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3. Las paráfrasis
ОглавлениеLos Poema 7 , 8 y 9 pertenecen, sin duda, a ese proyecto de versificar la Escritura inscrito en el horizonte de la primitiva poesía cristiana, que intenta buscar su sitio dentro de la tradición literaria occidental y lo encuentra en la traducción del épos bíblico a la lengua épica de Roma. La palabra cristiana no podía presentarse, so pena de pasar desapercibida, como algo original, como un comienzo desde la nada. Al contrario, como atinadamente dice J. Fontaine «les premiers auteurs latins chrétiens s’étaient trouvés, devant la Bible grecque d’Alexandrie et le Nouveau Testament, dans une situation quelque peu comparable à celle de Livius Andronicus devant l’Odyssée cinq siècles plus tôt». Esto era así de tal modo que se necesitaba una re-traducción de las traducciones de las Escrituras. Y esta es la función que viene a desempeñar la paráfrasis de los salmos o la traducción virgiliana del Evangelio que hace el hispano Juvenco 59 .
En este contexto es donde se sitúa la paráfrasis del Salmo 1 desarrollada en el Poema 7 . Sigue de cerca la versión antigua hasta el verso 15, donde empieza a narrar la naturaleza del juicio final. Luego, al hilo del comentario del verso de Ambrosio, distingue entre impii y peccatores a lo largo de veintiocho versos (24-41) y para este motivo toma material del Apocalipsis (7, 3), de las Epístolas de Pablo a los Romanos (2, 12) y de la dirigida a los Corintios (I 3, 12). Y no es en absoluto baladí el reclamo inicial del poema: frente al Beatus ille qui procul negotiis que proclama Horacio, Paulino anuncia Beatus ille qui procul vitam suam . Lo mismo que el epodo de Horacio es una invitación a la felicidad de un retiro campestre, Paulino también convoca a un retiro, pero al de de la vida del pecado, para seguir la ley de Dios y cultivar la pureza de corazón. Hay, por tanto, un contraste evidente entre el retiro pagano y el cristiano. El retiro cristiano constituye una preparación para la vida futura, que aparece evocada en el poema dentro de la larga sección sobre el Juicio Final 60 . Una exhortación religiosa a seguir el camino estrecho pone fin al poema cuyo eslabón definitivo lo forma, en estructura anular, la evocación del último verso del Salmo .
El Poema 8 es una exhortación a los gobernantes para que desistan de su apartamiento del Señor, cuya persistencia les acarreará la ruina total. El poema comienza casi exactamente con el primer verso del Salmo 2 para añadir algo de su cosecha tan sólo en los trece versos finales, donde narra la cólera de Dios en los términos evangélicos de la separación del trigo de la paja. Esta parte de propia creación es la que constituye la exhortación directa a los gobernantes para que reine la concordia y que la justicia presida su mandato, dos cualidades especialmente anheladas en esos tiempos de enfrentamiento, de enconada rivalidad entre el poder imperial, que quiere asentar las bases de un estado cristiano, y la aristocracia del Senado romano, que se resiste y pretende restaurar el paganismo, simbolizado en la recuperación para el Senado del Altar de la Victoria.
El Poema 9 es una paráfrasis del Salmo 137. El salmista desarrolla un asunto que a los ojos de Paulino debió de presentar muchas semejanzas con la situación que vivía la comunidad cristiana. En efecto, los judíos estaban sufriendo persecución y destierro por causa de Babilonia. En la concepción cristiana del momento, el paganismo es la nueva Babilonia y los cristianos la nueva Jerusalén, la civitas Dei 61 . De idéntica manera, lo mismo que el salmista augura la pronta venganza que caerá sobre Babilonia, Paulino anuncia el triunfo de la nueva Jerusalén.
Naturalmente estas paráfrasis no pueden competir con «l’art monumental» de los Salmos 62 pero tampoco deben ser juzgadas atendiendo a la poca o mucha frecuencia con que Paulino visite las fuentes clásicas 63 . El locus del autor clásico es prudentemente convocado y sólo, fundamentalmente, con la intención de oponerlo a la correcta interpretación cristiana, o bien para lanzar subrepticias requisitorias por su mediación, como ocurre en la antítesis discordia concors o en el dicite iustitiam . La concordia en la diferencia es un guiño literario, una evocación de la lucha de contrarios que anima a la naturaleza y al mundo en cualquier comienzo 64 , también al hombre cristiano, y, a su vez, la exhortación a gobernar con justicia y a vivir conforme a ella va dirigida a los poderes terrenales 65 . Igualmente tampoco pueden ser consideradas estas composiciones como meros ejercicios retóricos de versificación, aunque en la intención del autor esté también la adaptación de los Salmos a las preocupaciones y a los gustos literarios de su tiempo. Pero si se mira más allá de la superficie, estas paráfrasis pretenden ser la manifestación de la sensibilidad cristiana ante la situación política y social de la época: en lo individual proponen el retiro del hombre hacia su interior, y en lo social reclaman la lucha contra el paganismo y la injusticia. En este caso no nos convence del todo la pretendida ingenuidad pauliniana, en el sentido de que es un mero versificador de salmos, sin más. Debajo de esa candidez se esconde un modo sutil de decir la verdad cristiana.