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II. LOS CARMINA BURANA Y SU LEGADO CULTURAL
ОглавлениеEl cancionero de Beuern fue descubierto en 1803 por el barón Christoph von Aretin entre las estanterías de la biblioteca de la abadía de Benedikt-beuern, situada al sur de Múnich7. No obstante, la colección de poemas no fue editada por primera vez hasta 1847, año en el que el bibliotecario Johann Andreas Schmeller la publicó con el nombre de Carmina Burana, haciendo referencia a la abadía donde fue encontrada8.
Su tipo de letra y la calidad de sus miniaturas lo sitúan cronológicamente en el segundo cuarto del siglo XIII, en torno a 1225-12309. Esta fecha de composición del códice no quiere decir que sea a su vez la de composición de los poemas en él contenidos. Muchos de ellos son de una época más temprana, algo especialmente evidente para aquellos poemas cuyo autor se ha podido identificar10. Además, también hay que tener en cuenta la relación entre los Carmina Burana y los Minnesänger11, poetas presentes en esta época que cantaban al amor cortés. Muchos son los puntos que comparten, pero su diferencia es radical, ya que los Carmina Burana ponen en primer plano el placer y el goce corporal12.
Los Carmina Burana nos ofrecen la mejor y más completa colección de poesía latina medieval no religiosa13 y, quizás, también la más famosa, gracias en parte a la adaptación e interpretación musical de 24 de sus poemas que llevó a cabo en el año 1937 el conocido compositor muniqués Carl Orff14. Tal y como se conserva actualmente, la colección principal está compuesta por 228 piezas numeradas sucesivamente. Generalmente son poemas anónimos escritos en latín, aunque también aparecen piezas en alto alemán medio15.
Pese a la cantidad y diversidad de poemas que contiene, parece que el conjunto se puede dividir en tres grupos16 bien diferenciados según su contenido17:
1. Poemas satírico-morales. Se trata de los poemas del 1 al 55, caracterizados por su crítica a las autoridades civiles y eclesiásticas medievales y, sobre todo, a la curia romana. Realizan, sin duda, una clara visión de la sociedad del momento, regida en su mayoría por la religión católica y su máximo representante en la tierra, el Papa18.
2. Poemas de carácter amatorio. Constituyen el grueso de la colección: del 56 al 186. Su idea central es la exaltación del amor, pero también de la primavera y de los elementos que rodean a ambos. Incluye poemas sobre la fortuna del amor o sus cuitas, con un tono que va de lo delicado y sentido hasta lo obsceno y licencioso19. Este grupo contiene muchas referencias mitológicas, que consiguen hacernos ver que la Edad Media no es ese periodo oscuro, eminentemente cristiano y lleno de temor al infierno, como se ha venido interpretando mayoritariamente desde el Renacimiento, sino una época formada en la tradición clásica, más despreocupada y mundana, bohemia, libre y anárquica20.
3. Poemas de taberna: del 187 al 228. En estas composiciones la taberna es el lugar del ocio, de la amistad y de la diversión, pero, sobre todo, del juego y la bebida, entremezclados con los placeres de la carne y el vicio de la gula21. Sin duda alguna, son las composiciones que mejor representan ese estilo de vida tan desordenado de los goliardos22, tan contrario a los preceptos morales de la Iglesia, que atormentaban sin compasión los apetitos del cuerpo mortal.
Los autores de estas composiciones son, bien estudiantes de disciplinas eclesiásticas que ya recibieron la ordenación en alguno de los grados de la carrera sacerdotal, bien estudiantes que aún no han recibido la ordenación, pero que ya tienen la tonsura y el hábito que les otorgó algún obispo y que les aseguraban las limosnas e inmunidad tras sus posibles excesos23. Vivían, en cierta medida, al margen del sistema, burlando las leyes eclesiásticas y civiles; llevaban una vida libre e independiente y gustaban de los placeres de la vida (la comida, la bebida, las mujeres…)24. Según algunos autores, como SÁNCHEZ SALOR, poseían una amplia y profunda formación lírica y clásica, además de bíblica, y, por tanto, no tenían nada de vagabundos, de bebedores o comedores25. En el movimiento goliárdico había pobres y ricos, simples estudiantes y maestros destacados, clérigos de órdenes menores y, a veces, altas dignidades. Eran los poderes establecidos los que exageraban los matices negativos de los goliardos y condenaban su manera de vivir y de pensar26.