Читать книгу Lagunas y gitanos - Luciana Pallero - Страница 17
Recuerdo de infancia
ОглавлениеJulián había traído unas flores que un amigo cultivaba para su hijo autista.
No fumaba hacía mucho yo. Estábamos en el campo en una casa alquilada, sin nada que hacer, de fin de semana.
Julián se fue a dormir, pero yo necesitaba estar un rato más despierta. Había música brasilera muy tranquila. Me quedé ahí con mi perra. A la tarde se había embarrado una pata y ahora tenía el barro seco y se lo lamía. Me acosté en el sofá, cerré los ojos y escuché a un solista brasilero. Debía ser un negro, cantaba con una simpleza admirable. Me concentré en seguir al cantante y a un bajo de guitarra. De repente se me apareció una imagen en la cabeza. Era la última perra que se me había muerto. Corría por la costa del río y el sol la iluminaba mucho de blanco. Inmediatamente después se me apareció una escena de infancia, de cuando Don Bornea me enseñó a nadar –en el mismo río. La última prueba para terminar el curso era ir por el medio del cauce con él. Una noche, a las cinco de la mañana, íbamos los pocos alumnos que estábamos listos para el examen final. Mi abuela me despertó y me dio la malla para que me la pusiera. Yo no entendía cuál era la prueba. Nadie me lo había explicado. Bornea me había dicho que me pasaba a buscar a esa hora y nada más.
La playa estaba a una cuadra. Nos metimos en el agua siendo de noche. El agua estaba muy calma, la temperatura era tibia. Nadamos hasta el medio del río. Bornea me enseñó a sentir la velocidad de la corriente para saber en qué momento ir volviendo a la costa para salir en donde yo quisiera. Me enseñó que cuando uno se cansa no hay que nadar más rápido, hay que hacer la plancha y descansar, confiando en que el río nunca te puede llevar a ningún lugar que uno no quiere. Es más importante descansar. Me acordé cómo es descansar mientras el río te lleva, de espaldas, ves las estrellas, las nubes, las ramas y las sombras en la isla de enfrente. Cómo era que te arrastre con las orejas abajo del agua, sin escuchar. Cerrar los ojos. Levantar la cabeza y que se escuchen los animales, vacas a lo lejos, pájaros solitarios.