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LA PROPUESTA DEL PSICOANÁLISIS: IR A CONTRACORRIENTE
ОглавлениеFreud10 modifica el concepto de historia y sustituye el discurso médico o historiográfico “objetivo” por uno en el que es central el lugar de lo subjetivo (Calvi, 2005, p. 43). El brillante concepto de “construcción” (Freud, 1937) nos ofrece la observación de que el acontecimiento no es dado como hecho real objetivo sino como “verdad histórica vivencial”, en contraposición al concepto de “verdad material”; incluso, realiza una lectura de la historia de la humanidad desde consideraciones clínicas individuales. La teoría freudiana abre una discontinuidad en la historia de las ideas, en los abordajes en salud y en las prácticas sociales.
“El descubrimiento freudiano del inconsciente marca un hito mayor en el montaje occidental del sujeto y amplía el campo de abordaje de la institucionalidad: la relación del sujeto y la sociedad, el anudamiento de lo subjetivo y lo social” (Kozicki, 2004). De esta manera, nos ofrece un objeto de estudio nuevo que aporta enormemente a nuestro entendimiento de los fenómenos sociales y situaciones problemáticas en torno a la salud en el campo de la infancia y la adolescencia. La teoría psicoanalítica de Sigmund Freud es una de las más transformadoras del sujeto en términos de herramientas de pensamiento y reflexión sobre lo humano, lo social, lo cotidiano y la problemática de la salud. Lo social que nos envuelve y atraviesa propone coordenadas de época particulares que, gracias al psicoanálisis, podemos interpelar sobre el planteo cultural y social actual.
El sujeto infantil no es un efecto directo del contexto social ni del funcionamiento familiar o institucional en el que está inserto, ya que el pequeño sujeto en construcción va armando estructuraciones y reestructuraciones sucesivas. Si partimos de la idea de que un niño se construye y se va armando en un entorno familiar (de filiaciones) determinado, con sus vínculos y problemáticas, y en un contexto sociocultural influyente, con sus ofertas de ideales y sus seducciones de mercado, podemos entender la complejidad de los factores que atraviesa la constitución subjetiva de NNyA en los tiempos presentes.
En estas coordenadas deshumanizantes, la propuesta que queda es ir en contra de la corriente, del mismo modo en que nada el salmón en los ríos para reproducirse y preservar su especie. Este “nadar a contracorriente” es una metáfora de la realidad en el trabajo en las instituciones, más aún en tiempos de pandemia. ¿Qué es “ir a contracorriente” en el ámbito institucional? ¿Cómo se hace? En este libro abordaremos las peripecias de un psicoanalista en una institución de salud que trabaja con NNyA para ir a contracorriente con el fin de preservar la subjetividad de ellos, lo propio de nuestra especie, lo que los hace humanos.
¿Y qué es “lo que los hace humanos? Si bien podría pensarse que lo propio de lo humano está ubicado entre el animal y la máquina (Porras, 2021), el sujeto humano escapa de allí, ya que ni el instinto ni la tecnicidad explican lo propio humano. Eso continúa siendo un enigma, sustrayéndose de ese lugar en el equívoco y en la creación magnifica de tantas maravillas. Aquello que se escapa –el error, el síntoma, el fallido, el sueño, el chiste, el asco, el pudor, la vergüenza, nuestros rituales y creaciones en todos los aspectos de la vida– nos hace humanos.
Como humanos que somos, trabajar en el siglo XXI en un hospital de un país condenado históricamente a estar siempre en vías de desarrollo es un gran desafío, que implica revisar constantemente nuestra “caja de herramientas” (Foucault, 1990) para transitarlo desde la ética, especialmente para acompañar a los sujetos que inician la vida, posibilitando que el origen no sea el destino.
El psicoanálisis ofrece teorizaciones extremadamente valiosas que aportan a nuestro trabajo, al que permanentemente es preciso interrogar y pensar. Estas experiencias reflexionadas desde la práctica del psicoanálisis, limitadas y humanas, procuran invitar y relanzar el deseo de cada profesional que se desempeña en los escenarios institucionales para apostar a lo humano, a lo ético, al encuentro, a la empatía, al cuidado colectivo, al vínculo, ofreciendo un freno o borde a la propuesta hegemónica en los tiempos que (nos) corren, haciendo lugar al sujeto, a contracorriente.
Segato (2017) señala que hay dos proyectos históricos, dos caminos y dos valores en juego: el proyecto histórico de las cosas, que produce individuo y su consumo (productividad y zombis) y el proyecto histórico de los vínculos, que produce comunidad y sujeto. Lo central es apostar a lo vincular. La densidad simbólica de la comunidad se da cuando hay menos consumo. Consumo y comunidad son inversamente proporcionales. Es decir, cuando una persona de cualquier lugar puede cambiar lo productivo por un vínculo, cuando es capaz de renunciar a lo monetario por lo humano, se encuentra en la línea de la apuesta a la relación.
Sostiene Imbriano (2011) que el psicoanálisis aporta una buena ocasión para que “el sujeto pueda saber faltarle al goce”; así, este se posiciona frente a la castración y a su propio goce y elige algo en ese encuentro fallido de la existencia. Esa propuesta pone en valor la vida y no la bolsa; pone en valor al sujeto, su historia, su complejidad, lo vital del vínculo con el otro y cómo los lazos de amor hacen borde, habilitan y construyen posibilidades de vida digna, no de nuda vida (como señala Agamben, 2000), no de residuos humanos (como plantea Bauman, 2005), instituyendo el descuido por doquier. Justamente, el psicoanálisis trae lo opuesto: el valor al sujeto (en la amplia dimensión del término), permitiéndole que encuentre su lugar, incluso en contextos de extrema vulnerabilidad, como es una institución hospitalaria.
Entonces, se trata de instituir cuidado ético al sujeto humano, especialmente en las infancias y adolescencias: esa es la apuesta “a contracorriente”, que va de la mano del psicoanálisis con su escucha, dispositivo y vasto aparato conceptual. “Ir a contracorriente” es dar lugar al sujeto, a la escucha de todo NNyA; es tomarnos el tiempo necesario para que algo de lo propio emerja allí. “Ir a contracorriente” es frenar la urgencia, reflexionar el uso del “protocolo”, hacer una pausa, alojar lo humano.
El paradigma de los derechos humanos se suma en esta línea. La Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU después de la Segunda Guerra Mundial inaugura el comienzo de una era en la que se establecen convenciones y tratados internacionales que impulsan una profunda consideración de los derechos humanos. En las últimas décadas, varias leyes nacionales marcan rumbos en Argentina que, como letra jurídica, pueden abrir caminos o “avenidas” (Segato, 2010) ofreciendo representaciones para la simbolización que permitan la reflexión y reorientación de lo social.
Ya mencionamos las leyes Nº 26061 y 2665711, que marcan un hito de un nuevo paradigma de acción, pero aún conviven con prácticas propias del patronato y de lo manicomial. ¿Cómo nadar a contracorriente en estas lógicas y en estos tiempos que las fortalecen?
Cada acto “mínimo”12 de un profesional o de cualquier trabajador o actor institucional puede ser un “acto a contracorriente” que produzca un efecto en la subjetividad, en las instituciones, en lo social. Se trata de instituir prácticas profesionales “a contracorriente” que, atentas a las coordenadas de la época actual y de los discursos dominantes, puedan abrirse camino para dar lugar a lo importante, que siempre es postergado por lo urgente o lo político-partidario. Un acto puede ser una pregunta, una interpretación o un cambio de lugar o evento particular. De allí lo vital de considerar el paradigma de la complejidad en esta línea de intervenciones y en la lectura de los efectos, como también de la identificación de los problemas.
¿Qué es, entonces, una posición “a contracorriente”? No es una megaintervención que termina resultando una fachada imaginaria. Los problemas estructurales de la desigualdad social no están a nuestro alcance; son casi “un monstruo grande” que “pisa fuerte”13. Pero si se intenta cambiar algo –por “mínimo” que sea– dentro del alcance de uno; si cada quien hace su apuesta al cambio mínimo, podrían lograrse algunas transformaciones. Y si esas apuestas mínimas se articulan entre sí y forman redes, pueden producirse efectos significativos.
La apuesta a lo mínimo se sostiene en el concepto de “ceremonias mínimas” ya mencionado, donde se trata de identificar la unidad de análisis e intervención que permite el trabajo de lo instituido (Minnicell, 2013). De esta manera se visualiza el universo de posibilidades de acción que se nos presenta a los adultos.
Para terminar este primer capítulo, considero oportuno citar un fragmento del tango Cambalache, una canción de protesta a lo social actual, al “todo vale” o “todo da lo mismo”. Imbriano (2010) afirma que el tango nos ha permitido a los argentinos (así como también a los ciudadanos de muchas partes del mundo) cantar penas, quejas y lamentos, dando cuenta del malestar como estructural de la cultura. Esta autora subraya que la globalización, el discurso capitalista y la tecnociencia y sus consecuencias, como síntomas del siglo XXI, pueden ser esa “maldad insolente, y no hay quién lo niegue”.
De este modo, el tango, como una especie de “protesta enojada”, de “indignación”14, plantea una expresión del agobio que suele escucharse en los trabajadores de la Salud comprometidos en una realidad que parece estar siempre igual. En este sentido, la crítica es útil en términos de contrapunto a lo dominante. Además, ese enojo es valioso también porque es un afecto vivo, no indiferente a la realidad, que es importante que se transforme en palabra y posteriormente en diálogo para que produzca un proyecto de trabajo colectivo, un puente por donde cruzar fronteras. Ya que si permanece como enojo, obtura y enferma, construyendo muros más que puentes.
La protesta, ¿está por fuera del enojo o de la indignación? Considero que logra salir de allí y pone de manifiesto algo, en forma compartida y colectiva. De modo que es valiosa en tanto visibiliza, da entidad y permite enunciar el trabajo por delante, definiendo una tarea a realizar como apuesta. Implica “construir canoas”15 siempre provisorias, que nos impulsen a navegar ríos nuevos, para que nuestra especie humana permanezca en su esencia, se conserve y sobreviva dignamente, explorando y descubriendo otros posibles destinos. Ante tanto “cambalache”, es preciso no perder la esperanza y la creencia (motores del deseo y del trabajo) para crear en la adversidad, para apostar a transformar y poder transmitir este espíritu a las nuevas generaciones. Invito al lector a leer la letra completa de Cambalache, de Enrique Santos Discépolo (1935), de la que incluyo un fragmento. Se la considera el epítome de la filosofía discepoliana y tiene una destacable actualidad.
... Siglo veinte, cambalache...
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador.
Todo es igual, nada es mejor,
lo mismo un burro que un gran profesor...
NOTAS
1. Ricardo Cicerchia, profesor de la Maestría en Infancias e Instituciones de la Universidad Nacional de Mar del Plata, plantea eso en sus clases: que la historia nunca es contexto, sino texto.
2. Sobre el libro de González, Patricio Guzmán (1995) realizó un documental en el que narra la historia del pueblo de San José de Gracia, en México, como pueblo “olvidado”. www.youtube.com
3. Por ejemplo, Calcuta, una ciudad populosa de India, también permanece como detenida en el tiempo. La ciudad de la alegría, la famosa novela que permite conocerla, rescata esas historias mínimas, sus costumbres, modos y cultura (Lapierre, 1999).
4. Los resultados del segundo semestre de 2020 correspondientes al total de aglomerados urbanos registraron que el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza (LP) alcanzó el 31,6 %; en ellos residen el 42,0 % de las personas. Dentro de este conjunto se distingue un 7,8 % de hogares por debajo de la línea de indigencia (LI), que incluye al 10,5 % de las personas. Esto implica que, para el universo de los treinta y un aglomerados urbanos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), por debajo de la LP se encuentran 2.926.890 hogares con 12.000.998 personas y, dentro de ese conjunto, 720.678 hogares se encuentran por debajo de la LI, e incluyen a 3.007.177 personas indigentes. (Fuente, INDEC, 31/03/2021, EPH: Incidencia de la Pobreza y de la Indigencia. shortest.link).
5. La provincia. Historia. bit.ly
6. Cronología histórica argentina. bit.ly
7. Archivo histórico del diario El Litoral. Su historia previa es difícil de encontrar con Google y El Litoral la reconstruyó gracias a la memoria y el paciente trabajo en los archivos del diario de R. Crespo y G. Vittori (para la colección “Hacia un siglo de periodismo”). bit.ly
8. La Marcha de Osías es un poema-canción de María Elena Walsh, que dice: “Quiero tiempo pero tiempo no apurado, tiempo de jugar, que es el mejor. Por favor, me lo da suelto y no enjaulado adentro de un despertador”.
9. “Disponibilidad” es un concepto que trabaja López, como una apertura con todos los sentidos hacia el otro. Puede verse en López, M. E. (2019). La infancia secreta. Conferencia del seminario “Leer Iberoamérica Lee”. bit.ly
10. En 1965, en un artículo publicado bajo el nombre de El psicoanálisis y el movimiento de la cultura contemporánea, el filósofo francés Paul Ricœur (1913-2005) plantea que Sigmund Freud (1856-1939), junto a Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Nietzsche (1844-1900) hacen tambalear los pilares de la cultura occidental y ponen en crisis la filosofía de la Modernidad. Ricoeur los llama “los filósofos de las sospechas, los tres malditos, porque son las tres teorías que dejan caer las máscaras y cuestionan el conocimiento construido hasta ese momento” (Torralba, 2013).
11. Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones (Nº 26657) y Ley Nacional de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Nº 26061).
12. Lo “mínimo”, desde el concepto de “ceremonias mínimas” de Minnicelli, como un dispositivo socioeducativo y/o clínico-metodológico clave para múltiples intervenciones posibles (Minnicelli, 2013, p. 43).
13. Verso del tema Solo le pido a Dios, de León Gieco.
14. Según el diccionario, la indignación es un sentimiento de intenso enfado provocado por un acto que se considera injusto, ofensivo o perjudicial.
15. “Construir canoas” es una metáfora que procura sintetizar una apuesta a emplear la creatividad con lo propio y lo disponible en cada lugar.