Читать книгу Biblioteca Studio Ghibli: La princesa Mononoke - Laura Montero Plata - Страница 40
AUTORREFERENCIAS
ОглавлениеEl primer grupo del que se nutre la narrativa del largometraje nos conduce directamente a las referencias que Hayao Miyazaki vierte de su propia obra precedente. En el segundo capítulo se ha visto cómo el punto de partida de la película fue precisamente un cuento ilustrado de nombre homónimo que vio la luz por primera vez en 1983: Mononoke hime. Con todo, poco o nada quedó del original: solo el contenedor del relato –es decir, su título– y el nombre de San. Para encontrar un mayor número de concomitancias con historias anteriores, tenemos que volver nuestra mirada hacia otro relato que también se publicó en papel en 1983: Shuna no tabi [El viaje de Shuna]. En él se cuentan las aventuras de Shuna, un joven príncipe de un reino que se muere de hambre debido a la imposibilidad de cultivar la tierra. Tras cruzar su camino con el de un anciano que le enseña unas semillas que podrían ser la solución al problema, Shuna parte hacia el Oeste en busca de esta extraña simiente.
Si bien El viaje de Shuna tendría un mayor impacto y calado en Cuentos de Terramar, la ópera prima dirigida por Gorō Miyazaki, muchos elementos de la historieta original fueron rescatados para La princesa Mononoke. El más evidente es la aparición de Yakul, la montura del joven príncipe, que mantiene intactos en ambas narraciones tanto su nombre como su fisionomía. Algo similar ocurre con el personaje del anciano, un hombre misterioso que aparece ante Shuna en mitad de la noche, comparte cena y fuego con el joven, y le pone sobre la pista de las semillas al hablar de una tierra situada al Oeste donde habitan los hombres-dioses. Aunque en el caso de la película de 1997 la apariencia de Jigo no es exactamente la misma, tanto el curso de esta conversación como los rasgos de su personalidad son lo suficientemente similares como para poner ambas escenas en conexión. Lo que sí se respeta al pie de la letra, con respecto al relato de 1983, es la partida hacia un punto indeterminado en el Oeste en mitad de la noche, el encuentro del protagonista con seres ancestrales en el corazón de un extraño bosque y el espontáneo florecimiento de hierbas y flores en el arcabuz que porta Lady Eboshi en el filme y Shuna en el manga.
Portada de Shuna no tabi (1983).
No obstante, la conexión más llamativa entre ambas narraciones reside en la propia estructura de la historia. El viaje de Shuna está dividido en diferentes partes que vienen señaladas por un título corto. Al comparar éstos con la estructura de La princesa Mononoke, la narración general es idéntica por más que el desarrollo concreto de cada relato tome rumbos diferentes. Los títulos en los que se divide la novela ilustrada de 1983 son los siguientes: Partida, Hacia el Oeste, En la ciudadela, El ataque, En la tierra de los hombres-dioses y Tea.
Si analizamos uno por uno los segmentos, el desarrollo del relato es similar aunque los rasgos específicos de ambas historias hagan que su línea argumental se distancie más y más:
1. La partida: En El viaje de Shuna, el príncipe conoce al anciano, éste le habla de las semillas doradas y el joven parte durante la noche junto a Yakul al Oeste para encontrarlas. En La princesa Mononoke, un dios maldito ataca la aldea de Ashitaka y éste contrae una maldición mortal. El muchacho parte junto a Yakul al Oeste en busca de posibles respuestas que le ayuden a eliminar la enfermedad.
2. Hacia el Oeste: En el cuento de 1983, Shuna emprende un penoso viaje atravesando tierras devastadas. Encuentra en una embarcación abandonada a una misteriosa mujer que planea comérselo; los secuaces de la vieja le persiguen y Shuna lucha contra ellos. Como resultado le corta el brazo de un disparo a la mujer. En el largometraje, Ashitaka se encuentra con un grupo de samuráis que están masacrando una aldea. Éstos intentan prohibirle el paso y él se ve obligado a luchar, arrancándole ambos brazos de un flechazo a uno de los guerreros.
Shuna no tabi. Animage JuJu Bunko, Tokuma Shoten. 1983.
3. En la ciudadela: Shuna llega a una ciudad fortificada. Descubre con horror que es un mercado de venta de esclavos. Allí cambia su espada de piedras preciosas a cambio de comida. Mientras tanto interroga a los mercaderes sobre las semillas que venden y descubre que éstos las intercambian por esclavos. Sin embargo, los granos a la venta están muertos y no le sirven. Shuna conoce también a Tea y a su hermana pequeña, dos esclavas a las que les ofrece alimento. Asimismo intenta comprar su libertad vendiendo su arcabuz pero Tea se lo prohíbe: si lo hiciera le darían caza para convertirle también en esclavo y no tendría cómo defenderse. El joven príncipe abandona la ciudad con el corazón apesadumbrado. Por la noche acampa y un anciano le sorprende y le pide que comparta su cena. El viejo le explica que debe dirigirse al Oeste, a la tierra de los hombres-dioses para encontrar las semillas. Sin embargo le advierte de que ningún humano logra volver con vida de ese viaje. Por su parte, Ashitaka llega a una pequeña ciudad mercado. Allí intenta comprar arroz a cambio de una pepita de oro. La mujer rechaza el pago y Jigo interviene. Cuando el verdadero valor de la pepita es revelado un grupo de hombres sigue a Ashitaka a las afueras del pueblo con la intención de matarle. Jigo y Ashitaka comparten cena y fogata sobre los restos de un antiguo poblado destruido. Allí el príncipe le habla de su maldición y le enseña la bola de hierro que mató a Nago. Jigo le recomienda que se dirija al Oeste, a un bosque en las montañas donde habita el Espíritu del Bosque, pero le advierte que es un lugar peligroso para los humanos pues quien entra pierde la vida.
4. El ataque: En lugar de dirigirse al oeste, Shuna parte de nuevo al este con la intención de liberar a Tea y a su hermana. Mata a los mercaderes e intenta liberar a todos los esclavos. Finalmente solo las dos jóvenes abandonan el convoy; los demás están demasiado asustados como para escapar. Los tres emprenden un viaje a la carrera hacia el oeste, perseguidos de cerca por los traficantes de esclavos. Finalmente llegan a un precipicio. Shuna deja a Yakul con las hermanas para evitar que sufran daño alguno durante la refriega con sus perseguidores. Antes de despedirse, Tea le pide que vaya a buscarlas al norte, donde le estarán esperando, una vez que haya regresado del país de los hombres-dioses. Seguidamente, Shuna combate a los esclavistas y logra que un gran número de ellos se despeñe por el acantilado. En ese momento ve una luna gigante, con un extraño rostro que viaja a toda velocidad hacia el oeste. En La princesa Mononoke, Eboshi y los habitantes de la Ciudad del Hierro están transportando su mercancía por un desfiladero en las montañas. En ese momento aparece el clan de Moro y ataca a los viajeros. Los hombres de Eboshi comienzan a disparar y Ashitaka, que se está adentrando en el bosque en ese momento oye los tiros. Moro emprende un ataque sorpresa y despeña a varios bueyes y a sus conductores por el precipicio, aunque Moro resulta también herida y cae al vacío. Ashitaka rescata a dos hombres de Eboshi en el río y ve al otro lado a San, quien está intentado curar la herida de Moro. Ashitaka les pregunta si han llegado a la morada donde vive el Espíritu del Bosque. El clan lupino no responde y se marcha.
5. En la tierra de los hombres-dioses: Shuna desciende por el acantilado y llega a una playa donde descubre multitud de especies exóticas y animales de gran tamaño. Inicia su exploración del terreno y se adentra en un extraño bosque6. Allí se encuentra con un gigante verde, un hombre-dios, que va a morir al corazón del bosque. Más allá descubre un campo de cultivo, donde estos seres alimentan un monolito gigante con esclavos humanos, acción que les permite cultivar la tierra con las semillas doradas que este mecanismo descomunal produce. Mientras observa, Shuna se da cuenta de que su arma se ha cubierto de flores y hierbas. El príncipe roba un puñado de trigo dorado y emprende la huida. Ashitaka oye gritar a Kōroku; un kodama ha aparecido ante él. Kōroku teme que el Espíritu del Bosque les ataque. Ashitaka decide atravesar el misterioso paraje para salvar la vida del segundo hombre. Multitud de estos seres blancos les señalan el camino ante el pavor de Kōroku. Llegan a un pequeño claro en el bosque donde Ashitaka ve unas curiosas pisadas de animal. En la lejanía, rodeado de ciervos, vislumbra a un majestuoso animal; la maldición de su brazo se agita de forma incontrolable. Ashitaka logra llevar a los dos hombres a la Ciudad del Hierro.
6. Tea: Shuna logra salir con vida pero pierde todos sus recuerdos, incluso se olvida de sí mismo y vaga sin rumbo fijo. Tea, que trabaja sin descanso en una aldea a las órdenes de una anciana, le encuentra y le da cobijo a hurtadillas. Descubre las semillas y decide plantarlas. Una gran tormenta amenaza la pequeña cosecha, y Shuna y Tea consiguen a duras penas salvarla. Tras este evento el joven recupera su memoria perdida. Los tres jóvenes se quedan por un tiempo en el poblado y después emprenden el camino de vuelta al reino de Shuna con las semillas en su poder.
Como se puede comprobar en este breve sumario de ambas historias, las líneas maestras de la narración son muy similares en las dos, si bien el último apartado no comparte ninguna conexión con La princesa Mononoke. Es más, se podría decir que toda esta estructura, extraída de El viaje de Shuna, sirve de introducción para la película y que es con la llegada de Ashitaka a la Ciudad del Hierro cuando da comienzo la historia de la película con todas sus subtramas ya definidas.
En El viaje de Shuna también aparecerá una referencia que Miyazaki exportaría tanto para El castillo en el cielo como para La princesa Mononoke: la presencia de unos animalitos negros de cola negra y blanca llamados minonohashi. La diferencia que radica entre ambos relatos es el tamaño de éstos, en Shuna son descomunales, en Laputa tienen el tamaño de un perro y en Mononoke tienen una talla similar a la de los conejillos de indias.
Además del influjo de estos cuentos, también podemos encontrar en Hayao Miyazaki Image Board un relato que presenta la prefiguración del Espíritu del Bosque, recogido en uno de los bocetos del inacabado proyecto de animación de Pipi Calzaslargas (Miyazaki, 1983: 68). Otro lugar donde se pueden encontrar más ideas que el cineasta empleó para su film de 1997 es en el libro Nausicaä de la Vallée du Vent : Recueil d’aquarelles7 donde Miyazaki pone en conexión su versión de La bella y la bestia con el cómic de Richard Corben. Además, aquí se recogen diversos bocetos de otras historias que basculan entre universos de ciencia ficción y mundos medievales. De todas ellas, una en concreto establece una relación tangencial con La princesa Mononoke: Sengoku8 majō [El castillo diabólico de los Estados Guerreros]9. Éste fue precisamente el primer proyecto de largometraje de Miyazaki que Toshio Suzuki presentó a la editorial Tokuma (Suzuki, 2011: 33). Sin embargo, el relato no estaba bien definido; el autor se puso a diseñar bocetos y personajes sin tener claro si debía enmarcar la historia en Mumorachi o en el periodo posterior a la introducción de las armas de fuego. La idea la había empezado a desarrollar cuando se encontraba en la veintena, y narraba las aventuras de un muchacho, vestido a la usanza medieval, que combatía invasores procedentes de otro mundo (Miyazaki, 2006: 146-147). En su momento el proyecto no consiguió tomar una forma definida y Miyazaki lo abandonó, aunque para La princesa Mononoke usaría el diseño del personaje protagonista masculino pero con unas vestimentas completamente diferentes.
Boceto de Sengoku majō. Studio Ghibli. 1996.
A simple vista puede resultar curioso que un proyecto con influencia en la película de 1997 esté recogido en un libro consagrado a Nausicaä del Valle del Viento, pero al observar detenidamente el proceso creativo del director y, sobre todo, la estrecha relación narrativa que comparten ambas obras – Mononoke y Nausicaä–, esta coincidencia no resulta nada descabellada. Hemos de recordar que el origen de ambas historias partía del deseo de Miyazaki de realizar su propia versión de La bella y la bestia, en el caso de Nausicaä con una clara influencia europea del Rowlf de Richard Corben y en el caso de Mononoke con una fuerte inspiración en su tradición autóctona. Ambas películas beben de las mismas fuentes, aunque su tono, su estética y su enfoque terminarían adoptando un cariz diferente. Por más que La princesa Mononoke apareciera trece años después de Nausicaä del Valle del Viento, la primera se puede leer como una precuela de la segunda; como una advertencia de lo que le pasaría a la Naturaleza y, por ende, a la especie humana en un mundo en que prevaleciera el progreso humano en lugar de apostar por una codependencia armónica entre el hombre y su hábitat. Las relaciones entre los personajes cambian, el peso de la historia recae sobre Ashitaka en lugar de la acostumbrada figura femenina fuerte, las conexiones humanas son más difíciles, la psicología de los personajes mucho más compleja, el tono es mucho más oscuro pero la esencia permanece casi intacta. Después de todo, en el cine de Hayao Miyazaki siempre se puede encontrar un resquicio para la esperanza10.
Curiosamente, el cineasta japonés afirmó en una entrevista concedida en 2002 que su intención no era en absoluto vincular ambas tramas, sino que La princesa Mononoke era más bien una respuesta a la evolución de nuestra sociedad:
Sinceramente, no sé si habría que interpretar Mononoke hime [en japonés en el original en francés] como el epílogo del manga de Nausicaä. Pero puedo asegurarle que nada fue premeditado, es la evolución de nuestras sociedades, volviendo sin cesar a su punto de partida, lo que me ha obligado a realizar la película que conocen. Concebí La princesa Mononoke como la conclusión de mi reflexión sobre el futuro de nuestro mundo. A día de hoy espero que una parte de mi mensaje haya sido comprendida por los espectadores, si no todo mi trabajo habría sido en vano (Tendre, 2002: 48-49).