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7. El epitalamio
ОглавлениеLa boda de Julián y Ticia constituye el primer matrimonio cristiano celebrado en una iglesia 96 . De ahí el extraordinario valor histórico de este texto. Téngase en cuenta que las bodas romanas se celebraban en la casa, en el seno de la familia y se dividían en dos actos: los esponsales y las bodas propiamente dichas. El primero era el acto jurídico de la entrega de los documentos nupciales, delante de testigos. El segundo era la boda en sí, donde el novio acudía a la casa de la novia a buscarla y donde la diosa Concordia unía las diestras de los contrayentes. En el Poema 25 de Paulino se imponen una serie de elementos ambientales que sustituyen la ceremonia doméstica y le hacen patente al lector (otro gran valor de este epitalamio) que Julián y Ticia se están casando en la iglesia y como cristianos. Esos elementos son la ausencia de una descripción de la casa de la novia (muy recurrente en el epitalamio pagano) y de toda clase de jarana, sustituidas por el ambiente eclesial que emana tanto del ofrecimiento de los esposos al obispo Mémor, (cuando éste cubre sus cabezas, velatio , v. 226) y de las súplicas a Cristo (w. 230), como de la bendición descrita en los versos finales. Paralelamente, la novedad se manifiesta también en lo literario. Como pasa con otros géneros literarios (el propemptikón del Poema 17 y la consolatio del 31), también al epitalamio le confiere Paulino su toque personal fundado en un indudable dominio de las técnicas de composición, inscritas en la corriente epitalámica fundada por Estacio y continuada por Claudiano 97 , aunque carezca de los discursos que aquellos insertan en sus composiciones. Así, se concede diez versos para introducir el asunto en una doble vertiente: por un lado, explica el matrimonio, y por otro da a conocer el sentido nuevo que éste tiene para el cristiano. Pero inmediatamente empieza a marcar distancias con los cultivadores anteriores del género e invierte el sentido de los tópicos clásicos 98 . No hay, por tanto, mención alguna de dioses paganos, y su lugar lo ocupan la paz, la modestia y la devoción. Tampoco se alude a la mitología, sino que la Escritura va a ser la fuente de sus exempla. Pax, Pudor y Pietas sustituyen a Juno, Cupido y Venus. Los buenos deseos para la pareja no van a ser, paradójicamente, la consabida descendencia, sino justamente lo contrario, de modo que anima a los esposos a mantener la castidad, a no tener niños y, caso de tenerlos, a dedicarlos al servicio del Señor, de tal suerte que en vez de constituir un elemento de persuasión (protropé) busca lo contrario, la disuasión (apotropé 99 ). En suma, este poema constituye el primer tratado cristiano sobre el matrimonio y en él Paulino propone el matrimonio en la continencia 100 como una nueva clase de unión, tal y como él mismo lo experimenta con Terasia.