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6. Retomar el concepto de abstinencia

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Es importante que el profesional de Salud Mental, psicoanalista, considere los movimientos sociales actuales y las leyes que regulan nuestras prácticas, sin perder su posición de abstinencia, advirtiendo sus puntos ciegos y tomando estos movimientos sociales como analizadores, productores de las subjetividades actuales. Esta dimensión es la que se palpa en el trabajo intersectorial en los fanatismos, en la hoguera de las instituciones, y nos confronta con la falta u omisión de política pública de las infancias y adolescencias actuales. ¿Qué hace aquí, desde el psicoanálisis, un profesional de la Salud Mental? ¿Qué posición toma? No hay respuestas unívocas ni manuales a seguir. Tenemos un método de trabajo, una posición analítica, una ética y un deseo. Desde allí restituiremos el lugar del sujeto a ese niño, niña o adolescente. Insistir tantas veces como sea preciso hasta que algo se inscriba: ese es el trabajo de hormiga en el marco de escucha al otro y es vital retomar aquí el concepto de abstinencia, muy importante en la clínica cuando los movimientos sociales y los componentes ideológicos son tan protagónicos. Los psicoanalistas adoptan desde posturas religiosas a posturas críticas. La abstinencia y la neutralidad son reglas básicas planteadas por Freud, pero ser analistas, como reflexiona Cohen (2014), no es ya ser neutral o abstinente; implica un trabajo profundo y de reflexión constante. ¿Cómo mantenernos neutrales, si adoptamos una posición desde el mismo momento en que elegimos tomar un paciente en análisis, y cada vez que intervenimos o guardamos silencio, cada vez que somos interpelados en lo personal? Esto es importante pensarlo a la luz de las infancias trans, de las ILE e IVE (interrupción legal/voluntaria del embarazo), de todas las problemáticas que tocan formas dogmáticas o bien marcadamente progresistas que “arengan”, en las que se pierde la escucha del sujeto infantil.

Los “puntos ciegos” de los analistas están relacionados con su análisis personal, condición fundamental en la práctica clínica. En la medida en que el analista trabaje estos aspectos, mayor capacidad de escucha y potencia tendrá en su praxis. Estos puntos ciegos hacen la resistencia del analista. Freud planteó que son aquello del sujeto o del yo del analista que obstaculiza la prosecución del trabajo analítico. Mantener el aspecto crítico del psicoanálisis, sostener un psicoanálisis reflexivo, implica también trabajar nuestros puntos ciegos.

La infancia es depositaria de un legado y también de las proyecciones y representaciones adultas. Repetimos muchas veces que las instituciones sociales son depositarias de funciones constituyentes de la subjetividad; es importante intentar ubicar cuáles son las condiciones que la institucionalidad ofrece a niñas, niños y adolescentes, ya que implican la pregunta sobre nuestra posición como trabajadores y actores de las instituciones.

¿Qué hace un psicoanalista en un hospital?

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