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INTRODUCCIÓN GENERAL 1. Vida
ОглавлениеDos grandes poetas de rango universal ha dado la tierra de Beocia al pueblo griego y a Occidente: Hesíodo y Píndaro, si bien son dos épocas y situaciones sociales muy diversas las que determinan la personalidad y la actividad intelectual de cada uno de ellos. El primero se halla ante el pórtico del pensar racional de Grecia, creando él mismo la primera sistematización europea del cosmos, del nacimiento de las cosas, de su modo de ser, de los dioses y fuerzas de la naturaleza, como expresó en su Teogonía . En otro poema suyo, Trabajos y Días , en oposición al Homero de la Ilíada que ignora la vida corriente de los hombres vulgares, Hesíodo acomete la empresa de ofrecer un cuadro existencial del trabajo humano de cada día, de las normas que deben regirlo, al par que presenta una buena enseñanza para la conducta recta y digna. Es el primer pastor que alterna el cayado con la cítara heredada de las tierras de Eolia, de Cima, lugar de origen paterno.
Píndaro, en cambio, el otro poeta de Beocia, está ligado a los vínculos sociales y espirituales de la nobleza. Su poesía va dirigida al hombre griego que, entre otras cosas, ennoblece su vida en la espléndida actividad del deporte. Es el poeta de príncipes y de fiestas comunes como sólo Grecia supo celebrar. En él adquiere máxima cumbre y potencialidad poética el género literario de la lírica coral.
Pero hay algo esencial y común a los dos poetas: una profunda seriedad de pensamiento palpitante en la religiosidad de su poesía, nacida en Tebas, en el círculo ciudadano que cuenta con los mitos más importantes de Grecia, y sustancia principal de la poética de Píndaro. Nada fácil resulta el encuentro con ella, puesto que en este poeta se resumen dos siglos de vida e ideal arcaico griegos en su máxima plenitud. Las mayores dificultades para su comprensión estriban en su aparición al final de una época en la que un poeta puede hablar todavía, como maestro de la palabra, a un público de entendidos, en una forma artística concisa, impregnada de mitos, sugiriendo mucho más que exponiendo.
Poco es lo que de su vida conocemos. Las biografías no tienen en la Antigüedad la importancia de hoy. Sólo cuando la gloria de un escritor desborda fronteras limitadas y se convierte en algo común del pueblo, nace el interés por conocer pormenores de su vida, que, ya desde la primera reflexión biográfica, se exorna con elementos idealizadores. Entre las cinco biografías antiguas de Píndaro, no faltan datos concretos sobre su nacimiento, familia y vida, pero a cada instante se interfiere la fantasía. Incluido el artículo del Léxico de Suidas 1 , las cinco biografías son de época muy posterior al poeta. Se trata de las conocidas como: Vita metrica , en 31 hexámetros griegos que revelan el gusto y el estilo del verso de Nono y de su escuela (siglos IV-V d. C.) 2 ; Vita Ambrosiana , así llamada por el manuscrito Ambrosianus; Vita Thomana , atribuida al erudito monje Thomas Magister, discípulo de Planudes (1270-1325), y la de Eustacio, profesor de retórica en Constantinopla y, más tarde, Arzobispo de Tesalónica, en la Introducción a su Comentario o Notas marginales a Píndaro no llegadas a nosotros (siglo XII d. C.) 3 . Algunas de las noticias, recogidas en todos ellos, llegan, a través de los testimonios de los gramáticos, hasta los más antiguos biógrafos de Píndaro, al peripatético Camaleonte de Heraclea (340-270 a. C.), y a Istro de Cirene (hacia el 200 a. C.), excelente discípulo de Calímaco 4 . A todo ellos deben sumarse las referencias biográficas que de sí mismo hace el poeta en su obra.
Un bello ejemplo de lo que aporta la fantasía es la visión de un Píndaro niño a quien, cansado y dormido tras una cacería por el Monte de las Musas, el Helicón, una abeja, insecto profético para la creencia antigua, destila miel en la boca; o bien se trata de un sueño en que el mismo poeta ve llenársele su boca de miel y cera como signo de que debe consagrarse al arte de la poesía (Vita Ambrosiana) .
Las Vidas dan como lugar de nacimiento Cinoscéfalas, una pequeña aldea próxima a Tebas. Píndaro nace aldeano como Hesíodo, nacido en Ascra. Fecha de su nacimiento debe considerarse el espacio entre el 522 al 518 a. C., en la 65 Olimpíada, como afirma el artículo de Suidas. En el fr. 193 nos dice el mismo Píndaro que fue en el año tercero, o sea, en el 518, ya que coincidió con la fiesta quinquenal , y, por tanto, en el mes de agosto, mes de las fiestas de Apolo en Delfos.
El nombre paterno varía entre Pagondas o Pagónidas y Daifanto 5 . Daifanto se llamó también un hijo del poeta. Como padre o padrastro, en la combinación de Thomas Magister, aparece también Escopelino, a quien se atribuye la primera formación musical de Píndaro. Lo más aceptable es Pagondas o Pagónidas. Su madre se llamaba Cleódice, Clédice o Clídice, aunque Thomas Magister la denomina Mirto, confundiéndola con la poetisa Mirtis nacida en la costa norte de Beocia 6 .
Cuestión debatida es si los padres de Píndaro pertenecían a la nobleza. Ciertamente, es Píndaro un poeta de aristócratas, pero no se sigue de ahí, sin más, la nobleza de su cuna. En lo que atañe a esta cuestión, los filólogos se dividen en opuestas opiniones al interpretar un pasaje de la Pítica V (76). Píndaro habla en él de la familia de los Egeidas como de «mis padres»: «… Esparta, de donde nacidos vinieron a Tera varones egeidas, mis padres, no sin favor de los dioses». Según la tradición, los Egeidas jugaron un papel decisivo preparando el terreno a la invasión doria e interviniendo, más tarde, en la colonización de Tera y Cirene. Con frecuencia, el «yo» y la determinación posesiva pueden significar en Píndaro la persona del mismo poeta o el Coro que canta. La historia de la interpretación pindárica ha dado a ese texto citado explicaciones contrarias. Nos parece más probable que la expresión «mis padres» se refiera al Coro de Cirene que canta el himno 7 . Por supuesto, como ciudadano tebano podría Píndaro llamar a los Egeidas sus padres , en sentido general, de asociación comunitaria. Pero debe recordarse que ni siquiera respecto al nombre del padre está de acuerdo la tradición. La relación contextual parece favorecer más al Coro de Cirene, entendido de un modo genérico. De Esparta y de Tera procedían los habitantes de Cirene. Pero un egeida de Tebas, si aún existía alguno en la época de Píndaro, de ningún modo podía proceder de aquellos que habían abandonado Tebas y emigrado hacia Esparta y después a Tera. Por otra parte observamos que se trata de un himno cantado dentro de una fiesta a Apolo Carneo, estrechamente vinculado a la veneración de Cirene, culto en el que ningún papel juegan los antepasados de Píndaro. Menos extraño parece que el Coro, por voluntad del poeta, se designe a sí mismo como descendiente de los Egeidas, en nombre de la casa reinante en Cirene y en representación de todo el pueblo, recurso conocido en otros poetas 8 . Nada impide admitir que perteneciese a una acomodada y distinguida familia de la aldea, sin ser noble.