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I. INTRODUCCIÓN

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Tanto las concepciones de masculinidad como las de virilidad son construidas a través del tiempo, tienen una base histórica, pero no son estáticas, depende de la cultura y la evolución social, que son continuamente reforzadas mediante el aprendizaje a lo largo de la vida del hombre en una estructura sociocultural determinada1. Para entender más la concepción de la virilidad, se podría decir que la virilidad ha construido cuatro micro virilidades, las cuales son, virilidad física, virilidad rendimiento, virilidad social y virilidad erótica, estas formarían una virilidad simbólica, parafraseando a Bourdieu2. Primero, la parte física y biológica del hombre, el órgano masculino –el pene– con el que se reconoce desde la biología al hombre dentro del sexo masculino. Así los hombres se autoidentifican como hombres, sin embargo, esto no le califica de viril, hay otras características sexuales primarias como las secundarias que marcan un requerimiento corporal del hombre viril y que también se han ido convirtiendo en estereotipos. Así, los testículos son parte de la masculinidad, porque es donde se producen los espermatozoides, fuente de la testosterona, es decir de la hormona masculina3.

El pene erecto también ha ocupado un lugar especial en muchas culturas, quienes han resaltado su tamaño, dureza y forma en la erección. En Latinoamérica, en las figuras preincas, como es el caso de un falo erecto de cerámica de la cultura Tumaco-La Tolita demostraba que “el pene así de grande tenía un significado especial en una ceremonia propiciatoria de fertilidad y potencia”4. “La importancia del pene en el hombre queda sujeto a los diferentes matices que la cultura impone en las relaciones sociales”5). Los hombres latinos han dado mucha importancia al pene, desde su apariencia hasta su funcionalidad.

Freud6 llama etapa fálica, al proceso donde surge el interés y el placer concentrado en los genitales. Inicia, entonces, el niño un proceso de auto investigación. La masturbación cobra importancia, en este auto descubrimiento, en este encuentro con el placer, pero también en la construcción de la relación estrecha entre el púber y su pene. En este proceso el falo simbólico crea significantes, que tienen que ver con otros elementos relacionados con forma, tamaño, semen, erección, placer. Esto forma parte también del discurso feminista que denominó lo falocéntrico como un culto al pene, parte de la ideología de género de Judith Butler7. Por lo que se impone socialmente lo que es un falo grande o pequeño, así también como su dureza en la erección. El primer referente de comparación del hombre en su juventud es con los otros hombres de la familia, su padre, su hermano y amigos.

En el documental ‘El Pene Perfecto’8 donde se analiza sobre muchos mitos del pene, se analiza al adolescente masculino y sus vergonzosas erecciones en público, donde el pene erecto empieza a buscar protagonismo. Se resalta la presión sobre el hombre de tener el pene perfecto, el cual parte de un pene erecto. Entonces, esta etapa fálica tiene otras influencias como son los medios de comunicación, especialmente la pornografía. Con esos referentes, los hombres entran en una competencia social, por el tamaño del pene, y las mujeres lo tienen en cuenta como un requisito del placer. En un estudio realizado sobre satisfacción sexual femenina, 50 estudiantes universitarias, de 18 a 25 años, sexualmente activas, respondieron si el ancho o la longitud del pene eran importantes para su satisfacción sexual, 45 de 50 estuvieron de acuerdo que el ancho era más importante9.

En el 2019, se publicaron los resultados de una investigación sobre la conceptualización del falo en el hombre quiteño10, en la misma también se demuestra cuán importante es el pene para el hombre quiteño, su tamaño y rendimiento son importantes. Los apelativos que los hombres usaron para llamar a su pene demostraron semióticamente relación con dureza, longitud y firmeza. Esto también se observa en la narrativa de un monólogo latino11 en el que los nombres que se le da al miembro masculino, pirulín, peperucho, cíclope, dedo sin uña, salchicha, peluche y pepito, también resaltan la misma relación.

En América Latina la premisa de la importancia del pene está arraigada, incluso hay ciertas culturas latinas que hacen ciertas prácticas para lograr tener un tamaño grande del pene. En Brasil, los hombres de la tribu Topinama hacen que las serpientes muerdan su pene para agrandarlo12. Los machos de la tribu Cholomec en Perú usaban pesas para incrementar la longitud de su pene13. La virilidad anatómica se refuerza en los distintos aspectos, creando imaginarios sociales de cómo debe ser el cuerpo del hombre y específicamente su pene. Lo mencionado reafirma que hay una virilidad anatómica y física que es importante en la concepción de la virilidad.

Otro componente y considerado mito de los hombres, según Zilberger14 es el rendimiento sexual del hombre, es decir la virilidad rendimiento, su condición básica es la erección. También tiene una aproximación con el significado de potencia, entendida como “la capacidad para realizar el acto sexual”15. Aquí se centran las exigencias fisiológicas para el acto sexual del hombre: libido, erección, penetración, orgasmo eyaculatorio y pos-orgasmo16 y que tienen relación con las fases de la respuesta sexual masculina, que considera a la excitación, meseta, orgasmo, resolución y período refractario17 o deseo, excitación/deseo, meseta/deseo, orgasmo/ deseo y resolución/deseo de Schnarch18. A esto se añaden otros factores a considerar, como la calidad y duración de la erección que son parte de la meseta; la eyaculación y procreación (reproducción) que son del orgasmo y resolución. Además, la gratificación de la pareja –mujer– que son parte de la resolución y período refractario.

La idea de que el hombre es quien inicia el encuentro sexual era un mito19, pero, en algún punto terminó siendo una demanda. En la fase de resolución del acto sexual, también es importante el rendimiento con una vinculación con lo emocional, ya que parte de la satisfacción es el post sexo, el comportamiento y actitud del hombre luego del sexo. Una de las exigencias femeninas también es mayor afectividad y erotismo antes, entre y después del acto sexual20.Uno de los enemigos de la potencia sexual es la disfunción sexual, el demonio que tiene diablillos súbditos (las diferentes disfunciones sexuales) que espantan y destruyen la vida sexual del hombre. Algunos pensamientos o frases de los hombres con disfunción demuestran estos sentimientos: “tengo miedo a fallar, sé que no voy a poder, soy un fracaso, otro hombre es mejor que yo, no se me para, se baja enseguida, ya no soy hombre”21. En este contexto, la farmacología ofreció una solución, el Viagra®, con su nombre comercial, sildenafil por su compuesto, presentando una solución a los problemas de disfunciones de sexualidad masculina, con énfasis en la eréctil. A través de su actividad comercial, se recuperó la concepción de “potencia masculina igual a pene erecto”, por lo que sus implicaciones socioculturales son grandes, ya que se vuelve la atención al coito, debilidad de la masculinidad latina.

Otro elemento cultural latino, por los rasgos característicos ya explicados anteriormente, es la frecuencia de los encuentros sexuales, que a veces es relacionado por los hombres latinos por el número de parejas. “el varón, por su parte, demuestra su masculinidad en función de su experiencia sexual y del número de sus parejas sexuales”22. Si existe un problema en cuanto a no poder mantener la erección, se demostraría una falta de rendimiento, que puede afectar tanto a la pareja como a la salud psicológica y la autoestima del varón, afectando su identidad como hombre. La duración y la dureza en la penetración también está en el imaginario latino, como parte de la potencia o rendimiento. Un monólogo hace referencia a esto con un refrán “el asunto no está en lo largo, ni en lo grueso, sino en lo tieso”23.

En la encuesta mundial que realizó Durex en el 2018, el 54% de hombres y mujeres en el mundo no estaban satisfechos con su vida sexual24. Aunque muchos latinos se jactan de sus habilidades amatorias, podríamos decir que, por mantener la virilidad social, los hombres se autodenominan buenos amantes como parte de la cultura25 y logran el reconocimiento social, de amigos y parejas, de hombres viriles. En la virilidad social se construyen estereotipos que juegan un papel importante en el rendimiento sexual, es decir hay una relación estrecha entre la virilidad rendimiento y la virilidad social, por ejemplo, los latinos tienen una reputación como amantes, sean hombres o mujeres de ser “calientes”, “cariñosos” y por lo tanto buenos amantes. Para muchos hombres, mantener esa imagen requiere un gran esfuerzo y presión. En la investigación sobre el falo, en quiteños, los hombres tienen como similitud un ritual que realizan antes de una cita con proyección, es decir que se asume terminará con sexo. Ellos tienen un diálogo con su pene, lo aconsejan, piden y hasta suplican que “no les haga quedar mal”, esto les ayuda en su seguridad26.

Otra micro virilidad es la virilidad social se basa en conceptos de “reputación, amor propio y vergüenza”27. Los tres significados van construyéndose en las dos fases del hombre. Cuando es joven en sus prácticas sexuales y al ser adulto como esposo y hombre. Aquí la doble moral sexual juega un papel importante, ya que no puede perder la reputación social de viril, conquistador, pero también debe ser el hombre de familia responsable. Luego llegará a viejo, en esta etapa la experiencia obtenida en la juventud será el referente28. Así, el hombre, el hombre debe convertirse en “todo un hombre” en la juventud, a través de múltiples experiencias o pruebas. Debe pasar por los ritos de iniciación de los hombres, para demostrar su virilidad y es reconocido por otros hombres como iguales. En los países latinos, la jactancia con otros hombres sobre las hazañas de conquista o sexuales, el contacto social con mujeres y la primera relación sexual, son indispensables para llamarse hombre –varón–. Con otros hombres se comparte material de “hombres viriles”, la pornografía, fotos de mujeres semi desnudas. Con las mujeres se lleva la actitud de conquistador y de semental, “los hombres se comprometen con una masculinidad, en cuyo centro se encuentran el deseo y la búsqueda de intercambio sexual”29. Sin embargo, existe una ética sexual, “Un caballero no tiene memoria” es la frase con la cual un hombre no habla de su vida sexual, al menos no menciona el nombre de la mujer, más aún si es del mismo circulo social. Esta es parte de la regla de la virilidad social, que comparten los hombres de Ecuador y México.

La socialización de la sexualidad se basa solo en imposiciones sociales, pero no en educación formal. Esto fue confirmado en un estudio realizado en Chile, a través de relatos de vida de hombres chilenos, a educación en el entorno familiar o formal se centraba en la genitalidad y reproducción, mientras que el deseo y el placer eran excluidos30. Otra investigación realizada en México concluyó que los hombres aprendieron sobre prejuicios de sexualidad, como que la sexualidad se basa en la relación coital y el complacer a la pareja centrada en este desempeño, era importante para el hombre conseguir el reconocimiento femenino por su funcionalidad sexual31.

Según Faur32 la iniciación sexual, que es parte de la afirmación de la masculinidad latina, es motivada por la misma familia, hombres adultos o por los amigos. Incluso algunos deben probar esta iniciación con animales y/o prostitutas. El comienzo de la vida sexual supone entrar al mundo del hombre adulto, quien atrae mujeres y tiene aclarada su sexualidad –heterosexual–. Pero, este proceso pierde valor si se mantiene oculto, es necesaria su divulgación y conocimiento público. Hay algunas prácticas sociales masculinas que forman parte de la virilidad social. Las comparaciones del tamaño de los penes, de la distancia que alcanza su orina, del número de parejas sexuales o de conquistas, también se vuelven parte de su virilidad-social. Los hombres casados que cuentan sobre sus amantes. De sus hazañas a pesar de la edad. De su Virilidad– rendimiento, de su virilidad anatómica, porque dicen que aún les funciona. Solo queda su voz de testigo. “La amante dentro del sistema heteronormativo hegemónico se convierte en una especie de derecho, constatación, ratificación o normalidad de la hombría que llega al punto de ser considerada inclusive como algo cotidiano”33. Otros comportamientos de virilidad-social tienen que ver con la fuerza y la valentía. “La noción de invulnerabilidad”34. Los hombres viriles se arriesgan todo el tiempo, sobre todo en la juventud, eso implica la falta de uso del preservativo, o la falta de buscar ayuda médica en cualquier caso de salud. Este espacio ha sido feminizado y si accede a él, puede ser visto como feminizado, perdiendo su virilidad-social. Esto es parte del concepto de virilidad de Bourdieu35.

De la misma manera, en la nueva concepción de virilidad, se reconoce, lo que llamo como virilidad-erótica, y es parte otra micro virilidad, donde está involucrada la parte emocional del hombre y el erotismo, parte de la nueva masculinidad36. El erotismo ha sido un ingrediente de muchas creaciones literarias como y producciones cinematográficas. Las raíces semánticas del término llevan al griego eros, relacionados con los conceptos de amor –o deseo sexual– y el sufijo –ismo– de acción –o actividad–. El erotismo ha estado inmerso en la relación sexual como un imperativo, primero el autoerotismo en la masturbación, cuando el púber se toca y va conociendo su cuerpo, reconociendo sus respuestas de placer, a través del tacto y luego con su pareja, es decir un hetero erotismo “el deseo dirigido hacia otro”37. Esto ha determinado un rol del hombre en su virilidad erótica.

Hay acciones o conductas del hombre en el acto sexual, donde algunas mujeres los relacionan con la virilidad, por los cuales se le puede llamar “sexi” o “excitante”, por ejemplo, que el hombre sugiera posiciones, tenga iniciativa en la cama, que sea rudo en algunas penetraciones o que diga palabras vulgares. El susurro. El sudor. Los músculos en tensión. Con barba. Unas manos grandes que acarician o sujetan ciertas partes corporales de su pareja, esto como parte de la construcción del imaginario femenino sobre el hombre-amante. Una investigación demostró que la mujer tiene mayor satisfacción sexual sí práctica la relación sexual en un contexto erótico incluyendo el uso de fantasías sexuales, juguetes, ropa38.

Si se retoman los roles del hombre en la masculinidad hegemónica, el hombre era más egoísta con respecto a su placer, y muchas veces se criticó desde el feminismo el usar a la mujer como objeto sexual. Entonces, ¿realmente se practica el erotismo? En el contexto latino se plantea una diferencia entre el sexo y hacer el amor, la primera considerada por puro deseo y la segunda que incluye sentimientos. El hombre con la novia hace el amor, mientras que con las otras: las amantes, prostitutas, etc. tiene sexo. El hombre sin erotismo solo penetra y eyacula. El hombre dentro del rol erótico, acaricia, besa, se toma su tiempo buscando el placer mutuo, en un espacio de intimidad donde surge el deseo erótico39. Por lo que el erotismo está conceptualmente ligado a la afectividad, a un sentimiento, al amor.

En los países de Latinoamérica este proceso experimental erótico ha sido reprimido por muchos factores, dentro de ellos el moral y religioso, es por ello que aún muchas mujeres no conocen su cuerpo desde la exploración erótica y los hombres no saben tampoco como motivarlas. Esto hace que el hombre tenga dificultades en su virilidad erótica. Por un lado, sabe que debe hacerlo para complacer a su pareja, y por otro lado, no sabe cómo hacerlo40. El hombre que logra obtener esa virtud es viril erótico. Esta revisión breve de lo que se considera hombre viril con sus micro virilidades, muestra lo importante que es para el hombre y cuánto puede afectarlo psicológicamente y emocionalmente al hombre la falta de cumplimiento de estas micro virilidades, considerando que el centro de la masculinidad hegemónica ha sido la virilidad y que la nueva masculinidad no ha descartado los lineamientos de lo que es un hombre viril, por lo contrario ha añadido más características de lo que se espera del hombre en su funcionamiento sexual y se añaden al macro concepto de virilidad.

Estudios Interdisciplinares de género

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