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44. Ión

a. Apolo yació en secreto con Creúsa, hija de Erecteo y esposa de Juto, en una cueva al pie de los Propileos de Atenas. Cuando nació el hijo de esta unión Apolo se lo llevó a Delfos, donde entró a servir en un templo, y los sacerdotes le dieron el nombre de Ión. Juto no tenía heredero y, después de demorarlo mucho tiempo, fue finalmente a Delfos a consultar al oráculo cómo podía procurarse uno. Para su sorpresa, le dijo que la primera persona que encontrara al salir del santuario sería su hijo, y éste fue Ión. Juto llegó a la conclusión de que lo había engendrado en alguna Ménade durante las promiscuas orgías dionisíacas de Delfos muchos años antes. Ión no pudo contradecir esto y le reconoció como padre. Pero Creúsa se sintió ofendida al saber que Juto ahora tenía un hijo, mientras que ella no tenía ninguno, e intentó matar a Ión ofreciéndole una copa de vino envenenado. Sin embargo, Ión hizo primero una libación a los dioses, y una paloma bajó del cielo para beber el vino derramado. La paloma murió y Creúsa huyó buscando refugio en el altar de Apolo. Cuando el vengativo Ión intentó sacarla a rastras, intervino la sacerdotisa explicando que era hijo de Apolo y Creúsa, aunque se debía seguir manteniendo a Juto en la creencia de que él lo había engendrado en una ménade. Después se le prometió a Juto que engendraría en Creúsa a Doro y Aqueo.

b. Posteriormente, Ión se casó con Hélice, hija de Selino, rey de Egía lo, a quien sucedió en el trono, y a la muerte de Erecteo fue elegido rey de Atenas. Las cuatro categorías profesionales de Atenas —labradores, artesanos, sacerdotes y soldados— reciben sus nombres de los hijos nacidos de él y Hélice.¹

1. Este mito teatral tiene como fin sustentar la antigüedad de los jonios sobre los dorios y aqueos (véase 43.7) y también reconocerles la ascendencia divina de Apolo. Pero Creúsa en la cueva es quizás la diosa que presenta al infante, o infantes, del Año Nuevo (véase 43.2) a un pastor, tomada erróneamente por Apolo con indumentaria pastoril. Hélice, el sauce, era el árbol del quinto mes, consagrado a la Triple Musa, cuya sacerdotisa lo utilizaba en todo tipo de brujería y magia acuática (véase 28.5). Parece ser que los jonios se subordinaron voluntariamente a ella.