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2. LA INFLUENCIA DE LA ASESORÍA JURÍDICA EN LA ESTRATEGIA EMPRESARIAL

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La estrategia empresarial no puede ser concebida aisladamente, sino que es reflejo de lo que se denomina la “cultura corporativa”, concepto que viene a identificar la misión y visión de la empresa y el conjunto de valores que la sustentan. Es generalmente aceptado que una cultura corporativa enraizada en valores éticos y de cumplimiento es garantía de pervivencia a largo plazo para la compañía. La definición de cuál sea dicha cultura corporativa y la adhesión de la compañía a los valores que la conforman no son, en sentido estricto, responsabilidad de la Asesoría Jurídica. Dicha responsabilidad recae en el comité de dirección y en último término en el Consejo de Administración. Sin embargo, dada la importancia de la función de la Asesoría Jurídica en materia de cumplimento, ética e identificación y gestión de los riesgos (incluyendo los reputacionales), la Asesoría Jurídica está llamada a jugar un papel clave en lograr que estos valores, éticos y de cumplimiento, se integran adecuadamente en la cultura corporativa y de ahí sirvan de inspiración y den forma a la estrategia empresarial, no solo en su diseño sino también a lo largo de su ejecución1.

En vista del impacto legal y reputacional de los valores éticos en la empresa y en su supervivencia a largo plazo, la función de la Asesoría Jurídica no puede limitarse a garantizar el cumplimiento de las normas aplicables, sino que debe ir más allá y facilitar que se promueva la integridad y el comportamiento ético como partes esenciales de la estrategia y la cultura corporativas. La misión que debe guiar esta función es preservar la sostenibilidad a largo plazo de la empresa, lo que conlleva en muchas ocasiones sacrificar ganancias a corto plazo, cuando éstas pudieran poner en cuestión la pervivencia a futuro de la empresa. Esta visión de Largo Plazo define el papel central de la Asesoría Jurídica cuando es necesario guiar a la empresa en la toma de decisiones cuyas implicaciones legales son dudosas, cuando la normativa o la jurisprudencia no ofrece respuestas claras o, en general hay un elevado grado de ambigüedad e incertidumbre. Este es un espacio que la Asesoría Jurídica está llamada naturalmente a ocupar, como valedor objetivo e independiente de ese cuerpo de valores que hemos venido a denominar “cultura corporativa”. De no ser así, la experiencia demuestra que este espacio será ocupado por defecto por las unidades de negocio, con el riesgo de que las decisiones pierdan la visión y se priorice el beneficio a corto plazo2.

Ahora bien, lo dicho hasta ahora no puede llevarnos a la conclusión de que estamos ante una función que solo incumbe a la Asesoría Jurídica, en solitario. Ello sería contraproducente y podría incluso llevar, en situaciones extremas, a aislar a la Asesoría Jurídica cuando, por el contrario, como veremos más adelante, la integración con el negocio es instrumental para alcanzar el objetivo de la Asesoría Jurídica en este punto: conseguir que la cultura corporativa, –los valores que la integran–, sea percibida como la responsabilidad de todos y cada uno de los empleados de la empresa.

La Asesoría Jurídica debe ser responsable de diseñar, asegurarse de que se ponen en práctica e inspeccionar los mecanismos que permitan que la cultura corporativa, que como decíamos debe emanar del comité de dirección y, en último término, del Consejo de Administración, empape la estrategia de la empresa y sus decisiones y cale en todos los empleados de manera efectiva. Para ello, en mi opinión la función de cumplimiento debe estar integrada en la Asesoría Jurídica, pues es instrumental para alcanzar este objetivo. De hecho, entre los mecanismos existentes para asegurar que la cultura corporativa está presente en la estrategia de la empresa se encuentra la elaboración y adopción de un Código de Conducta interno robusto, actual y adaptado a la realidad de la empresa y su entorno, así como a las expectativas de sus “stakeholders” (empleados, proveedores, clientes, reguladores, etc.). Es muy importante que dicho Código de Conducta vincule de manera efectiva a todos los empleados de la compañía, se refuerce su adopción con formación interna –incluyendo sesiones periódicas de “refresco”– y, se acompañe con una aplicación efectiva siempre que se detecten desviaciones. Esta aplicación debe ser constante y coherente a lo largo del tiempo, a fin de evitar que el Código de Conducta pueda convertirse en mero papel mojado, con el impacto que ello tendría en la credibilidad de la dirección de la compañía en su conjunto. Asimismo, corresponde a la Asesoría Jurídica eliminar posibles barreras internas e inercias que puedan impedir la adopción de los valores de cumplimiento que son la base del Código de Conducta, alzando su voz cuando así corresponda.

El gobierno de la función legal en las organizaciones

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