Читать книгу Políticas públicas e innovación - J.S. Baixauli - Страница 41

La gran mayoría de empresas familiares son consciente de lo importante que es la innovación para sobrevivir en el mercado y continuar existiendo. Pero todavía existen muchas de ellas que se resisten o tienen dificultades para superar los obstáculos, lo cual no solo afecta a su competitividad, sino que también puede tener efectos no deseados en su continuidad. Por esta razón, una buena oportunidad para revisar el modelo de negocio es aprovechar el relevo generacional y la entrada de la nueva generación en la dirección, con el fin de implantar una cultura de innovación. Teniendo presente que, si la nueva generación no tuviera las competencias necesarias para llevar adelante dicha labor, se debería contratar a profesionales especialistas del sector, sean o no de la familia, para poder hacerlo (DURÁN-NADINE et al., 2015).

Sin duda alguna, el relevo generacional es punto crítico en la trayectoria de cualquier empresa familiar, independientemente de su tamaño y sector (PEARSON et al., 2008; MARTÍNEZ, 2009; MONREAL et al., 2012). Así lo demuestran los datos del informe realizado por el Instituto de la Empresa Familiar (2015), donde podemos observar que solo un 33% de las empresas logran sobrevivir a la transición de la primera a la segunda generación. Y, de estas, menos de un 50% consigue pasar de la segunda a la tercera generación. En consecuencia, el traspaso a la siguiente generación es un tema clave que requiere tomar decisiones trascendentes y delicadas sobre el futuro, ya que probablemente va a tener efectos tanto en la empresa como en la familia. Por lo tanto, hay que trabajar de una forma gradual y planificada desde ambas instituciones, para consensuar y alinear la visión de las diferentes generaciones. Dicha tarea es bastante compleja, ya que cada familia y cada empresa es un mundo, y por eso este proceso no es fácil de realizar. Ya que, normalmente la generación saliente es reticente a abordar el relevo generacional y pospone la decisión, postergando el momento de tener que retirarse de la dirección. Esta es la causa principal por la que la mayoría de las familias empresarias han tendido a posponer el proceso, para evitar tener que tomar decisiones que puedan afectar a la buena armonía familiar, aunque esta postergación casi siempre trae conflictos, tanto a la empresa como a la familia.

En este contexto, debemos recordar que en las empresas familiares el impulso innovador, en la mayoría de los casos, viene promovido por las nuevas generaciones, más próximas a las nuevas tendencias y exigencia de los mercados. Para aprovechar dicho impulso se debería potenciar una colaboración más estrecha con las universidades, principalmente a través de las Cátedras de Empresa Familiar presentes en la mayoría de las universidad públicas y privadas de nuestro país. También sería muy aconsejable, crear e impulsar por parte de la dirección una cultura de innovación (MARÍN-RIVES et al., 2017). Pues, cuando una empresa familiar logra desarrollar una cultura de innovación, todas las personas que trabajan en ella se acostumbran a buscar soluciones para dar respuesta a los nuevos retos, siendo capaces de detectar nuevas oportunidades de negocio en los cambios continuos que tiene el mercado. Además, tanto los directivos como los empleados desarrollan la seguridad suficiente para arriesgarse sin ser penalizados o avergonzados por ello, dando la oportunidad de cometer errores, a través de una correcta gestión del fracaso (RABADÁN-ANTA y MARTÍN-CASTEJÓN, 2020). Para conseguirlo es necesario que desde la dirección de la compañía se tenga un fuerte y transparente compromiso con la innovación a través de la inversión de tiempo y recursos.

Tanto empresarios como académicos señalan que la innovación es un motor empresarial fundamental, no solo para las empresas familiares, sino para cualquier organización que quiera sobrevivir y seguir creciendo, pues tiene la capacidad de tocar todos los engranajes de la empresa. Particularmente, en las empresas familiares la innovación se relaciona con otros factores que pueden sostener su crecimiento y éxito. Según varios autores (ARREGLE et al., 2007; CLAVER-CORTÉS et al., 2015; DURÁN-NADINE et al., 2016) las familias empresarias exitosas son aquellas que han logrado, combinar tradición e innovación en su plan de negocio y, además, han realizado procesos de transición generacional que fomentan a la vez el emprendimiento y la armonía familiar entre las nuevas generaciones. Compañías familiares como Swarovski, Michelin o Heineken, son un claro ejemplo de cómo conseguir la continuidad del negocio familiar a través de múltiples estrategias de crecimiento, en las que tanto la tradición como la innovación han estado siempre presente.