre una acción concreta real que se está haciendo, o se ha de hacer, sino sobre los principios de la acción. No conoce la acción como realizable, sino como especulable. Esta ciencia es materialmente práctica, porque su materia o tema es la acción, pero formalmente especulativa, porque el punto de vista que adopta, que es lo determinante, es el especulativo.
Son ciencias materialmente prácticas y formalmente especulativas, o especulativo-prácticas, como también se las llama, la ética, el derecho, la política, la economía, el arte musical, pictórico, etc. Todas ellas abordan sus respectivas acciones desde el punto de vista de las normas o reglas que las rigen, que es un punto de vista especulativo.
1 Millán Puelles, Fundamentos de Filosofía, pág. 90. Añade Millán Puelles: “No todo raciocinio es una demostración, sino tan solo aquel que produce ciencia. Por eso, mientras la lógica formal se desentiende de la índole científica o no científica de la materia del raciocinio, la lógica material examina las condiciones y elementos necesarios para que esa materia sea realmente científica” (loc. cit.).
2 “El concepto objetivo universal se encuentra realizado en una pluralidad de cosas a las cuales, por tanto, es común; y de esta manera puede denominársele un universal entitativo…” (Millán Puelles op. cit. pág. 101).
3 Jacques Maritain, El Orden de los conceptos, traducción española del Club de Lectores de Buenos Aires, 1962, pág. 242.
4 Ver en el capítulo “La causalidad. El concepto metafísico de ley”, de la sección sobre fundamentos metafísicos, de esta primera parte, en la nota 19, los datos biográficos de Hume.