Читать книгу La sostenibilidad y el nuevo marco institucional y regulatorio de las finanzas sostenibles - José María López Jiménez - Страница 83

1.4.2. Profundidad de la huella ecológica: la llegada del Antropoceno

Оглавление

La gravedad de la situación ha llegado a tal punto que habría que replantearse si, con el perdón del poeta sevillano6, se podría afirmar tan jovialmente el aviso a caminantes que ruega que “son tus huellas el camino y nada más, (…) caminante no hay camino, si no estelas en el mar”. A la vista de la emergencia climática, parece que al volver la vista atrás la escena guarda mayor semejanza con la famosa acera de Hollywood Boulevard, en la que multitud de estrellas cinematográficas estampan sus huellas sellando, en comunión con el alquitrán, el ritual que acaba por otorgarles la eternidad de su particular “Paseo Por la Fama”. Al calor de un modelo económico que busca ser altamente competitivo y un permanente crecimiento como objetivo ulterior, parece que la constelación de estrellas en búsqueda de su minuto de fama no tenía entre sus prioridades el perjuicio que supone dejar su huella en el Planeta Tierra. Como veníamos apuntando, el factor climático tradicionalmente ha pasado inadvertido en la planificación presupuestaria, tanto del sector público como del privado, desentendiéndose en gran medida de cualquier consideración de cariz humano, social o medioambiental que vengan a complementar la información financiera que aportan algunas otras más fervientemente observadas como el PIB.

Menos indulgente se presenta el término de Antropoceno extendido por Paul Jofez Crutzen, Premio Nobel galardonado por sus trabajos en química atmosférica, que propone como sustituto al denominado Holoceno7, vaticinado así la llegada de una nueva era impulsada por el significativo impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres. En este punto cabe plantearse, ¿cómo podemos medir el diferente consumo de recursos en las distintas regiones del mundo?, ¿qué elementos deberíamos tener en cuenta para considerar el impacto ambiental del producto?

Una de las posibles aproximaciones seguidas viene de la mano del concepto de huella ecológica, para lo que será necesario introducir un par de términos clave empleados para su construcción. A partir del trabajo realizado por la Global Footprint Network se ha venido extendiendo en el ámbito internacional el empleo de la denominada huella ecológica, como métrica para el análisis integral de aspectos sostenibles y como herramienta que facilita el entendimiento de la demanda y consumo de recursos naturales a nivel agregado. Dicha métrica, a la hora de considerar el consumo de bienes y servicios incorpora todos los recursos, incluyendo los energéticos, que han sido empleados hasta la puesta a disposición en manos del consumidor. De esta forma, en la contabilización del ciclo de vida completo del producto se considera todo aquello que forma parte, ya sea directa o indirectamente, de la cadena de producción (incluidas las pérdidas que se producen en su transcurso). Por ejemplo, el consumo de alimentación incluiría no sólo la materia vegetal o animal que las personas gastan o desperdician en el hogar, sino también la que se pierde durante el procesamiento o la cosecha, así como toda la energía utilizada para cultivar, cosechar, procesar y transportar los alimentos (Global Footprint Network). Se compone de tres elementos:

Ilustración 4. Componentes determinantes del déficit y de la reserva ecológica


Fuente: Elaborado a partir de la fuente Global Footprint Network webiste.

• Huella ecológica del consumo: Por el lado de la demanda de recursos, se miden los activos ecológicos necesarios para producir los recursos naturales que consume una determinada nación (incluidos los productos alimenticios y de fibra vegetal, el ganado y los productos pesqueros, la madera y otros productos forestales, el espacio para la infraestructura urbana) y para absorber sus desechos, especialmente las emisiones de carbono. Representa tanto la exportación de recursos nacionales y servicios ecológicos para su uso en otros países, como la importación de recursos y servicios ecológicos para el consumo doméstico. Los cambios más significativos en la huella ecológica del consumo responderían a grandes cambios en el comportamiento de consumidores.

• Huella ecológica de la producción: Por el lado de la oferta de recursos, indica la productividad los activos ecológicos resultantes de los procesos de producción dentro de una determinada zona geográfica. Se corresponde así con la capacidad de los ecosistemas para producir materiales biológicos empleados para satisfacer las necesidades de una comunidad poblacional concreta, y para absorber los desechos generados en el proceso. Incluye la suma de todas las áreas bioproductivas dentro de un país necesarias para sostener la cosecha real de productos primarios (tierras de cultivo, de pastoreo, forestales y pesqueras), la superficie construida del país (carreteras, fábricas, ciudades) y la superficie necesaria para absorber todas las emisiones de carbono de combustibles fósiles generadas dentro del país. En la medida en que las distintas geografías emplean una combinación de sistemas de gestión y tecnológicas de extracción de recursos, añadido a la variabilidad de factores como el clima o la propia gestión de recursos humanos, la huella ecológica de la producción presenta una gran variabilidad entre regiones. Esta medida intentar reflejar una aproximación sostenible al enfoque seguido por el producto interno bruto (PIB), que representa la suma de los valores de todos los bienes y servicios producidos dentro de las fronteras de un país.

• Huella ecológica de las importaciones y exportaciones: indica el uso de la biocapacidad en el comercio internacional. En el comercio entre países se utiliza la biocapacidad como la huella ecológica neta del comercio (restando a la huella de las importaciones la de las exportaciones). Así, si la Huella Ecológica incorporada en las exportaciones es mayor que la de las importaciones, resultará un país es un exportador neto de recursos renovables y servicios ecológicos. Por el contrario, un país cuya huella de las importaciones es mayor que la de las exportaciones depende de los recursos renovables y servicios ecológicos generados por los activos ecológicos de fuera de sus fronteras geográficas.

Producto de lo anterior, una situación de déficit ecológico se correspondería con una huella ecológica poblacional que excede la biocapacidad del área disponible para esa población. Un déficit ecológico nacional significa que una determinada nación está importando biocapacidad a través del comercio, liquidando bienes ecológicos nacionales o emitiendo residuos de dióxido de carbono a la atmósfera. Por el contrario, cuando dicha biocapacidad excede la huella ecológica de su población, se genera una suerte de “reserva ecológica”. En atención a dicha metodología, se ha construido la Ilustración 5, que denomina “acreedores ecológicos” a los primeros, y “deudores ecológicos” a los segundos.

Ilustración 5. Biocapacidad del Planeta Tierra


Fuente: Global Footprint Network, explore data.

Los resultados muestran una clara radiografía de la situación actual, en la que la mayor parte de los países y el mundo considerado en su conjunto, mantienen una situación de déficit ecológico (referido anteriormente como el día de sobrecapacidad de la tierra). En un planeta en el que más del 85% de la población mundial vive en países desarrollados, dependientes de un modelo altamente deficitario en términos ecológicos, parece innegable la conclusión de que no todos los habitantes y regiones han contribuido exactamente en los mismos términos al problema climático.

La sostenibilidad y el nuevo marco institucional y regulatorio de las finanzas sostenibles

Подняться наверх