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PLANTAR UNA ALBAHACA

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Como le gusta la humedad, pero no el exceso de agua, ya hace siglos se propuso un curioso sistema de cultivo en las macetas, que consiste en poner a unos cuantos centímetros bajo tierra caracoles vacíos con su abertura hacia arriba, una o dos capas, y sembrar luego por encima la albahaca. De esta manera, al regar la maceta o el tiesto, el agua queda retenida dentro de la concha de los caracoles, por donde se han ido metiendo las raicillas de la albahaca. Parece ser, sin embargo, que los beneficios de la fórmula «acaracolada» no se deben solo al hecho de que se conserve mejor el agua y la humedad, sino a que los componentes calcáreos de las cáscaras de los caracoles también aportan un abono natural que agrada especialmente a esta planta. Se puede poner en un tiesto en el alféizar de la ventana.

Es costumbre popular que la albahaca espanta los mosquitos, y se recomienda que se ponga en las ventanas para ahuyentarlos. Según mi experiencia personal, es bastante cierto, porque el aroma de la albahaca no les atrae en absoluto, aunque eso no impide que alguno de estos insectos se atreva a pasar la relativamente infranqueable barrera odorífera que podemos hacer con albahacas en el alféizar de las ventanas.

Existen dos variedades de la albahaca Ocimum basilicum: la de hoja pequeña y la de hoja grande, llamada también italiana porque con ella se hace el genuino pesto genovés. Y después está la albahaca morada (que en realidad es otra especie, Ocimum sanctum), y que es muy popular en la India, donde la denominan tulasi. Cuando muere una persona en la India, se pone sobre su pecho una ramita de tulasi, y se lava el cuerpo con agua en la que se echaron unas semillas de lino y ramas de Tulasi.

Tiene un sabor refrescante y balsámico y un olor agradable y fuertemente aromático, algo dulzón, más intenso en la albahaca de hoja pequeña que en la de hoja grande.

La mejor albahaca, sin ninguna duda, es la fresca. Es cuando nos desvela toda la potencialidad de su aroma, mientras que la planta seca es otra cosa, de mucha menor calidad.

Es fácil tener albahaca verde y fresca en casa, porque en casi todas las floristerías y jardinerías podemos encontrarla a precios muy asequibles, y podemos ponerla en el balcón o el alféizar, si tenemos un clima cálido. Si deseamos conservarla, será mejor congelarla fresca que utilizarla luego seca, pero a falta de pan, buenas son tortas, y la planta seca también es deliciosa, aunque no tanto.

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