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5. PRAGA

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Kafka quiso siempre alejarse de Praga, ya desde la fecha en que terminó sus prácticas en el bufete de abogados; sin embargo, al final, quedó anclado en puestos de trabajo que le sujetaron a su ciudad, Praga, esa “madrecita con garras” que no le soltaba102. Su entorno vital era muy reducido. Su profesor de hebreo, Friedrich Thierberger, cuenta como en una ocasión, desde la ventana de la casa Oppelt, le dice: “Este pequeño círculo contiene toda mi vida”, y con el índice describe dos círculos para señalar la Plaza de la Ciudad Vieja, su escuela de secundaria en el palacio Kinsky, la universidad (Karolinum) y su despacho103. Este era su mundo, un mundo –como escribe Marchamalo– “a su medida, minúsculo, ordenado como el de los relojeros, confortable y también vagamente opresivo como un par de zapatos un número pequeño que le rozaran, hirientes, el talón”104.

Praga está en su literatura y su literatura es Praga. “Praga y Kafka son uña y carne” dice Angelo Maria Ripellino y El proceso es “la más praguense de todas las novelas checas y alemanas”, aunque no aparece nombrada nunca105.

No han faltado intentos para localizar en Praga los escenarios de las novelas de Kafka. Suele admitirse, por ejemplo, que la catedral de El proceso, sería la de San Vito, que el trayecto que recorre Joseph K, hasta el lugar de su ejecución sería el que va de la Ciudad Vieja, pasando por el puente Carlos hasta llegar al límite exterior de Kleinseite. El banco donde trabaja el protagonista sería el edificio de los Seguros Generales de la Plaza de San Wenceslao, el barrio en el que se encuentra el edificio en donde Josef K. sufre su primer interrogatorio recuerda a la derribada ciudad judía; en la catedral, las “calles cuesta arriba” se corresponden con las de Malá Strana, y el lugar de la ejecución sería la mina de Strahov106.

En suma, como escribe George Steiner, “Praga, con su pasado de prácticas cabalísticas y astrológicas, con su densidad de sombras y callejuelas laberínticas, es inseparable del paisaje de las parábolas y narraciones de Kafka. (…) Los fantasmas de Kafka tenían sólidas raíces locales”107.

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