Читать книгу La sostenibilidad y el nuevo marco institucional y regulatorio de las finanzas sostenibles - José María López Jiménez - Страница 28

4.3. LA GESTIÓN DEL RIESGO AMBIENTAL POR LAS ENTIDADES FINANCIERAS

Оглавление

La debilidad de los sistemas de gobierno corporativo de las entidades financieras, especialmente las del sector bancario, contribuyó, en el marco de la crisis comenzada en 2007 y 2008, a una excesiva asunción de riesgos, particularmente intensa en el ámbito del riesgo de crédito, el riesgo por antonomasia del sector bancario. El optimismo reinante ocultó la acumulación de riesgos, en un contexto de expectativa de una liquidez infinita en los mercados y de que el periodo de baja volatilidad sería permanente (Linde, 2015, pág. 23)80.

El nuevo marco regulador y supervisor es hoy día mucho más exigente, y obliga a las entidades a identificar, gestionar y vigilar todos los riesgos en los que puedan incurrir, sean de origen rigurosamente financiero o no. Incluso, como mostraremos a continuación, existe una tendencia para expresar en términos financieros la posible materialización de ciertos riesgos no financieros, como el climático.

Así, las entidades tratan de gestionar en la actualidad una rica panoplia de riesgos, financieros y no financieros: de cambio de divisa, de mercado, de cumplimiento, operacional, de transición, de conducta, tecnológico, de reputación, político…

El riesgo ambiental, primero, y el climático, más adelante, no han estado incluidos entre los prioritarios, ni antes de la citada crisis financiera ni en los inmediatos años posteriores, aunque se aprecia un creciente interés por parte de las autoridades y de las entidades para su gestión, ante la presión normativa y la supervisora.

Como señala Carney (2019b, pág. 13), la mayoría de los bancos británicos están empezando “a tratar los riesgos derivados del cambio climático de la misma forma que otros riesgos financieros, en lugar de considerarlos tan solo un aspecto de la responsabilidad social de la empresa”81.

Muestra de ello es, por ejemplo, la consideración por el Banco Central Europeo, desde 2019, del riesgo climático en el mapa de riesgos del Mecanismo Único de Supervisión, o el deber de ciertas entidades financieras de informar anualmente sobre el riesgo financiero asociado al cambio climático y a la transición hacia una economía más sostenible, conforme a la futura “Ley de cambio climático y transición energética”.

La Guía del Banco Central Europeo sobre riesgos relacionados con el clima y medioambientales (Banco Central Europeo, 2020a, pág. 32) incluye como expectativa supervisora la siguiente: “Se espera que las entidades incluyan los riesgos relacionados con el clima y medioambientales como factores de las categorías de riesgos existentes en su marco de gestión de riesgos con el fin de gestionar, vigilar y atenuar estos riesgos desde una perspectiva suficientemente a largo plazo […]”82. Las 13 expectativas supervisoras se describen sucintamente en el cuadro 4.

Cuadro 4. Descripción general de las expectativas supervisoras del BCE

Expectativa 1Se espera que las entidades conozcan el impacto de los riesgos relacionados con el clima y medioambientales sobre el entorno empresarial en el que operan a corto, medio y largo plazo para poder adoptar decisiones estratégicas y de negocio informadas.
Expectativa 2Al determinar y aplicar su estrategia de negocio, se espera que las entidades tengan en cuenta los riesgos relacionados con el clima y medioambientales que tengan un impacto en su entorno empresarial a corto, medio y largo plazo.
Expectativa 3Se espera que el órgano de administración tenga cuenta los riesgos relacionados con el clima y medioambientales al definir la estrategia empresarial general, los objetivos de negocio y el marco de gestión de riesgos de la entidad y que ejerza una vigilancia efectiva de estos riesgos.
Expectativa 4Se espera que las entidades incluyan explícitamente los riesgos relacionados con el clima y medioambientales en su marco de apetito de riesgo.
Expectativa 5Se espera que las entidades asignen la responsabilidad de la gestión de los riesgos relacionados con el clima y medioambientales en su estructura organizativa con arreglo al modelo de tres líneas de defensa.
Expectativa 6A los efectos de la comunicación interna, se espera que las entidades comuniquen datos de riesgo agregados que reflejen sus exposiciones a los riesgos relacionados con el clima y medioambientales para que el órgano de administración y los comités correspondientes puedan adoptar decisiones informadas.
Expectativa 7Se espera que las entidades incluyan los riesgos relacionados con el clima y medioambientales como factores de las categorías de riesgos existentes en su marco de gestión de riesgos aplicable con el fin de gestionar, vigilar y atenuar estos riesgos desde una perspectiva suficientemente a largo plazo y que revisen periódicamente sus mecanismos. Se espera que las entidades identifiquen y cuantifiquen estos riesgos en el marco de su proceso global de asegurar la adecuación del capital.
Expectativa 8En su gestión del riesgo de crédito, se espera que las entidades tengan en cuenta los riesgos relacionados con el clima y medioambientales en todas las fases pertinentes del proceso de concesión de crédito y que vigilen los riesgos de sus carteras.
Expectativa 9Se espera que las entidades consideren cómo podrían afectar negativamente a la continuidad de las operaciones los acontecimientos relacionados con el clima y el medio ambiente y en qué medida la naturaleza de sus actividades podría aumentar los riesgos reputacionales y de responsabilidad.
Expectativa 10Se espera que las entidades vigilen de forma continuada el efecto de los factores climáticos y medioambientales sobre sus posiciones de riesgo de mercado vigentes y sus inversiones futuras y desarrollen pruebas de resistencia que incluyan los riesgos relacionados con el clima y medioambientales.
Expectativa 11Se espera que las entidades con riesgos relacionados con el clima y medioambientales significativos evalúen la idoneidad de sus pruebas de resistencia con vistas a incluirlos en sus escenarios base y adverso.
Expectativa 12Se espera que las entidades evalúen si los riesgos significativos relacionados con el clima y medioambientales pueden provocar flujos netos de salida de efectivo o reducir sus colchones de liquidez y, en tal caso, que incluyan estos factores en su gestión del riesgo de liquidez y en la calibración de los colchones de liquidez.
Expectativa 13A los efectos de su comunicación de información reglamentaria, se espera que las entidades publiquen información significativa y los parámetros clave sobre los riesgos relacionados con el clima y medioambientales que consideren significativos, teniendo debidamente en cuenta las Directrices de la Comisión Europea sobre la presentación de informes no financieros: Suplemento sobre la información relacionada con el clima.

Fuente: Banco Central Europeo (2020a) y elaboración propia

En los últimos tiempos se diferencia entre los riesgos ambientales y los riesgos climáticos, que, aunque guardan similitud y comparten ciertas manifestaciones, no son idénticos. En todo caso, es la acción humana la que se encuentra en su origen (impacto antropogénico) y, en general, todos estos riesgos se podrían reconducir a la rúbrica de los riesgos ambientales83.Aunque, aparentemente, estos riesgos, caracterizados por el impacto de gran alcance en amplitud y magnitud, su previsibilidad, irreversibilidad y la dependencia en acciones a corto plazo, se ignoran por el marco regulatorio del capital de las entidades de crédito, en realidad se pueden considerar incluidos en otros riesgos como el de crédito, el de mercado, el de negocio y el operacional (Hernández de Cos, 2019, pág. 11; Delgado, 2019a, pág. 9)84. No obstante, se suele destacar su naturaleza propia (Delgado, 2019a, pág. 9; 2019b, pág. 8).

Conforme a las tendencias más recientes, la supervisión prudencial está pasando a prestar atención a los riesgos climáticos y ambientales, en tanto que la gestión por parte de las entidades, partiendo de la transversalidad y la necesaria coordinación de prácticamente todos los departamentos, confiere mayor protagonismo a las áreas relacionadas con la gestión del riesgo y las funciones financieras (González y Núñez, 2019, pág. 15), en el marco del modelo de las tres líneas de defensa85 (esquema 4).

Esquema 4. La gestión de las finanzas sostenibles: el modelo “3LoD” en el ecosistema financiero


Fuente: Elaboración propia.

En relación con los riesgos climáticos, estamos al tanto de que algo va a ocurrir, aunque no estamos seguros ni de su exacto tamaño ni de su potencial impacto (Enria, 2020). Los riesgos del cambio climático obligan a las entidades financieras a “estimar riesgos muy por encima del horizonte al que están habituadas a hacerlo” (Roldán, 2019b, pág. 9). La falta de metodologías apropiadas dificulta la valoración de los riesgos climáticos y su incorporación en los modelos internos de riesgo (Ferrer, 2019, pág. 36). Es crucial que el sector financiero incorpore los riesgos asociados al cambio climático en su toma de decisiones (Hernández de Cos, 2020b, pág. 10).

Según Alonso y Marqués (2019, pág. 20), “para que la consolidación de las finanzas sostenibles sea definitiva es necesario entender el impacto del cambio climático como un nuevo input en la función de riesgos financieros. Podemos ver el riesgo de cambio de climático como una moneda con dos caras. Para ello hay que tener en cuenta tanto el impacto del negocio de las empresas sobre el clima como el efecto del cambio climático sobre la rentabilidad esperada de las empresas. Esta doble dimensión de los riesgos queda reflejada en el criterio de doble materialidad”:

– Materialidad medioambiental y social: El impacto de la actividad de las empresas sobre el proceso de cambio climático.

– Materialidad financiera: El impacto que el cambio climático (riesgo físico y de transición) puede ocasionar sobre las cuentas financieras de las empresas.

El cambio climático puede afectar a la estabilidad financiera básicamente a través de dos canales principales, el de los riesgos físicos y el de los riesgos de transición (Bolton et al., 2020, págs. 17-18).

Los riesgos físicos se definen como aquellos que derivan bien de la creciente severidad y frecuencia de eventos meteorológicos extremos, bien de un cambio gradual y a largo plazo del clima de la Tierra (Management Solutions, 2020, pág. 17). Estos riesgos pueden afectar a las empresas directamente, mediante el daño sobre activos o infraestructuras, o indirectamente, al alterar sus operaciones u originar la inviabilidad de sus actividades.

Estos riesgos pueden ser agudos o crónicos (Comisión Europea, 2019b); son agudos los que derivan de sucesos concretos, especialmente, de fenómenos meteorológicos, como tormentas, inundaciones, incendios u olas de calor, que pueden dañar las instalaciones de producción y trastornar las cadenas de valor, y son crónicos los que derivan de cambios a más largo plazo en el clima, como los cambios de temperatura, el aumento del nivel del mar, la menor disponibilidad de agua, la pérdida de biodiversidad y las alteraciones en la productividad de la tierra y del suelo.

Los riesgos de transición derivan de la transformación del modelo productivo, para la implantación de un modelo descarbonizado y sostenible, e incluyen (Comisión Europea, 2019b) los riesgos vinculados con las políticas públicas, los jurídicos, los tecnológicos, los de mercado y los de reputación. Carney (2019a, pág. 5) proporciona algunos ejemplos concretos de estos riesgos:

– Riesgos físicos: Exposición de la cartera hipotecaria al riesgo de inundación, impacto del clima extremo sobre el riesgo soberano.

– Riesgos de transición: Exposición a sectores económicos intensivos en carbono o energéticamente ineficientes, préstamos a clientes con garantía sobre vehículos diésel.

El análisis de potenciales cambios en el entorno, “con objeto de evaluar la posibilidad del fracaso empresarial, es una parte esencial de la evaluación y gestión de riesgos en el sistema financiero, con independencia de que dicho cambio en el entorno tenga un origen tecnológico, de comportamiento del cliente, regulatorio o medioambiental” (Delgado, 2019a, pág. 10).

Existe un evidente problema de falta de datos para medir adecuadamente los riesgos físicos y de transición, “por lo que los bancos deben comenzar a clasificar a sus clientes en función de su efecto medioambiental, siguiendo la taxonomía de la UE […]” (Delgado, 2020a).

El mayor desafío de la gestión del riesgo climático se encuentra en la evaluación de la resiliencia de la estrategia de las compañías a los riesgos de transición; los mercados necesitan información para conocer si las compañías pueden aprovechar las oportunidades de una economía baja en carbono, y cuáles son estratégicamente resilientes a los riesgos físicos y de transición asociados al cambio climático (Carney, 2019a, pág. 4).

En su Guía sobre riesgos climáticos y ambientales, el Banco Central Europeo añade la necesidad de gestionar el denominado “riesgo de responsabilidad”, que se pude identificar con el riesgo legal, que debe llevar a considerar el propio riesgo de las entidades bancarias, pero también el de sus contrapartes que pueden verse afectadas, igualmente, “por riesgos legales derivados de factores medioambientales o relacionados con el clima, que, a su vez, pueden aumentar el riesgo de crédito para la entidad” (Banco Central Europeo, 2020a, pág. 12, nota al pie 13)86.

La sostenibilidad y el nuevo marco institucional y regulatorio de las finanzas sostenibles

Подняться наверх