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1.3. MAGNITUD DEL IMPACTO CLIMÁTICO: PRINCIPALES MANIFESTACIONES Y AMENAZAS PARA LA ESTABILIDAD FINANCIERA

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Antes de profundizar sobre el racional del nivel de incremento máximo en el 2 °C de temperatura media global, conviene precisar que el traspaso de dicho límite no significa que al alcanzar dicha cota irremediablemente se vayan a desencadenar toda una batería de catástrofes naturales. Más bien significa que, a medida que suba la temperatura, los impactos se irán intensificando haciéndose más frecuentes y de mayor profundidad. Puede ilustrarse con el ejemplo del límite de velocidad en la carretera: por debajo del mismo, no hay garantía de ser inmunes a accidentes, pero si se superan, las probabilidades de accidente son mucho mayores y más grandes cuanto más lejos del límite4.

Nos encontramos ante la encrucijada de que ya no podemos evitar que el clima cambie. El nivel de emisiones alcanzado hasta la fecha ha provocado un efecto invernadero que ha acabado alterando el balance energético de la Tierra. Por otra parte, dicho nivel sigue en aumento sin que nos encontremos con medidas de mitigación eficaces para ponerle freno. De esta forma, la magnitud del impacto del cambio climático vendrá fuertemente determinada por el carácter irrecuperable de las pérdidas, por su estrecha relación con el incremento de la temperatura media y por la ineficacia en la implementación de medidas que supongan un cambio radical a la tendencia que seguimos. A todo lo anterior, se le suma el reto de la escasez de tiempo pues mientras nos aproximamos de manera inexorable a traspasar dichos umbrales, el incremento del impacto se va haciendo sustancialmente mayor, habiendo sido advertidos por la comunidad científica de que los peores impactos están por llegar.

En la medida que el cambio climático ya no es percibido como un problema remoto, conviene tener muy presente los principales efectos del mismo, pues son muy dispares las distintas manifestaciones con las que puede impactar sobre el Planeta. El sistema climático se considera formado por el equilibrio de cinco elementos que interrelacionan entre sí: La atmósfera (la capa gaseosa que envuelve la Tierra), la hidrosfera (el agua dulce y salada en estado líquido), la criosfera (el agua en estado sólido), la litosfera (el suelo) y la biosfera (el conjunto de seres vivos que habitan la Tierra). Existe un enorme componente de incertidumbre en la evolución e interrelación de estos ante la exposición de ciertos fenómenos si bien atendiendo a la distinta naturaleza del impacto, se puede diferenciar entre:

• Sistemas físicos: las variaciones en los sistemas físicos del planeta se ven representados por hechos significativos como el deshielo de los polos, que a su vez causa la regresión de los glaciares, el derretimiento de la nieve, el calentamiento y deshielo del permafrost5, inundaciones en ríos y lagos, sequías, erosión costera, subida del nivel del mar y fenómenos extremos.

• Sistemas biológicos: provocando la destrucción y extinción de los distintos hábitats de la flora y fauna, con un fuerte impacto en la biodiversidad de los ecosistemas terrestres y marinos, incrementando los incendios forestales y desplazando a las distintas especies en busca de lugares con más adecuados para su supervivencia.

• Sistemas humanos: desde cambios en la salud humana y la productividad del trabajo, provocados por el aumento del estrés térmico, hasta la destrucción de cosechas impactando en la calidad y cantidad de comida disponible. El impacto es asimétrico entre países desarrollados y menos desarrollados, incrementando la brecha entre unos y otros. Lo anterior supone un caldo de cultivo idóneo para la proliferación de conflictos geopolíticos, grandes desplazamientos migratorios y, en términos generales, un aumento del nivel de la pobreza.

Un incremento de la temperatura media en 2 °C puede sonar irrelevante, pero el ser humano nunca ha habitado en el Planeta con dichas condiciones, más caliente de lo que era antes del empleo de los combustibles fósiles y las implicaciones son de gran calado. Especialmente ilustrativo se presenta el Informe especial del IPCC (IPCC, 2018), uno de los informes más importantes de la década, compilando los esfuerzos de cientos de científicos de todo el mundo reuniendo los resultados de más de 6.000 informes y trabajos de investigación. Según este, el calentamiento global ya ha incrementado la temperatura media en 1,1 °C desde 1850. Diecinueve de los veinte veranos más cálidos de la historia, han ocurrido desde 2001. Dicho informe determina que los riesgos para el crecimiento económico mundial en su conjunto aun siendo de enorme magnitud serán menores con un calentamiento global de 1,5 °C que con uno de 2 °C de aquí al final del presente siglo, tal y como se desprende de la Ilustración 3.

Ilustración 3. Comparativa entre impactos ante el incremento en la temperatura media en 1,5 °C y 2,5 °C


Fuente: Elaboración propia en atención a información de WWF (2020B) e IPCC 2018.

Un pequeño incremento de medio grado en la temperatura media es suficiente para que se multipliquen e intensifiquen las fuentes de impacto climáticas. Tan solo una variación de 1.5°C a 2°C, significa que alrededor de 4 millones de personas puedan ver hogares sumergidos permanentemente bajo el agua. Grandes áreas urbanas como Nueva York, Shanghái o Londres se verán especialmente afectadas por el incremento del nivel del mar países sumándose al resto de países que hace años vienen defendiéndose contra el avance de los mares (como Holanda o Senegal).

Por encima de 2 °C, seríamos testigos de un cambio climático imparable, por lo que el incentivo a actuar es enorme, piénsese por ejemplo que, si se lograra conseguir el difícil objetivo del 1,5 °C se podría dar una oportunidad de supervivencia a los arrecifes de coral, que son el pilar fundamental de múltiples ecosistemas de los que dependen cerca de un cuarto de la vida bajo el mar y alrededor de 500 millones de personas. Asimismo, debe tenerse presente que la producción alimentaria dependerá críticamente de la distribución de lluvias incluso en los países desarrollados del área templada. La distribución de los efectos tiene una mayor incidencia en países menos desarrollados, pero dista de ser un problema exclusivo de dichas regiones, pues el Mediterráneo es vulnerable en el corto plazo incluso a los niveles más bajos del cambio climático. Aunque el aumento no supere los 2°C, casi el 30% de la mayoría de los grupos de especies y más de un tercio de las plantas estarán en peligro. En escenarios más realistas, siguiendo la tendencia de los actuales niveles de emisiones es previsible que desaparezcan más de la mitad de las especies de las plantas y entre un tercio y la mitad de los otros grupos de especies.

En la medida en que cada medio grado de incremento intensifica con tanta severidad la magnitud del impacto, la realidad de los hechos nos traslada a la necesidad de una actuación a nivel global y con carácter urgente. Más aún, considerando que la tendencia actual nos aproxima hacia el incremento del 3.2 °C de temperatura media. Limitar el calentamiento al 1.5 °C es posible, pero requeriría un fuerte ajuste de los compromisos nacionales establecidos.

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