Читать книгу Residuos del insomnio - Juanjo Fernández - Страница 12
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viernes 20 de marzo
casos confirmados: 29
muertes: 1
Hoy, sin foto, no he salido. Me he pasado todo el día sentado delante de la máquina para escribir mi primer artículo como corresponsal del diario Expresso, de Portugal. Me ha venido bien. Ayer hablé de cómo la bicicleta me descubrió partes de mi ser que no conocía o a las que les hacía poco caso, partes cercanas al sillín, para ser más concreto. No me di cuenta de cómo el olvido del sombrero y la incidencia del sol a esas horas de esconderse me dejó aplastado en el sofá, sin fuerza ni para el mando de la tele. Pero el encargo desde Lisboa de un artículo sobre la situación de los portugueses en Perú reactivó todo mi ser. Y me hizo salir por las calles del hiperespacio a buscar los testimonios e informaciones necesarias. Es el primer encargo que recibo. Ojalá sean muchos.
La primera visita ha sido a las páginas de las embajadas y he de decir que ambas, la portuguesa y la española, cubren las expectativas mínimas que se pueden esperar de ellas. Información exacta y comentarios críticos y, como siempre, los más crueles provienen de alguien que parece que escribe desde España. No hay que perder oportunidad, no. Me adelanto en el tiempo para dar agilidad al relato o porque si pierdo el hilo seguro que no sé continuar. Os cuento que justo cuando tengo entregado el artículo se publica la noticia, que comparto con alegría, de que sendos vuelos ya han sido programados para el domingo y el lunes con destino a Madrid y Lisboa, respectivamente. Son vuelos de Iberia y surgen comentarios interrogativos respecto a si los viajeros con billetes de otras compañías podrán regresar, interrogaciones que pronto se convierten en críticas. Yo no me atrevo a juzgar, menudo marrón tendrá que comerse el que se ocupe de esto. Paso todo el día junto a Rosa, escuchándola buscar solución a los problemas que se le van presentando a la gente que trabaja en campo. Y no son pocos ni fáciles. Mi admiración hacia ella crece y crece.
Hago contacto con Vítor y Soraia, que están en Cuzco, atrapados, y me explican su situación con enorme generosidad. Sin ellos nada habría podido hacer. Otra señora en Lima me pregunta si la puedo ayudar, que necesita que la ayude. Pasa al toque al inglés y me dice que está en un buen hotel, bien atendida y que solo necesita que la lleven a casa rápido porque está muy lejos. Cuánta empatía he perdido en el WhatsApp esta mañana. Pero nada irrecuperable. Al contrario, la respuesta desde Lisboa es inmediata: me halagan y me dan las gracias. Se me saltan las lágrimas, habituado como estoy al silencio y al olvido que suelen propinar los editores de España.
El resto del día lo dedico a hacer una revisión de mis contactos, a intercambiar saludos, a preparar pasta con brócoli, anchoas y pan rallado. Lavado de ropa en caliente, programa extra y Oxi Action. Nuevo nombramiento de ministro de Salud en Perú, que la anterior la pifió, y mucho, al descubrirse que la segunda víctima mortal se hizo la prueba pero no llegaron a entregarle el resultado, y era positivo. Lo encontraron en el interior de la vivienda, sin remedio ya, era cadáver, es de creer.
He decidido espaciar un poco las salidas y buscar un equipo de protección más adecuado que la máscara de uso diario. Pienso que será mejor alternar las salidas en bicicleta con las virtuales, y tratar de mantener la publicación diaria de estas crónicas. Pero bueno, ya sabéis, el hombre propone y Dios dispone.