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V. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
ОглавлениеEste trabajo aborda el estudio del fenómeno emprendedor desde la teoría institucional, profundizando en los principales elementos institucionales que influyen en la creación de empresas.
Los resultados de este trabajo revelan la gran cantidad de medidas y de organismos públicos existentes en materia de emprendimiento que en muchas ocasiones pueden estar originando un solapamiento y descoordinación de sus actuaciones provocando que los emprendedores no tengan claro dónde acudir. Esto produce una gran ineficiencia del sistema en su conjunto y la percepción de que las instituciones no están haciendo lo suficiente para apoyar la creación de empresas.
Por ello, una de las medidas que se debería adoptar es la realización de un trabajo de racionalización y eliminación de duplicidades que pasa por una mayor coordinación de las políticas públicas ofrecidas por los distintos organismos públicos y una unificación de los organismos de apoyo con el objetivo de centralizar en lugares de referencia claros todas las acciones en materia de emprendimiento.
Es necesario, por tanto, que se impulse la definición de una estrategia de emprendimiento en la administración central que consolide y dinamice el ecosistema institucional.
Otro de los elementos a destacar tras el análisis realizado es que la existencia de políticas y programas de gobierno pueden condicionar el comportamiento emprendedor de forma positiva, contribuyendo a su vez a la percepción generalizada de que la creación de empresas es una opción profesional socialmente valorada y aceptada. Si bien, esto puede ocasionar comportamientos emprendedores no eficientes, si la excesiva influencia de estos factores reguladores es la principal motivación de los individuos a la hora de tomar la decisión de iniciar una actividad empresarial, con el único fin de comportarse según el patrón social más reconocido, aspecto en que habría que profundizar en futuros estudios.
Ahora bien, de acuerdo a la experiencia pasada, los programas gubernamentales han favorecido la actividad emprendedora reconociendo la existencia de numerosas ayudas en las diversas instancias públicas, las políticas gubernamentales han ocupado tradicionalmente las primeras posiciones en el ranking de los frenos a la actividad emprendedora. Esto puede deberse a que las personas emprendedoras deben enfrentarse a demasiada burocracia y a un exceso de regulaciones que complica, retarda, y aumenta el coste de la apertura de nuevos negocios.
En esta línea sería de gran utilidad evaluar el diseño, ejecución, impacto y calidad de las políticas y programas públicos, esto favorecería la toma de decisiones estratégicas que incrementen la eficacia y la eficiencia de las acciones de gobierno y una mayor legitimidad social de la acción pública.
Por otro lado, la consolidación de una nueva empresa en el mercado es un proceso que se inicia con la generación de una idea, continúa con las acciones de su puesta en marcha, se lanza al mercado, y si logra asentarse y crecer entra en fase de consolidación. Un análisis de las políticas y programas ofrecidas por los organismos públicos pone de manifiesto que la mayoría de acciones se focalizan en las fases iniciales del proceso emprendedor, generación de la idea y puesta en marcha. Esto hace que otro de los retos públicos es del de planificar acciones concretas que apoyen el crecimiento y la consolidación de las empresas a través de actividades de acompañamiento, guiado y seguimiento técnico a emprendedores.
Relacionado con esto, es clave favorecer la creación y apoyar incubadoras aceleradoras y lanzaderas de empresas que favorezcan la expansión nacional e internacionalización, el crecimiento estable y sostenible y la consolidación de los equipos. Estas acciones además de proporcionar espacios de trabajo y formación deben favorecer espacios de networking donde los emprendedores interactúen y puedan compartir sus conocimientos y experiencias.
Otro elemento fundamental que requiere una especial atención por parte de los organismos públicos es el de fortalecer la cultura de emprendimiento en España. Para ello es necesario que se siga apoyando y se aumenten los programas de educación y formación en etapas escolares y post-escolares, se realicen acciones que fortalezcan el ecosistema de emprendimiento y poner un énfasis especial en la legitimización del emprendimiento como opción profesional.
Unido a esto es necesario reforzar las medidas apoyo al emprendimiento corporativo. Diversos estudios han demostrado que este tipo de emprendimiento supone un importante motor de la innovación empresarial, y la competitividad económica. Por ello las instituciones públicas deben favorecer que las organizaciones consolidadas ven en el emprendimiento corporativo una vía para modelos de innovación ya sea tendiendo puentes de colaboración con otros emprendedores mediante fórmulas de innovación abierta o promoviendo el espíritu emprendedor de sus propios trabajadores.
En esta línea también es importante reforzar el papel jugado por las universidades en materia de emprendimiento. Si bien, las universidades están tomando conciencia de su papel en el fomento de la iniciativa emprendedora de sus estudiantes, fomentando acciones de sensibilización y formación, es necesario sin duda que deben tener una participación más activa en la solución de los retos innovadores, favoreciendo un entorno propicio para la generación de nuevas empresas que mejoren la empleabilidad y la generación de oportunidades para nuestros jóvenes. Además, las universidades no pueden olvidar que dentro de ella existe un potencial investigador que debe ser aprovechado. En primer lugar, deben de fomentase y apoyar líneas de investigación relacionadas con el mundo de los emprendedores, deben de promover actividades de investigación aplicada en emprendimiento para poder informar a la sociedad sobre situaciones específicas relativas al emprendimiento. En segundo lugar, las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) son entidades claves para detectar y valorizar la I+D y, por ello es necesario apoyar a estas oficinas con acciones que faciliten que la I+D y la transferencia de los resultados de la investigación al tejido productivo a través de Spin off Universitarias. En tercer lugar, es necesario desarrollar programas especializados dirigidos a docentes e investigadores, con el objetivo de generar una cultura emprendedora en la actividad docente e investigadora potenciando las actitudes emprendedoras y las capacidades innovadoras del personal de las universidades. En este sentido, sería de gran utilidad lograr la implicación e interacción de los Centros y Grupos de Investigación.