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50. Asclepio

a. Corónide, hija de Flegias, rey de los lapitas y hermano de Ixión, vivía en las orillas del lago Beobes en Tesalia, donde ella solía lavarse los pies.1

b. Apolo se hizo su amante y cuando fue a Delfos para atender ciertos asuntos dejó un cuervo de plumaje blanco como la nieve para que la vigilara mientras él estaba ausente. Pero Corónide abrigaba desde hacía tiempo una pasión oculta por Isquis, el hijo arcadio de Elato, y le aceptó en su lecho, aunque ya estaba embarazada de Apolo. Pero, antes incluso de que el exaltado cuervo saliera volando hacia Delfos para informar del escándalo y ser elogiado por su vigilancia, Apolo ya había adivinado la infidelidad de Corónide y por tanto maldijo al cuervo por no haber arrancado los ojos a Isquis cuando se acercó a Corónide. Por obra de esta maldición, el cuervo se tornó negro, y todos sus descendientes han sido negros desde entonces.2

c. Cuando Apolo se quejó a su hermana Ártemis por la ofensa de que había sido objeto, ella se vengó disparando todas sus flechas contra Corónide. Después, observando su cadáver, Apolo se llenó de un sentimiento súbito de remordimiento, pero no pudo devolverle la vida. Su espíritu había descendido al Tártaro, su cadáver había sido puesto en la pira funeraria, sobre él se habían derramado los últimos perfumes y el fuego ya había sido encendido antes de que Apolo recobrara el buen juicio. Entonces acudió a Hermes, quien, a la luz de las llamas, arrancó al niño aún vivo de las entrañas de Corónide.3 Era un niño a quien Apolo dio el nombre de Asclepio, y lo llevó a la cueva del centauro Quirón para que le enseñara el arte de la medicina y el de la caza. En cuanto a Isquis, también llamado Quilo, algunos dicen que lo mató Zeus con su rayo, y otros que el mismo Apolo lo abatió de un flechazo.4

d. Sin embargo, los epidaurios cuentan una historia muy distinta. Dicen que Flegias, el padre de Corónide, fundador de la ciudad de ese nombre en la que reunió a los mejores guerreros de Grecia y vivió a costa de los botines de sus incursiones, llegó a Epidauro para reconocer el terreno y medir las fuerzas de sus habitantes; y que le acompañó su hija Corónide, la cual, sin él saberlo, había quedado encinta de Apolo. En el templo de Apolo en Epidauro, con ayuda de Ártemis y las Parcas, Corónide dio a luz un niño, a quien ella abandonó entonces en el monte Titión, ahora famoso por las virtudes medicinales de sus plantas. Allí Arestanas, un cabrero, notando que su perra y una de sus cabras ya no estaban con él, fue a buscarlas y las encontró amamantando por turnos a un niño. Estaba a punto de levantar a la criatura cuando una luz intensísima lo envolvió y lo detuvo. Sin querer intervenir en un misterio divino, se retiró piadosamente, dejando así a Asclepio bajo la protección de su padre Apolo.5

e. Asclepio, dicen los epidaurios, aprendió el arte de la curación de Apolo y de Quirón. Llegó a ser tan experto en cirugía y en el uso de drogas que se le reverencia como fundador de la medicina. No sólo curaba a los enfermos, sino que además Atenea le había dado dos frascos que contenían sangre de la gorgona Medusa: con la que había sido extraída de las venas de su costado izquierdo podía resucitar a los muertos, y con la extraída del lado derecho podía matar a alguien al instante. Otros dicen que Atenea y Asclepio se dividieron la sangre entre ellos: él la usó para salvar vidas, pero ella la empleó para destruir y provocar guerras. Atenea había dado anteriormente dos gotas de esta misma sangre a Erictonio, una para matar y la otra para curar, y ató los frascos a su cuerpo de serpiente con cintas doradas.6

f. Entre aquellos que resucitó Asclepio se encontraban Licurgo, Ca paneo y Tindáreo. No se sabe en qué ocasión Hades se quejó a Zeus de que alguien le estaba robando a sus súbditos, si fue antes de la resurrección de Tindáreo, la de Glauco, la de Hipólito o la de Orion. Lo único cierto es que Asclepio fue acusado de haberse dejado sobornar con oro, y que tanto él como su paciente fueron matador por el rayo de Zeus.7

g. Sin embargo, Zeus devolvió más tarde la vida a Asclepio, cumpliendo así una indiscreta profecía hecha por Evipe, la hija de Quirón, la cual había declarado que Asclepio se convertiría en dios, moriría y reasumiría la divinidad, renovando así dos veces su destino. La imagen de Asclepio sosteniendo una serpiente curativa fue colocada entre las estrellas por Zeus.8

h. Los mesenios afirman que Asclepio era natural de Trica, en Mesenia; los arcadios, que nació en Telpusa; y los tesalios, que era de la Trica tesaba. Los espartanos lo llaman Agnitas, porque han grabado su imagen en un tronco de sauce; y la gente de Sición le honra en forma de serpiente montada en un carro de muías. En Sición, su imagen sostiene en la mano izquierda una piñata de pistacho, pero en Epidauro la misma mano descansa sobre la cabeza de una serpiente; en ambos casos sostiene un cetro con la mano derecha.9

i. Asclepio era el padre de Podalirio y Macaón, los médicos que atendieron a los griegos durante el asedio de Troya y a la radiante Higía. Los latinos le llaman Esculapio, y los cretenses dicen que fue él, y no Poliido, quien devolvió la vida a Glauco, hijo de Minos, utilizando cierta hierba que le mostró una serpiente en una tumba.10

1. Este mito se refiere a la política eclesiástica de la Grecia septentrional, Atica y el Peloponeso: la supresión, en nombre de Apolo, de un culto médico prehelénico presidido por las sacerdotisas de la Luna en los santuarios oraculares de héroes locales reencarnados como serpientes, cuervos o cornejas. Entre sus nombres se hallaban los de Foroneo, que se puede identificar con el dios-cuervo celta Bran o Vron (véase 57.7); Erictonio, el de la cola de serpiente (véase 25.2); y Crono (véase 7.7), que es una forma de Corono («corneja» o «cuervo»), el nombre de otros dos reyes lapitas (véase 78.a). «Asclepio» («el siempre benévolo») debió de ser un título honorífico dado a todos los héroes médicos con el fin de obtener su benevolencia.

2. La diosa Atenea, patrona de este culto, no era considerada virgen originalmente, ya que el héroe muerto había sido tanto su hijo como su amante. Recibía el título de «Corónide» en virtud del cuervo o corneja oracular, y el de «Higía» por las muchas curaciones que practicó. Su panacea era el muérdago, ixias, una palabra con la que están estrechamente vinculados (véase 63.7) los nombres de Isquis («fuerza») e Ixión («nativo fuerte»). El muérdago de la Europa oriental es un parásito del roble y no del álamo o manzano, como lo es la variedad occidental. «Esculapio», la forma latina de Asclepio —que aparentemente significa «lo que cuelga del roble comestible», es decir, el muérdago—, puede muy bien ser el primero de los dos títulos. El muérdago era considerado como los genitales del roble, y cuando los druidas lo podaban ritualmente con una hoz dorada, estaban realizando en realidad una emasculación simbólica (véase 7.7). El jugo viscoso de sus bayas pasaba por ser el esperma del roble, un líquido con grandes virtudes regenerativas. Sir James Frazer ha señalado en su Golden Bough que Eneas visitó el Submundo llevando muérdago en su mano, manteniendo así el poder de retornar al mundo superior a voluntad. Es posible que la «cierta hierba» que Glauco arrancó de la tumba fuera también muérdago. Isquis, Asclepio, Ixión y Poliido son, de hecho, el mismo personaje mítico: personificaciones del poder curativo que se encuentra en los genitales desmembrados del héroe-roble sacrificado. «Quilo», otro nombre de Isquis, significa «jugo de una planta, o baya».

3. La distribución de sangre de la Gorgona a Asclepio y Erictonio por parte de Atenea sugiere que los rituales curativos realizados en este culto eran un secreto celosamente guardado por sacerdotisas, y cuya investigación estaba castigada con la muerte: la cabeza de Gorgona es un aviso formal a los intrusos (véase 73.5). Pero probablemente en estas ocasiones se dispensara la sangre del rey-roble sacrificado o del niño sustituto, así como jugo de muérdago.

4. Los mitógrafos de Apolo han hecho a su hermana Ártemis responsable del asesinato de Isquis. En realidad, originalmente era la misma diosa que Atenea, en cuyo honor el rey-roble encontraba la muerte. También han hecho de Zeus el destructor de Isquis y Asclepio con su rayo, y lo cierto es que todos los reyes-roble caían bajo el golpe del hacha doble, formalizado más tarde como rayo, y sus cadáveres se solían asar en una hoguera.

5. Apolo maldijo al cuervo, quemó a Corónide por sus amores ilegítimos con Isquis y reclamó a Asclepio como hijo suyo. Luego Quirón y él le enseñaron el arte de la curación. En otras palabras, los sacerdotes helénicos de Apolo fueron ayudados por sus aliados magnesios, los Centauros, enemigos hereditarios de los lapitas, a apoderarse de un oráculo-cuervo tesalio, con su héroe y todo, expulsarlo del colegio de sacerdotes de la Luna y suprimir el culto de la diosa. Apolo retuvo al cuervo o corneja robado como emblema de la adivinación, pero sus sacerdotes encontraron que la interpretación de los sueños era un método más sencillo y efectivo de diagnosticar las enfermedades de los pacientes que el enigmático graznido de este pájaro. Al mismo tiempo, el uso sagrado del muérdago fue interrumpido en Arcadia, Mesenia, Tesalia y Atenas; Isquis se convirtió en hijo del pino (Elato), no del roble: de ahí la piña que aparece en manos de la imagen de Asclepio en Sición. Había otra princesa lapita llamada Corónide a la que Butes, antecesor de los butadas atenienses, violó (véase 47.4).

6. La forma de serpiente de Asclepio, como la de Erictonio —a quien Atenea otorgó también el don de resucitar a los muertos con sangre de la Gorgona—, demuestra que se trataba de un héroe oracular, pero en su templo de Epidauro (Pausanias: ii.28.7) se guardaban varias serpientes domesticadas como símbolo de la renovación, porque las serpientes cambian la piel cada año (véase 160.7/). La perra que amamantó a Asclepio cuando el cabrero le aclamó como el rey recién nacido debió de ser Hécate, o Hécabe (véanse 31.3, 38.7, 134.7, 168.m y 7), y quizás para dar una explicación sobre esta perra con la que se le representa siempre, a Quirón se le ha hecho tutor suyo en el arte de la caza. Su otra madre adoptiva, la cabra, debe ser la Atenea-Cabra, en cuya égida se refugió Erictonio (véase 25.2). En verdad, si Asclepio tuvo originalmente un hermano mellizo —como Pellas fue amamantado por una yegua y Neleo por una perra (véase 68.<7)—, éste tuvo que ser Erictonio.

7. Atenea, cuando renació como hija leal y virgen del Zeus olímpico, tuvo que seguir el ejemplo de Apolo y repudiar al cuervo, anteriormente familiar suyo (véase 25.e).

8. El sauce era un árbol con grandes poderes mágicos lunares (véanse 28.5, 44.7 y 116.4), y la droga amarga preparada con su corteza sigue siendo un remedio específico contra el reumatismo, al que los espartanos estaban tan expuestos en sus húmedos valles. Pero las ramas de la variedad de sauce con que se asociaba al Asclepio espartano, a saber, la agnus castas, se esparcían en los lechos de las matronas en las Tesmoforias atenienses, un festival de la fertilidad (véase 48.7) supuestamente destinado a ahuyentar a las serpientes (Arriano: Historia de los animales ix.26), aunque en realidad era para estimular a las ánimas con forma de serpiente. Por tanto, es posible que los sacerdotes de Asclepio se especializaran en curar la esterilidad.

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