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Ejemplos más comunes de reglas en coaching ejecutivo
ОглавлениеRoles y compromisos de cada participante. Qué se espera del coach, qué se espera del cliente y de otros participantes (el jefe del cliente, Recursos Humanos, etc.).
Confidencialidad. Qué clase de información se comparte y cuál se mantiene confidencial. Es recomendable instruir a la organización acerca del código de ética para que quien nos interpele comprenda que debemos mantener la confidencialidad de todas las conversaciones con el cliente, y que no se compartirá información personal sin su permiso expreso según lo permita la ley, a excepción de que exista un peligro inminente.
Puntualidad. Definir consecuencias si cualquiera de las partes no la cumple. ¿Se establece un tiempo máximo de tolerancia en caso de llegadas tarde?, ¿qué pasa si se excede ese tiempo?, ¿se descuentan los minutos de tardanza del total de la sesión, o a partir de determinados minutos de demora la sesión se da por tomada y se resta del cupo del participante? Aquí entra en juego la decisión del coach y la coherencia con su palabra.
Duración de la sesión. Establecer un tiempo máximo y mínimo de duración con el fin de que ambas partes sepan qué cantidad de tiempo requieren para coaching y que puedan disponer del tiempo restante. A medida que vamos ganando experiencia, los coaches sabemos cómo utilizamos nuestro tiempo y cuánto es lo óptimo para trabajar y comprometernos a un resultado de cada sesión. Nosotras decimos que la sesión no va a durar menos de 45 minutos ni más de una hora, porque conocemos nuestra forma de trabajar y sabemos lo que podemos alcanzar dentro de ese parámetro. Hay otros coaches que hacen sesiones de media hora, una hora y media o dos; no está ni bien ni mal, son solo preferencias. Tomar en cuenta los tiempos del cliente también es relevante. Si es una persona sumamente ocupada, avisar de antemano la duración de la sesión no es menor. Si la alternativa es negociar los tiempos, el coach debe recordar que está coordinando acciones con el cliente y que la mejor alternativa es aquella en la que ambos estén de acuerdo al cien por ciento.
Modalidad. ¿Cómo vamos a trabajar? ¿Cuáles son las posibles opciones? Presencial, en línea, telefónica. ¿Se pueden alternar las modalidades? Es importante en este punto que ambas partes acuerden y que se sientan cómodas con la elección. También aquí el coach debe proponer modalidades en las cuales se sepa desenvolver. Se trata de hacer y cumplir promesas para generar una identidad profesional que se vea reflejada en nuestro trabajo.
Valor. ¿Cuánto vale la sesión o el proceso? ¿Cuáles son las condiciones de pago? Consecuencias frente a los retrasos en los pagos. También en este apartado solemos informar cómo repondremos la sesión en caso de no asistir por fuerza mayor. Lo mismo ocurre con el cliente, dejando claro con qué anticipación puede reagendar una sesión o bajo qué condiciones pierde el derecho a la sesión, en caso de no presentarse y no avisar con la debida antelación. En ce es posible que esta información referente al valor, aparezca solo en el acuerdo que hacemos con la organización. Sin embargo sugerimos incluir las condiciones en las que se pierde o reagenda una sesión, dentro de las reglas que compartimos con el cliente.
Normas. Nos permitimos regalarles algunas preguntas que tienen que ver con cuáles son las normas que ustedes tienen (con las cuales se manejan y que después, al incumplirse, sienten que se rompió una regla pero se dan cuenta de que nunca lo explicitaron en la relación con el otro). ¿Cuál es la consecuencia de romper esas normas?
En nuestros equipos de trabajo, cuando asumimos que todo el mundo entiende que somos todos profesionales y que vamos a trabajar de tal manera, y que la confianza es el suelo sobre el cual nuestras relaciones crecen, o que nadie va a traicionar a nadie. Que todos nos vamos a respetar, o que todos tenemos una participación del equis por ciento. Pongan eso sobre la mesa. Porque ahí es donde van a empezar a construir otro tipo de relaciones y van a habilitar otro nivel de conversaciones. Con ustedes mismos, con sus equipos, con sus jefes, con sus clientes.
Si van a trabajar en una organización, tienen que explicar lo que significa para ustedes una norma, es decir, cuando estamos en una relación de ce debemos poner eso sobre la mesa y decir: “Yo doy por hecho que…” o “¿Qué das por hecho tú que va a pasar con esta relación?”. “Yo daba por hecho que me ibas a pagar sesión por sesión, pero no me estás pagando”, “Yo pensé que te tenía que pagar al final del proceso”. Hay todo un temor, una incomodidad, “No sé de qué estamos hablando, me siento mal porque no se habló desde el principio”.
Si estamos empezando una relación, está buenísimo definir las reglas y sacar a la luz las normas para que los acuerdos sean claros desde el principio.