Читать книгу Contra la política criminal de tolerancia cero - María Isabel Pérez Machío - Страница 5
Una vida dedicada a la Universidad Pública, y mucho más
ОглавлениеXabier Arana Berastegi
Profesor de la Facultad de Derecho (UPV/EHU)
Laura Pego Otero
Investigadora Doctora (IVAC/KREI)
A Ignacio Muñagorri, rara avis en el ámbito universitario
Ignacio Muñagorri Laguía nace en Madrid, en la segunda mitad de los años cuarenta del siglo pasado. Tras estudiar en el Colegio de Nuestra Señora del Pilar, realiza el curso preparatorio para la universidad (PREU), todo ello con unas notas espectaculares. Posteriormente, su padre, que regentaba una próspera y preciosa librería, le animó a que estudiara Derecho y Dirección de Empresas en el Instituto Católico de Administración y Dirección de Empresas (ICADE), para que pudiera hacerse cargo del negocio familiar. Fue así como se matriculó en el primer curso de Derecho. Más de una vez ha contado una anécdota de aquella época, cuando un profesor en una clase definía las anomalías del hombre criminal. Muñagorri levantó la mano y le expuso al docente que, algunas de las características atribuidas al hombre criminal, también las tenía él. Las risas del resto del alumnado fueron inversamente proporcionales al enojo del profesor. Finalizado ese primer curso la Dirección de ICADE envió una carta de felicitación a su padre por las extraordinarias notas del hijo que, a la vez que provocó el orgullo paterno, suscitó el enfado del propio Ignacio que pensaba que debía haber sido él mismo el destinatario de esa misiva.
Ese mismo verano decidió dejar ICADE –algo que no fue entendido ni compartido por sus padres–, y matricularse en el segundo curso de Derecho en la Universidad Complutense. De esta forma, Ignacio ingresa en la Universidad Pública, opción que ha perdurado durante toda su carrera académica. Su vida universitaria transcurre entre los estudios de Derecho y la lucha contra la dictadura franquista, actividad desarrollada junto a un grupo de compañeros universitarios con los que compartía el objetivo de lograr el fin del régimen y la consecución de los derechos y libertades propias de un Estado democrático. Amistades forjadas en tiempos difíciles que se perpetúan hasta hoy en día.
Su lucha antifranquista le supuso sufrir persecución por parte de la Brigada Político-Social –grupo policial encargado de la represión de cualquier movimiento de oposición al franquismo–, también varias detenciones y padecimientos, así como tener que abonar alguna multa que otra, de entorno a las 5.000 de las antiguas pesetas.
Cuando rememora su paso por la Complu, los recuerda como años muy bonitos, sobre todo, por la amistad y el cariño compartido entre las personas con militancia activa antifranquista. Eran lectores empedernidos que conocían las obras de todos los poetas exiliados (muchas de ellas publicadas por editoriales argentinas y mexicanas), así como la literatura europea y americana. Aunque por aquel entonces no era sencillo acceder a este tipo de publicaciones, eran asiduos a las librerías donde se vendían que, por cierto, generalmente no solían estar en las estanterías de acceso al público, sino en lugares ocultos, y solo se ofrecían a personas muy concretas y de mucha confianza.
Al mismo tiempo que el amor por la lectura, compartían su devoción por el teatro y el cine. Consumían toda aquella cultura a la que podían acceder que no era poca. Libros, teatro y cine que, compartidos, eran la excusa perfecta para generar profundos, intensos y preciosos debates que se alargaban hasta bien entrada la noche. Este activismo político solía bajar de intensidad pasado el 1 de mayo hasta la fecha del último examen. Era tiempo de encierro dedicado en exclusiva a los estudios. De noche se entremezclaban el olor a café y el humo de los cigarrillos. También, era espacio de solidaridad y ayuda para con las y los compañeros que tenían alguna dificultad para superar los exámenes. Al amanecer, era habitual que alguien propusiera salir a desayunar a la churrería más cercana.
La actividad docente de Ignacio se ha desarrollado fundamentalmente en la Facultad de Derecho de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) de Donostia, donde su primera labor fue la catalogación de los libros de la biblioteca del área de Derecho Penal. Desde entonces ha impartido clases de Derecho Penal (Parte General y Parte Especial) en la Licenciatura y en el Grado de Derecho e, igualmente, en el Grado de Criminología (Principios de Criminología, Fenomenología Criminal, y Sistemas de Ejecución Penal). Defendió su Tesis doctoral en el año 1976 obteniendo la calificación de sobresaliente cum laude. Posteriormente ha participado en los Programas de Doctorado propuestos por los Departamentos de la Facultad de Derecho y, desde el año 2001, ha tomado parte en el Programa de Doctorado, posteriormente Máster, “Sociedad Democrática, Estado y Derecho” que se ha impartido en diversas Universidades Latinoamericanas. De igual modo, ha tomado parte en diversos Cursos de posgrado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, junto a Cursos de Doctorado y Máster, por lo que ha sido nombrado “Profesor Honorífico” de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de dicha Universidad. Asimismo, ha sido profesor en Cursos de Doctorado impartidos por otras Universidades españolas, como Salamanca o Jaén.
Es de reseñar su participación en diferentes Máster de la Facultad de Derecho de la UPV/EHU, sus ponencias en diversos Congresos, y su participación en los Cursos impartidos por el Instituto Vasco de Criminología (IVAC/KREI), particularmente en la Diplomatura de Criminología y en el Master en Criminología. Junto con lo anterior, destacar también su participación en la Dirección de Cursos de Verano de la UPV/EHU y en el Curso impartido en la UPV/EHU de Asistencia a las Víctimas de Experiencias Traumáticas, concretamente en el módulo de “Aspectos Jurídicos de la Asistencia a las Víctimas”.
Siempre ha comentado que, a pesar de haber pasado más de cuatro décadas impartiendo docencia en el ámbito universitario, momentos antes de entrar en el aula, le invade una sensación entremezclada de nerviosismo, temor e inseguridad. Esos síntomas se desvanecían tras completar el ritual de quitarse el reloj de la muñeca y dejarlo en la mesa junto a los apuntes, saludar al alumnado e iniciar las primeras palabras de la materia a impartir. En ese momento adquiría seguridad y convencimiento en su ejercicio docente. El cantante y poeta Mikel Laboa, según relató a Ignacio, compartía una sensación similar cada vez que se subía a un escenario. Ese miedo escénico que desaparecía una vez afinada su guitarra e iniciada la primera canción.
Desde que concluyó su Tesis doctoral, allá por el año 1976, su dedicación a la investigación ha sido una constante en la trayectoria académica de Ignacio. Los libros propios, editados y codirigidos, los capítulos de libros, los artículos en Revistas reconocidas, la Dirección de Tesis doctorales y de numerosas Tesinas para la obtención del Diploma de Estudios Avanzados y Trabajos de Fin de Máster, son el resultado de su prolífera actividad. Como investigador del IVAC/KREI ha participado en numerosas investigaciones como codirector, investigador principal o investigador, formando parte del Grupo de Investigación Consolidado de dicho Instituto de la UPV/EHU. Especialmente pueden resaltarse, aunque no solo ellas, las investigaciones coordinadas en el marco del Convenio entre el IVAC/KREI y la Dirección de Drogodependencias del Gobierno Vasco –impulsado y conseguido, en gran medida, gracias a la labor realizada por Ignacio–, y también las llevadas a cabo por encargo de la Dirección de Derechos Humanos del mismo Gobierno Vasco, recogidas en sus correspondientes publicaciones.
Las líneas de investigación en las que ha trabajado han sido muy diversas, abarcando distintos ámbitos del “sistema de justicia penal”. Desde el objeto de estudio de su Tesis doctoral ha investigado sobre la “sanción penal” y, especialmente, sobre la fase de ejecución de la pena privativa de libertad de prisión que, a juicio de Ignacio Muñagorri, forma parte, en muchos de sus aspectos, del contenido sustantivo de la pena, y también de su significado como medida cautelar. Los objetivos de investigación de nuestro querido maestro se han centrado tanto en los contenidos de la Parte General del Derecho Penal, como son el estudio sobre los actos preejecutivos especialmente punibles, o los problemas de naturaleza de la llamada “actio libera in causa”, como trabajos referidos a los delitos en particular: las detenciones ilegales con desaparición forzada, el delito publicitario, o cuestiones relativas a las conductas eutanásicas, y a los diversos aspectos de los delitos contra la salud pública. Cuestiones todas ellas que han sido objeto de investigación y publicaciones. En los últimos años, también ha profundizado y publicado sobre aspectos relacionados con el “derecho penal de la seguridad”. En todas estas investigaciones ha mantenido una metodología integral para el conocimiento penal y un constante interés en confrontar los objetivos de análisis desde la perspectiva de la defensa de las garantías y los derechos fundamentales. Estas investigaciones y publicaciones no han pasado desapercibidas por la doctrina, pudiéndose encontrar numerosas citas sobre ellas.
El tercer ámbito de su dedicación universitaria tiene que ver con la gestión académica. Ha sido Secretario Académico de la Facultad de Derecho de Donostia (del 01/10/1981 al 31/01/1983) y Vicedecano de la misma Facultad durante aproximadamente ocho años, en dos períodos distintos (del 06/03/1984 al 23/02/1987, y del 17/07/2001 al 07/06/2006). Ha ostentado el cargo de Subdirector del Instituto Vasco de Criminología (IVAC/KREI) (UPV/EHU) y, también ha ejercido la función de electo de representación en la Junta de Facultad de Derecho durante más de treinta años, en el Consejo de Dirección del IVAC/KREI, en el Consejo de Departamento de Derecho Público y en la Junta del Campus de Gipuzkoa. Además, ha participado en la organización de diversos Congresos y otras actividades docentes y de investigación de posgrado, y en el Comité Académico del Master impartido en Universidades latinoamericanas, “Sociedad democrática, Estado y Derecho”. Asimismo, ha participado como miembro del Patronato del Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati (IISJO) y de la Fundación Bartolomé de Carranza de Navarra. Por último, mencionar que ha sido miembro de diversos Consejos de redacción de revistas científicas en España y Latinoamérica.
Ignacio Muñagorri formó parte del grupo de personas que gestaron el nacimiento del IVAC/KREI, iniciativa surgida en torno a los seminarios organizados por Antonio Beristain los viernes por la tarde en la Facultad de Derecho. En aquellas intensas y apasionadas reuniones, donde, además del alumnado con inquietudes en Derecho Penal, participaban otros profesores universitarios como Javier Elzo o Miguel Garai, se debatían cuestiones relacionadas con la Criminología, siempre desde una perspectiva interdisciplinar.
Su participación en el origen del IVAC/KREI, le llevó a implicarse incluso en la búsqueda del diseño del logotipo para la nueva entidad. La amistad que unía a Ignacio con el pintor Ruiz Balerdi, resultó esencial para esta cuestión. La idea surgió en el transcurso de una comida en el Bar Aurrera de la calle Urbieta de Donostia, donde coincidieron Antonio Beristain, Ignacio Muñagorri, Koro Mendiola y Rafael Ruíz Balerdi. En el transcurso de aquella reunión se le solicitó que diseñara un emblema que simbolizara al IVAC/KREI. Fue allí mismo, donde Ruíz Balerdi dibujó el esbozo del Eguzkilore que más tarde se convertiría en el logotipo del IVAC/KREI. El Eguzkilore, flor del sol, desde hace siglos, ha sido colocado en la puerta de entrada de los caseríos y simboliza la protección del hogar ante los malos espíritus. Sin embargo, el artista Jorge Oteiza discrepa de esa interpretación alegando que más que la protección de la casa, se trata de una invitación y acogida a quien se acerca al hogar.
El Muña, así apodado por gran parte del alumnado y un sector del profesorado, ha sido una persona que ha optado por la dedicación a tiempo completo a la Universidad en su largo periplo académico. Siempre cercano al alumnado, ha mantenido y practicado la idea de la Universidad como espacio y tiempo para pensar, para cuestionar el orden social y para comprometer culturalmente el trabajo universitario al servicio de la emancipación de los seres humanos. Sus líneas de investigación han estado centradas en esta visión de la Universidad. A pesar de ser Catedrático de Derecho Penal, no ha sido una persona preocupada por “hacer carrera universitaria”, sino más bien, por aportar oxígeno suficiente para seguir apostando por la Universidad, como un espacio que es también de conflicto, que integre el empeño igualitario de abolir las separaciones, de admitir la diversidad y desarrollar la comunicación en un proyecto común de servicio a la sociedad.
Como discípulos tuyos, te queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento. Ha sido un auténtico placer poder compartir estos años contigo; desde tu “subjetividad” y tu cercanía, tu peculiar estilo de vida, tus conocimientos, tus reflexiones, tus críticas, tus ánimos y, ¡cómo no!, tu sabiduría y tu generosa capacidad de escucha.
Mila esker, Ignacio!
* * * *
Abusando un poco de la amistad, cariño y confianza que nos une a nuestro maestro y querido amigo Ignacio, nos hemos permitido la licencia de transcribir el texto que preparó y leyó en el acto del Cincuentenario de la Facultad de Derecho de Donostia (UPV/EHU), celebrado el 24 de octubre de 2019, en el Museo de San Telmo de Donostia, donde resume con estilo propio sus 45 años de vinculación con nuestra Universidad.
Arratsalde on
La Decana de la Facultad y los demás miembros del Decanato me han invitado a disfrutar el día de hoy también exponiendo unas breves palabras en este Acto. En octubre de 1972 empecé a caminar por los pasillos, despachos y aulas de la facultad, es decir que ya soy mayor, o mejor antiguo, y aquel caminar que inicié entonces ha durado 45 años.
Voy a ser muy breve como se me ha solicitado y también subjetivo, como me enseñó un antiguo y siempre presente amigo que decía que él no podía ser objetivo porque no era objeto, sino subjetivo porque era sujeto.
La Facultad de Derecho se inauguró el Curso 1972-1973 pero la actividad académica pública del Derecho había comenzado en San Sebastián, de manera oficial, dos años antes, fuera del edificio que ahora se conoce y los estudiantes de Derecho de aquellos dos años continuaron en la Facultad, una vez creada, su tercer curso de Licenciatura. Algunos de ellos han formado parte del Claustro de profesores de la Facultad y alguno está ya jubilado.
En aquellos inicios, entre algunos de los docentes que estábamos y que habíamos tomado la decisión de seguir en la Facultad, comentábamos con convicción que la presencia de la primera Facultad pública en nuestra ciudad era un gran avance, gracias al grupo de honorables ciudadanos donostiarras que promovieron durante años este hecho. El gran avance que suponía, entendíamos que se manifestaba en diversos ámbitos. En el ámbito de la enseñanza superior universitaria pública, hasta entonces inédito, en la aportación cultural que suponía y en su importante repercusión social. Además de ello, se entendía que este comienzo debería tender a un crecimiento con nuevos Centros de la Universidad Pública de diversas disciplinas, áreas de conocimiento, diversidad de saberes, en un muy deseable crecimiento del conocimiento.
La Facultad de Derecho fue la primera que se construyó en el Campus de Ibaeta aunque se asignó a la Universidad de Valladolid, una decisión impuesta, ajena a las ideas de los ya citados honorables promotores. La ubicación, en aquellos años, estaba algo separada urbanamente de la ciudad y nos hubiera gustado, a algunos, que estuviese dentro de la ciudad, con una comunicación más cercana de la ciudad que la acogía, pretensión que no fue posible.
Pero lo que nos preocupaba o interesaba con más intensidad era lo que teníamos que hacer para que esta nueva Facultad funcionase lo mejor posible. ¿Qué hacer? ¿Cómo hacerlo bien, muy bien? Sabiendo que con el hacer y hacerlo bien nos íbamos haciendo, hacer en el interior, en las actividades de la Facultad, en su cotidianidad. Nuestra decisión por la docencia y la investigación en aquel momento inicial de la Facultad pensamos que exigía algo tan sencillo de expresar como era “estar en la Facultad”, estar en ella día a día, ocupar sus espacios, estudiando, escribiendo, preparando a fondo las clases para mejor transmitirlo a los estudiantes, comprometernos en términos de conocimiento y de comunicación en las clases, la permanente disposición de atender a los estudiantes cuando nos lo solicitasen, reunirnos para preparar las Juntas de Facultad que se convocaban y tener la información y la argumentación debida sobre las cuestiones que se planteasen. Es decir, una serie de cuestiones básicas que había que llevar a la práctica.
Ante ello consideramos la importancia que podía tener que los docentes estuviéramos con “dedicación exclusiva” en la Universidad, lo que en aquel momento nos supuso algún pesar pues al decírselo a los profesionales de la ciudad que participaban en la docencia con relevante seriedad, les fue imposible asumir tal dedicación.
Con los estudiantes, además de nuestro compromiso con la docencia, estábamos atentos a la progresión de su conocimiento y dedicación, en la idea que, con el tiempo, la Facultad podría ir generando su propio profesorado, aún, contando siempre con la presencia de profesorado que procedía de otras Universidades, sobre el que hay que destacar los mucho que aportaron a la Facultad especialmente en relación a los Cursos de doctorado y a la elaboración de Tesis que ellos dirigían y el nombramiento de doctores de sus alumnos. Tanto hicieron estos profesores y tan intensamente siguen presentes en nuestra historia y en nuestra memoria.
Había que ir consolidando la Facultad, ya presente, también en el exterior de ella, que fuese conocida, por su existencia y por el crecimiento que iba alcanzando. Por ejemplo, en los primeros momentos, se informó a las empresas de Taxis de San Sebastián sobre su ubicación. Otro ejemplo consistió en la creación de un Cine Club que celebraba sesiones de cine los sábados por la tarde y los domingos por la mañana en el Paraninfo gracias a la gestión que se hizo con los propietarios de la Sala Gaxen de películas de Arte y Ensayo que había cerrado. Tuvimos la fortuna de que generosamente nos regalaron sus cámaras de proyección. Esta experiencia nos acercó a las asociaciones de vecinos y al vecindario cercano del barrio de Ibaeta que nos llegaron a ofrecer la posibilidad de que las familias de quienes trabajábamos en la Facultad pudiesen llevar a sus hijos a la guardería que gestionaban.
Una última referencia de reafirmación de la Facultad, aunque sectorial, procede de la incorporación de los Profesores No Numerarios de la misma, a la Coordinadora Estatal de Profesores no Numerarios. Se habló con representantes de la Coordinadora, se les expuso las singularidades de la Facultad cuando aún no existía la Universidad del País Vasco y no hubo ningún problema para que participásemos en ella, también en sus reuniones y en los encuentros que se tuvieron para plantear sus problemas en el Ministerio de Educación. Posteriormente en la Facultad y en el conjunto de los Centros, primero en la Universidad de Bilbao y algo más tarde en la ya creada Universidad del País Vasco/ Euskal Herriko Unibersitatea, los Profesores no Numerarios llevaron sus propias dinámicas reivindicativas en su propio ámbito académico.
Son estas algunas pinceladas del tiempo inicial vivido en la Facultad que entiendo le aportaron una cierta energía, un cierto enraizamiento en momentos del comienzo de su andadura cuando era una novedad y por tanto desconocida, en una realidad social y política enormemente compleja y en todo caso necesitada de cuidados cercanos, cuidados para su asentamiento con firmeza y su crecimiento.
Sin embargo, para terminar estas palabras, porque lo he venido aprendiendo desde hace muchos años, en el fondo y en la forma, el jurista en su formación, debería salir del círculo mágico de sus formas abstractas, del cerrado horizonte de las normas y afrontar directamente el problema de los contenidos materiales de las mismas. Haciendo esto debería renunciar a la aparente esterilidad axiológica de sus construcciones, a la indiferencia hacia los valores, a la neutralidad respecto a los conflictos y sumergirse en las relaciones sociales y en sus contradicciones, en la ética y en la práctica.
Y así termino mis palabras con un brevísimo añadido. Como muchos sabéis, la palabra “gracias” es la palabra de “la ofrenda” como me enseñó otra maestra y me sigue enseñando, de manera que hoy la Facultad ha crecido mucho en su interior, como he podido comprobar en las últimas promociones de alumnas/os que he tenido el placer de conocer, especialmente por su conocimiento crítico, y con ello, la Facultad se sigue ofreciendo a todas las personas que quieran acercarse y participar en ella.
Mila Esker.
Ignacio Muñagorri Laguía. Catedrático
Jubilado de Derecho Penal (UPV/EHU)