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3. LITERATURA Y VIRTUDES JUDICIALES
ОглавлениеSon varios los autores que llaman la atención sobre la capacidad de la literatura –novelas, cuentos, poesía– para enriquecernos con una más dilatada percepción, comprensión y entendimiento de la condición humana, para sentirse llamados a la reflexión. Prueba, dicen, de ese enorme potencial de la literatura para ensanchar la mirada y el espíritu del lector y transmitir valores es el interés de los regímenes totalitarios por prohibir o destruir algunos libros y obras literarias que puedan estorbar a su deseo de adormecer y controlar voluntades41.
Al analizar las virtudes judiciales, Atienza llama la atención acerca del importante papel que en su enseñanza pueden jugar el cine y, muy especialmente, la literatura. Aún más, esta contribuye “a la formación del carácter que se necesitaría tener para ser un buen juez”42 y, también, a la formación de la educación sentimental en la medida en que –dice el citado autor– “la lectura de ciertas obras literarias puede suscitar en el lector (en el jurista) emociones, pasiones, que, a su vez, pueden contribuir a generar hábitos, virtudes, como la imaginación, la compasión o el sentido de la justicia que, con toda razón, suelen considerarse como elementos imprescindibles para la formación de un jurista”43.
El examen de esta singular relación entre literatura y derecho se concreta en dos perspectivas o modos de tratamiento diversos: una primera estudia el derecho en la literatura; la otra contempla el derecho como literatura.