Читать книгу Dostoievski en las mazmorras del espíritu - Nicolás Caparrós - Страница 11
1. LOGOS FRENTE A HYBRIS
ОглавлениеEl siglo XIX presagió el ocaso de las leyes universales.
Goethe sostuvo que la realidad no se traduce a esquemas lógicos y la filosofía, en pugna con la religión, concluye que el pensamiento disfruta de un poder cuasi infinito cuando se libera de las limitaciones que imponen los absolutos de cualquier especie.
Las leyes de lo singular concreto y las que se interesan por las grandes poblaciones -ya se trate de moléculas o de seres humanos- son de naturaleza diferente. Las primeras abordan procesos reversibles, las segundas son de naturaleza estadística y de carácter irreversible.
Es la revolucionaria época de Darwin.
Estos años marcan el auge de la ciencia experimental, aunque sería mejor decir de la ciencia positivista, una corriente iniciada por el socialista Henri de Saint Simon (L’Industrie, 1816-1818), desarrollada después por el filósofo Auguste Comte (Curso de filosofía positiva, 1830-1842) y por el utilitarista liberal John Stuart-Mill (Un sistema de lógica inductiva y deductiva, 1843).
Comienzos prometedores: Saint Simon atisbó el porvenir de luces y sombras que aguardaba con la industrialización; Comte describió la ciencia de la medida y el experimento y Stuart-Mill se afanó en profundizar en el espíritu pragmático de la naciente burguesía.
Las doctrinas del siglo anterior procuraron las bases de las futuras revoluciones burguesas; la Revolución Francesa de 1789 será la simiente de otras muchas que están por venir. Mientras tanto, las monarquías se resquebrajan o ven limitados sus poderes por las constituciones ante las que ceden resignadas.
Las sublevaciones liberales de 1848 representaron el auge de los nacionalismos y los inicios del movimiento obrero, de carácter local los primeros y de alcance internacional el segundo, en tenso antagonismo. En Francia provocan la abdicación de Luis Felipe I y acaban con la efímera Restauración.
Rusia se despereza del sempiterno sueño en que la sumieron los boyardos.