Читать книгу Estudios Interdisciplinares de género - Marta Del Pozo Pérez - Страница 49
3. POEMAS DE TABERNA
ОглавлениеLa taberna era el sitio donde estudiantes, clérigos, andariegos y gente del pueblo, además de alguna ramera, se reunían para divertirse: comiendo, bebiendo vino, generalmente, y también cerveza, cantando y jugando a los dados. Todo este ámbito amoral de bebedores, jugadores y mujeres alegres es el que alaban estos poemas que definen una nueva forma de vida49.
Probablemente sea el grupo con menos referencias a la mujer y no resulta curioso, pues la taberna siempre se ha considerado un ámbito de influencia masculino, aunque en ocasiones estuviera regentado por mujeres, como es el caso del poema CB 205, donde la tabernera vende el vino con cordialidad; o el famoso poema CB 196, brindis en el que se conmina a beber a la dueña, además de a la sierva, a la monja, a la vieja, a la madre y a las sores casquivanas.
En sus cantos, los goliardos, en clave abiertamente paródica, forman una nueva secta, la de los seguidores de Epicuro o adoradores de Baco, que encuentran en el vino el remedio para todos los males50. Algunos de estos se centran exclusivamente en la descripción de las formas de vida propias de los estudiantes y de las gentes cercanas al mundo del estudio, como el poema CB 219, en el que se establecen una serie de normas para los que quieren entrar o pertenecer a su orden. Es curioso cómo se hace referencia en la estrofa n.° 8 a que esta secta hospeda gente de todo género diversa. No tenemos constancia de que existieran mujeres dedicadas a la vida goliardesca, aunque, como dice el poema: nosotros acogemos (…) al presbítero con su señora. Por lo que parece ser que todo el mundo era bien recibido entre sus filas.
Al igual que los poemas de amor, estos tienen una larga tradición en la literatura antigua, que los goliardos sin duda conocían. Las referencias mitológicas son muy abundantes, como suele ocurrir en todos los grupos de este cancionero; sin embargo, la mayoría de estas hacen alusión a dioses masculinos, como Baco o Marte. Aun así, a la que más se nombra es a Venus, por su relación con la lujuria y el sexo. En el poema CB 191, poema de confesión en el que se ensalzan los ideales del goliardo, el poeta manifiesta que lo que Venus le ordena es un servicio suave, que es ávido de placer más que de salud y que es cosa penosísima vencer a natura, al contemplar una doncella, mantener la mente pura. En este poema, las estrofas se suceden con una doble lectura: el lamento por los pecados y el placer de los mismos, siendo Venus aquí metáfora de la lujuria. Y es que al tálamo de Venus llevan todas las vías.
Algo similar ocurre en el poema CB 200, en el que Venus, en unión con Baco, ayuda a seducir a las mujeres. El poeta escribe así: Baco si a menudo el sexo femenino visita, a ti, Venus, las vuelve sometidas. Baco penetrando en las venas con su cálido licor, las vuelve encendidas del venéreo ardor. Baco suele ablandar la voluntad de la mujer y la empuja a consentir al varón con más rapidez. Baco suele conquistar con facilidad a aquella que antes de ningún modo pudo gozar.
También Baco se une con la diosa Tetis en los poemas CB 194 y CB 202, en una alianza menos afortunada, pues se refiere a la mezcla entre el agua y el vino, práctica que corrompe los dos líquidos. Según el poeta, solo el vino puro merece la pena, lo que genera disputas entre Baco y Tetis. Y es que Baco con ella aguarse nunca admitió, ni de buena gana bautizarse consintió. Y si de diosas hablamos, no puede faltar una mención a la diosa Fortuna, a la que los goliardos se encomiendan a la hora de jugar. Esta diosa juega un papel fundamental en el ámbito del juego, pues, debido a su actuación, quien entra bien vestido puede, tras una mala jugada, quedarse desnudo, y vice-versa. Esta aparece en CB 195, acompañada por Cloto, una de las tres parcas, que rige el destino de un jugador, y, por supuesto, por la Ocasión.
Aunque este tipo de cantos irreverentes ha gozado de gran fama, pues han sido leídos como una reacción alegre y transgresora contra la severidad de los siglos medievales, seña de identidad propia de estos poetas, también vemos en ellos ciertas composiciones que, por su temática, deberían ir en la parte de las composiciones satírico-morales51. Es el caso del CB 226, un lamento por estos tiempos de decadencia generalizada en las costumbres, en el que se mencionan varias mujeres, aunque en clara referencia a la pros-titución. Haciendo alusión a los vicios de los clérigos, se habla de Tais, cuyo nombre se aplicó a otras muchas cortesanas y acabó siendo sinónimo de cortesana misma. Según el autor, Tais recibe espléndidas dádivas. Cuando ella por eso desnuda a él desnudo se entrega, con la mano, con la lengua, con los labios lo acaricia, lo lame, lo chupetea, entonces Venus hasta la médula cosquillea, pica, atormenta, así es como Tais a Pánfilo52 doblemente le chupa su hacienda.
Otra vez tenemos aquí las referencias a Venus como personificación del acto amoroso. La diosa del amor no interviene, sin embargo, en otra clase de dispendio, que pertenece todo al vientre. Estamos ante un poema en el que se van desgranando tres de los pecados capitales que más aparecen en este cancionero: la lujuria, personificada en las figuras de Venus y Tais, la gula y la avaricia. Esta última queda reflejada en la estrofa n.° 9, donde se dice que hay quien a Tais aborrece y que se mantiene lejos de ella, pero a él la entrepierna le come la bolsa con igual diente. Es decir, que vela más por el dinero que por el sexo. O es homosexual, ya que al joven Ganímedes53 dar por culo prefiere. Según el autor, no queda camino intermedio, ya que todos los clérigos si no es con Glicera, con Esporo llega el dispendio54, aunque muchos de los modernos son ambidiestros, o sea, bisexuales. Dentro del grupo de cortesanas también se incluye a la Helena de Troya, de quien se dice en el poema que fue funesta para esta ciudad y para los griegos una plaga. En este poema, tanto la visión de los pecados, como las referencias a las mujeres, se exponen de una manera un tanto inflexible.
Finalmente, entre divertidas canciones de taberna, en las que se ensalzan la bebida y la vida dedicada a los placeres, encontramos dos dramas litúrgicos (CB 227-228), dedicados a la Navidad y al Rey de Egipto, donde se ensalza la figura de la Virgen María, mujer virtuosa por excelencia y madre terrenal del Dios viviente. María, como antítesis de Eva y encargada de borrar su pecado, será ante todo el camino hacia la Redención del ser humano55.