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Diferencias entre coaching y psicología

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Al igual que el coaching, hay muchas definiciones de psicología, por tanto aquí solo contextualizaremos algunas ideas para dar luz en los espacios en que coaching y psicología comparten campos de acción y es necesario reconocer los alcances de cada disciplina.

Dado que, tanto en psicología como en coaching existe una gran diversidad de enfoques y métodos, no hay definiciones exactas de sus alcances pues estos siempre estarán ligados al marco conceptual proveniente de la escuela/orientación/modelo estructural desde donde se aborda la práctica.

Si bien la traducción del término psicología es “ciencia del alma”, en la actualidad se la reconoce como una disciplina científica que aborda la conducta –humana y no humana– en todos sus aspectos. Como tal adhiere al modelo de las ciencias para validar sus postulaciones (investigación, descripción, análisis, formulación de modelos que explican los fenómenos de estudio y de métodos específicos y validados para su abordaje).

Comprende una diversidad de campos de observación y aplicación que dan origen a varias ramas de especialización, a saber: Psicología Clínica, Psicología del Aprendizaje, Psicología Forense, Psicología del Trabajo, Psicología Social, etc. Y abreva de otras ciencias como la Filosofía, ciencias biológicas, sociales y exactas.

Cada una de ellas da lugar a una especialidad, a un modelo conceptual como marco teórico y a métodos de abordaje de los fenómenos de los que se hace cargo. Lo más conocido para nosotros es el universo de la Psicología Clínica que se ocupa de la descripción, diagnóstico y tratamiento de la salud mental. Es en este ámbito en el que se desarrollan diversos métodos terapéuticos para abordar todo tipo de trastornos conductuales, desde aquellos con síntomas leves y pasajeros hasta los que revisten gravedad para la vida del individuo.

Es importante que a la hora de diferenciar la Psicología del Coaching tengamos presente que no es igual hablar de abordaje psicológico que de terapias psicológicas como una primera clarificación de ámbitos de aplicación.

Desde esta perspectiva por eje, el coaching habla de clientes o cliente, el psicólogo como terapeuta habla de pacientes. El psicólogo escucha desde su marco conceptual un malestar que afecta al individuo y trabaja para paliar o erradicar el malestar con método propio.

El coach escucha también desde su marco conceptual, el cual se enfoca en la formulación de preguntas que ponen el énfasis en el aprendizaje y la transformación del individuo para el logro de objetivos.

El psicólogo se enfoca en la dinámica intrapsíquica a niveles profundos de identidad, identifica lo que interfiere o condiciona el comportamiento y ayuda a su resolución.

El coach trabaja con la percepción conciente del individuo acerca de quién es, qué necesita y qué desea lograr y conecta a las personas con posibilidades de acción (desde la reflexión) para lograrlo creativamente.

Una de las primeras preguntas que haremos como coaches es: “¿Qué quieres lograr?”. Pregunta que para nosotros es también un monitor para diferenciar desde el inicio si lo que el cliente trae como situación a trabajar es pasible de ser abordado en un proceso de coaching o requiere de otro tipo de intervención.

Según Whitmore el coaching consiste en liberar el potencial de una persona para incrementar al máximo su desempeño, en ayudarle a aprender en lugar de enseñarle.

En el campo del coaching ejecutivo, el motivo de solicitud de procesos de coaching suelen ser bastante claros y enmarcados: el cliente requiere trabajar sobre aspectos de su desempeño profesional y alcanzar metas de crecimiento y desarrollo en esa área. Sin embargo hemos de estar atentos a cuál es la preocupación y situación que están a la base del pedido de acompañamiento: Por ejemplo, si una persona dice: “Estoy atravesando un mal momento en mi trabajo, me siento bloqueado o frustrado”, un coach puede ser una alternativa. Pero si dice: “Estoy atravesando un mal momento en mi trabajo y volvieron a aparecer trastornos de la ansiedad”, un psicólogo sería el indicado. Cuando la persona se encuentre estable, podría eventualmente derivar en un proceso de coaching.

Un proceso de coaching tiene un tiempo limitado de duración, un encuadre de trabajo y su marco ético.

Para que los campos de intervención de nuestra disciplina queden claros en todo momento, una práctica que aprobamos y recomendamos es hacer un acuerdo de coaching en el que el encuadre del método de trabajo, los roles del coach y del cliente, y lo que se puede esperar del proceso aporte visibilidad a la promesa que encierra un proceso de coaching.

La Federación Internacional de Coaching (icf) define el coaching como una asociación con el cliente en un proceso creativo y estimulante que los inspira a maximizar su potencial personal y profesional, centrándose en la visión, el éxito, el presente y el avance hacia el futuro. La terapia enfatiza la psicopatología, las emociones y el pasado para comprender el presente.

Las federaciones y asociaciones de coaching incluyen dentro de sus códigos de ética, la importancia de reconocer los alcances y límites de nuestra competencia y derivar al cliente a un terapeuta o impulsar a que el cliente busque la ayuda profesional adecuada cuando es necesario.

El coaching toma como punto de partida el presente e impulsa al diseño de un futuro que es el que el cliente quiere. El pasado, desde el punto de vista del coaching ontológico, es una interpretación de su historia que puede servir o no a los fines que se propone. Esta interpretación es realizada por un observador, y existe la posibilidad de cambiar la manera de observar e interpretar, de modo que nos sirva para diseñar el futuro que buscamos, o para soltar el pasado cuando este se convierte en una recurrencia obstaculizante. Dado nuestro marco conceptual, el único momento que tenemos disponible para la acción es el presente y es allí donde el cliente producirá los cambios que lo llevarán al logro de sus expectativas. El coach no busca los “por qué”, pregunta más bien “para qué”. El “para qué”, dispara hacia el futuro y las indagaciones que promovemos son: ¿Cuál es la finalidad de esto? ¿Cuál es el propósito? ¿Te sirve para lo que quieres lograr? El coach impulsa al cliente a crear un paradigma distinto, expandir los marcos de referencia o inventar nuevos, de acuerdo a lo que el cliente quiere obtener.

Experiencia

Una empresa me contrató para un proceso de coaching con el director de manufactura porque tenía varios reportes de violencia verbal con el personal. Las personas renunciaban y la rotación era muy alta. Con esa evidencia sostenían que el hombre era violento para la organización. Durante las sesiones conmigo el cliente era un encanto, un ser maravilloso. En cada sesión, trabajábamos con indicadores como una manera de que el gestiones y se autogestiones en base a observables.

—Si la sesión estuvo tan buena, ¿qué pasa que se te sigue yendo gente? ¿Qué pasa que sigue habiendo denuncias?

Yo tenía las denuncias que le hacían, y me di cuenta que había en él una disociación. Entonces preparé una sesión donde le expuse con hechos lo que veía, algunos signos y comportamientos que observé durante sus interacciones y, luego de explorar el tema juntos, le pregunté cómo se sentiría buscando asistencia psicológica, y conversamos acerca de diferentes líneas terapéuticas. Él no estaba muy de acuerdo, porque según él “no estaba loco”, pero intenté explicarle y normalizar la situación comentando que muchas personas tomaban terapia para mejorar sus comportamientos, e incluso yo misma tuve en diferentes momentos de mi vida un terapeuta. Me dijo que lo consideraría.

Luego de unos días, lo llamé para saber qué decisión había tomado y me comentó que estaba dispuesto a hacerlo. Entonces acordé con él que hablaría con la organización para sugerir otro tipo de profesional y que concluiríamos nuestro acuerdo de coaching.

Insistimos en que es mucho más serio, que un coach se plante y diga “Hasta acá llegué”, a seguir manoteando para ver cómo arreglar una situación que está fuera de nuestro alcance, para cumplir el compromiso que asumimos. La situación puede empeorar cada vez más para la organización, y desde ya para la persona a quien debemos cuidar por encima de todo. Y nosotras estamos comprometidos con eso.

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