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2. ANALIZAR Y COMPRENDER LA VISIÓN, MISIÓN, OBJETIVOS, ESTRATEGIA Y TÁCTICA DE LA ORGANIZACIÓN

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Si bien en el segundo bloque de este capítulo “La importancia de comprender el entorno”, nos centrábamos en el entendimiento del contexto en el que opera nuestra organización, en el presente apartado vamos a descender un peldaño más, explicando metodologías y herramientas que sirvan a la función legal para sistematizar el análisis y conocimiento de los planes estratégicos de la compañía a corto, medio y largo plazo.

A tal fin, es crucial que el departamento legal participe y se implique en el análisis, revisión y formulación de los principales planes estratégicos de la compañía:

o La elaboración y difusión de la misión, visión, valores y propósito de la organización.

o El modelo societario y el organigrama funcional.

o El Business Plan.

o Conocer los objetivos y prioridades del Órgano de Gobierno, CEO, Comités de Dirección, áreas críticas de la compañía y principales grupos de interés.

o Entender la estrategia financiera y de inversión, los balances, las cuentas anuales y de explotación, la tesorería y los flujos de caja, etc., con el fin de conocer como genera beneficios la organización y donde centra sus gastos e inversiones.

o Entender el valor diferencial de la oferta de productos y servicios de su organización.

o Conocer los aspectos críticos de la relación con clientes y proveedores y sus políticas.

o Entender la estrategia operativa, los medios y cadena de producción, las infraestructuras y recursos críticos.

o Las principales políticas y procedimientos corporativos.

o El mercado y los competidores.

En esta fase la función legal deberá reflexionar y centrarse en los siguientes aspectos:

o Entender que espera la compañía de la función legal y determinar si cuenta con los medios y recursos necesarios para cumplir con dichas expectativas, pudiendo estimar una planificación realista en términos de alcance, plazos y costes.

o Identificar los riesgos legales y de negocio y comunicarlos al más alto nivel.

o Contribuir a la definición y determinación del apetito al riesgo de la compañía y establecer las líneas rojas.

o Diseñar los indicadores, las métricas y los datos esenciales para nutrir la inteligencia de negocio (desde la perspectiva legal), estableciendo que información es adecuada para cada una de las diferentes audiencias10.

o Determinar qué datos de negocio y flujos de Business Intelligence requiere la función legal para facilitarle el seguimiento del negocio y su participación en la revisión continua de los planes estratégicos11.

o Asegurarse de que todos los miembros del departamento legal entienden el propósito y los objetivos de la organización y el rol que juega cada área de negocio en su consecución y que se espera de la función legal a nivel organizativo.

o Fomentar la participación del equipo legal para que se involucren de manera proactiva en actividades de planificación con aquellas áreas a las que normalmente dan soporte legal.

La implementación de dichas prácticas nos proporcionará la información necesaria para iniciar el proceso de reflexión sobre la estrategia legal más adecuada y nos situarán en un punto de partida sólido para elaborar la misión del departamento jurídico, definir los objetivos, planificar las acciones necesarias y organizar los recursos adecuados para su consecución.

Asimismo, al participar de una manera proactiva en la elaboración de las estrategias corporativas, el departamento legal dispondrá de una posición privilegiada para concienciar al más alto nivel y desde una etapa inicial, de aquellas consideraciones legales y regulatorias que puedan impactar críticamente en la actividad de la compañía.

Ocupar esta posición es un factor especialmente relevante en el diseño e implementación de las estrategias de Gobierno Corporativo, Compliance y de Riesgos Legales que se inspiran para su éxito en el principio “Tune at the top”, como el lector podrá profundizar con la lectura de los capítulos de “Avances en materia de gobierno corporativo” de Silvia López Jiménez, “Gestión de riesgos legales” de Marta Zárate e Inés Bruggeman y “La función del compliance” de Bárbara Sotomayor y Gabriel Rodríguez-Ramos.

Además, el departamento legal podrá detectar oportunidades de negocio y aportar innovaciones desde la perspectiva legal que pudieran no haber sido identificadas por los órganos de Gobierno y de Dirección. Así lo ejemplifican, Sara Molina y Manuel Condearena, en su capítulo “La Transformación de la Función Legal: Un enfoque práctico”, en cuyo apartado 7 “Cuando la transformación aporta valor a negocio”, citan numerosos ejemplos de éxito de contribuciones a negocio por parte de departamentos jurídicos.

En definitiva, con el despliegue de acciones proactivas como las descritas en este apartado, el departamento legal comenzará a proyectar a la organización una imagen de área estratégica, orientada a negocio y a la consecución de sus propósitos. Este sin duda es el primer paso necesario para pasar de ser una función reactiva y configurada operativamente como un silo de conocimiento y convertirse en una departamento dinámico, innovador y plenamente integrado y crítico para la organización y sus procesos corporativos.

El gobierno de la función legal en las organizaciones

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