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7. EL FINAL

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En mitad de la noche del 12 al 13 de agosto de 1917, Kafka sufre su primera hemorragia. Asustado y nervioso se levanta, camina por la habitación, se sienta en la cama mientras dura la hemorragia. Al fin, esta se detiene y logra dormir el resto de la noche. Es el aviso del final. Franz Kafka padece tuberculosis. Desde noviembre de 1921 su situación empeora; en julio de 1922 obtiene del Instituto una baja definitiva y pasa a cobrar una pensión. En 1923, durante unas vacaciones de verano en Müritz, en la costa báltica, conoce a Dora Diamant, y, en septiembre, se instala con ella en Berlín, donde viven días de grave penuria que afectan a la salud de Kafka. A partir del siguiente año, su estado se deteriora notablemente. Después de ir a Praga, en 1924, ingresa en el sanatorio Wiener Wald, en Austria; le acompaña Dora; allí le diagnostican una tuberculosis laríngea. En abril, y también acompañado por Dora, es internado en un sanatorio de Kierling, cercano a Viena. A pesar de su estado, corrige galeradas para la publicación de Un artista del hambre. Sus padecimientos son ya extremos; solo puede comunicarse por escrito. Le cuidan Dora y su amigo Robert Klopstock. Para aliviar sus dolores, Kafka pide la administración de una dosis mortal de morfina. Ante la renuencia de Klopstock, Kafka dice “Máteme, o es usted un asesino”.

Muere el 3 de junio, hacia el mediodía, un mes antes de cumplir los 41116. El entierro tiene lugar el 11 de junio, a las cuatro de la tarde, en el cementerio judío a las afueras de Praga. Acuden, además de la familia, Dora Diamant y algunos amigos de Kafka117.

Días después del funeral, tuvo lugar en el Kleine Bühne de Praga un acto en memoria de Kafka. El texto leído por Max Brod no se conserva, pero sí se recuerda que habló de “una próxima era Kafka”118. Sin duda, ya bullía en su cabeza de apóstol kafkiano el proyecto de publicar y dar a conocer los escritos de Kafka que había decidido no entregar al fuego.

Kafra y el derecho

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