Читать книгу El árbol de la nuez moscada - Margery Sharp - Страница 8

CAPÍTULO 2 1

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La primera vez que Julia vio a su futuro marido a la luz del día fue una mañana de primavera en 1916, cuando se despertó sobre las diez y media y descubrió que seguía allí dormido, a su lado. Sabía cómo se llamaba, Sylvester Packett, y que era teniente primero de Artillería, y a pesar de que durante seis noches seguidas había bailado con ella desde las doce hasta las cuatro de la madrugada, no le contó nada más. Era el chico más callado que había conocido, ni siquiera el champán le soltaba la lengua, y con pesar (pero resignada) llegó a la conclusión de que bailaba con ella solo porque no podía dormir. A los hombres les pasaban esas cosas en 1916; no le habría sorprendido ni lo más mínimo que hubiera vuelto con ella, la noche anterior, solo para ver si así conseguía conciliar el sueño… Julia, a los dieciocho años, se tomó aquello sin asombro ni rencor: era, como tantas otras cosas, la guerra.

—Pobre muchacho —musitó, pues se conmovía fácilmente y lloraba cada vez que veía una lista de bajas. El joven se revolvió en sueños, suspiró y se durmió de nuevo. Le restaban aún cuatro días de permiso y, si se quedara con ella, pensó Julia, podría dormir así todas las noches…

Sylvester Packett se quedó. Quería irse a Suffolk, pero en Suffolk no podía dormir y con Julia sí. Resultaba desafortunado, pero así era la guerra. Se quedó otros cuatro días y, después, lo arrastraron de nuevo a Francia.

Julia lloró cuando se fue. Su afecto por él había sido al menos desinteresado, pues rechazó cualquier regalo excepto un broche del regimiento de Artilleros, aunque también efímero; salvo por una embarazosa e inesperada circunstancia, jamás habría vuelto a pensar en él.

El árbol de la nuez moscada

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